Calum

O n c e

Regresé al gimnasio con los pensamientos desbordando mi mente. En cuestión de minutos descubrí a Mawi vendiendo drogas a los estudiantes del campus; me topé con una mujer ebria que pronunciaba, casualmente, el nombre de mi madre con una voz impregnada de enojo; y a un hombre aparentemente decente que tal vez creía que con dinero podía reponer, de cierta manera, los perjuicios cometidos por los miembros de su familia. Todos estos hechos apuntando a una persona: Calum. Empezaba a pensar que los Weasley cargaban en su apellido el peso del caos. ¿Sería él una excepción?

—¡Por fin regresas! Estaba a punto de darme una crisis nerviosa —comentó Kenia apenas notó mi presencia de vuelta.

Harry estaba acompañado nuevamente por Mawi, quien conversaba con completa tranquilidad, como si nada hubiese ocurrido.

Al parecer el juego había terminado, proclamando a los Bull como vencedores del encuentro. Mi hermano, sus compañeros de equipo y toda la fanaticada de la BCU, celebraban.

—Lo siento, tuve un pequeño percance —me limité a decir.

—¿Me acompañas al baño?

Iba a responder la pregunta de Kenia cuando Lisa se apresuró en tomar la palabra.

—Yo voy contigo, estuve aguantándome las ganas durante todo este tiempo. No quería perderme ni una sola jugada.

Kenia asintió y la tomó del brazo, llevándola prácticamente a rastras. Sophie estaba con la vista puesta en la pantalla de su celular.

—Tengo que irme ya —avisó Mawi, palmeando la espalda de Harry.

—¿No irás a la celebración? —cuestionó Sophie, elevando la mirada.

—¿Cuál celebración? —pregunté de vuelta.

—No creerás que los chicos se irán a dormir, Parker. ¿O sí?

Entrecerré los ojos en dirección de la rubia y ella me abrazó de lado buscando evitar que me molestara por su tono sarcástico. Mawi y Harry rieron.

—Es una lástima que mi edad me impida disfrutar las cosas gloriosas de la vida —se lamentó el menor de los hermanos Weasley.

—Claro —ironicé en voz baja.

Lo decía el que a su corta edad había realizado más cosas ilícitas que todos nosotros juntos. Afortunadamente ninguno escuchó mi frase, así que finalmente él se marchó, dejándonos solos.

—Vamos a ir a comer y por unos tragos en un bar que está a unas cuantas calles —informó Kenia cuando regresaba con Lisa.

—Si hay comida, sí me apunto —respondí, sonriente.

—Qué glotona —se burló Lisa, negando con la cabeza.

Spencer se acercó a nosotros en compañía de Marc, Donnie, Jamie y Saúl, y percibimos la tensión cuando Harry se percató de la presencia de mi hermano.

Kenia se lanzó a los brazos de su novio, besándolo con fogosidad.

—Felicidades por el triunfo, jugaron de maravilla. En especial tú. —La mirada de Lisa recayó en Marc, quien se hallaba al lado de Spencer.

—Gracias, Lis, a pesar de todo aun tienes la capacidad de… —las palabras de mi hermano quedaron en el aire cuando Lisa lo miró de mala gana y Marc sonrió.

—Le hablaba a Marc, no a ti —aseveró la pelinegra, cortando su discurso.

Spencer desvió la mirada, volviendo a su semblante serio.

—La verdad es que todos estuvieron fantásticos, aunque me haya perdido la parte final del juego —mencioné, buscando ahuyentar la incomodidad generada.

Spencer se encogió de hombros.

—Bueno, vámonos —dijo y trazó el camino rumbo a la salida del gimnasio.

Saúl y Kenia le siguieron el paso, tomados de la mano y envueltos en su burbuja de amor. Sophie, Donnie y Harry imitaron la acción y Lisa y Marc reían sabrá Dios por qué. Jamie que, al igual que yo, era el único sin compañía, se me acercó.

—¿Parker, cierto? —me preguntó con simpatía y agradecí internamente que por fin alguien dijera mi nombre correctamente.

—Sí —repliqué, esbozando una diminuta sonrisa.

—Cuando Spencer dijo que su hermanita menor vendría a la universidad no pensé que fuera tan linda.

—¿No? Me parece extraño porque todos en mi familia heredamos el don de la belleza. Incluso Spencer.

—Bueno, como hombre no puedo apreciar la belleza de tu hermano de la misma manera en que lo haría con una mujer. Espero no me malinterpretes.

Lancé una risa al notar que me estaba siguiendo el juego.

—Y no solo eres linda físicamente, también tu risa lo es —recalcó él, provocando que me apenara.

—Y tú eres muy coqueto, supongo que ya te lo habían dicho —pronuncié, enarcando mis cejas.

—Si esa era una pregunta capciosa para saber si soy un experto casanova, te diré que te equivocas. Solo soy alguien directo que coquetea si la persona en cuestión de verdad me interesa —se justificó y me di cuenta de que ya estábamos en el estacionamiento.

—Bueno, en la fiesta de Calum ni siquiera intercambiamos palabras y ¿Ahora repentinamente te intereso?

—Repentinamente no porque esperé un tiempo prudente para acercarme. Que alguien no te demuestre desde el primer momento que le interesas no significa que no lo hagas. Podemos tener muchas personas interesadas secretamente en nosotros y tal vez nunca lo descubriremos —explicó su punto con tanta elocuencia que me fue difícil contrariar.

Yo misma era la prueba viviente de aquellas personas que te admiran en secreto y no te lo dicen.

—Parker, vas conmigo —Spencer interrumpió nuestra conversación, mostrando su faceta de hermano sobreprotector. O probablemente seguía de mal humor por Lisa.

Asentí y le sonreí a Jamie antes de subir en el auto de mi hermano. Como la mayoría de jugadores del equipo contaba con vehículo propio, solamente los dos fuimos en el suyo. Kenia se marchó con Saul, Lisa claramente prefirió ir con Marc y Sophie por lealtad a su hermano se fue en compañía de él, Donnie y Millie, quien se autoinvitó al plan.

En poco tiempo llegamos al lugar elegido por ellos y la mayoría de clientes eran estudiantes de la universidad. La música estaba a rebasar y las luces opacas le otorgaban privacidad a quienes estuvieran en plan de romance.



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En el texto hay: mafia, romance, secretos

Editado: 03.12.2024

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