La noche no era tan oscura como otras, y aun así era muy sombría. Quizás era un simple efecto del invernal viento, que comenzaba a recorrer a la ciudad, sin embargo. Daba la impresión de que algo oscuro y sombrío estaba sobre el lugar.
El laboratorio forense de Kayman era un lugar sombrío y gélido, con arquitectura gótica por el exterior, repleto de la más alta tecnología por dentro. Debido al escaso número de muertes no naturales en Kayman en los últimos tiempos, la mayoría de los residentes del lugar, habían optado por emigrar a otras ciudades, buscando mejores fuentes de trabajo.
El encargado del laboratorio era el Dr. Richards, un hombre maduro que recién pasaba de los treinta años, alto, corpulento de una abundante cabellera castaña, con ojos café claro.
En cierta forma el trabajo del Dr. Richards no era tan demandante, debido a los escasos crímenes en el lugar, era muy difícil que alguien le solicitara alguna autopsia en especial o incluso, la revisión de una escena del crimen.
Desde hace años, Kayman era un lugar tranquilo.
Es por aquella razón, que cuando le llevaron al Dr. Richards un cuerpo completamente desecho del torso y extremidades superiores, ¡pero con el rostro intacto! Para mejorar su identificación. Él se sorprendió.
-¿Dónde ponemos el cuerpo?
-En la mesa del centro oficial.
-Pareciera que el trabajo comienza a ir en aumento, ¿no?
-¿Por qué lo dice? en este mes solo ha habido dos cuerpos.
-Por eso lo digo, tenía años que no había dos muertos en tan poco tiempo.
-Hay ciudades en las que los cadáveres no dejan de fluir, la nuestra es una ciudad pacífica.
-En eso tiene razón. Y bueno se lo dejo doc. me retiro.
-Adelante.
El Dr. Richards procedió a buscar su grabadora, para documentar la autopsia, una vez que la tuvo comenzó a darle lectura al informe del policía.
“informe #334; hombre de unos 35 años, 1.80 caucásico, 72 kg. Causa de la muerte: desconocida. El cuerpo presenta múltiples lesiones en torso y extremidades superiores.
Una vez revisado el informe procedió a retirar la sabana del rostro del cadáver, pero se llevó una sorpresa.
-¡Pero que rayos!
El rostro del hombre que tenía en aquella mesa, le había causado una fuerte impresión al Dr. Richards.
Tras unos minutos de sobresalto, y unas cuantas pruebas. Procedió a tomar el teléfono.
…
…
-¡Diga!
-¡Wayne! Soy Richards.
-Vaya al fin hay un caso interesante en tu aburrido laboratorio, o te vas a contarme más de tu adorada psiquiatra, porque si es así no tengo tiempo.
-No. No te llame para contarte de ella, me acaban de traer un cuerpo.
-¿Un cuerpo? Hace dos semanas que me llamaste, para avisarme del cuerpo que te habían llevado que murió por envenenamiento te lo dije bien claro, no me importan los casos comunes. Llámame solamente cuando se te presento un caso digno de un detective con mi talento.
-El cuerpo que me acaban de traer, está completamente despedazado de la cintura para arriba, con excepción del rostro.
-Y supongo que concluiste, que tenemos un carnicero suelto ¿no es así?
-Bueno, sí; esa fue mi primera impresión.
-Eso podría ser que tu asesino, quería que se identificara fácilmente a la víctima, ahora me despido, llámame; si en verdad tienes algo interesante.
-¡Espera! ¡Hay algo más!
-Bien, te escucho.
-El hombre que tengo en este momento en la mesa de autopsia de mi laboratorio. Tiene exactamente el mismo rostro que el hombre al que le realice la autopsia hace 2 semanas.
-¿Me estás diciendo, que hace dos semanas mataron a un hombre, y ahora han asesinado a su gemelo?
-¡No!
-Entonces que es lo que me quieres decir.
-Realice unas cuantas pruebas preliminares y revise el informe del oficial. Estos dos hombres eran de la misma estatura, del mismo peso, exactamente los mismos rasgos. Y algo más ¡ambos tenían exactamente la misma cicatriz en el muslo derecho! Lo que te quiero decir es que ¡el hombre al que le estoy realizando la autopsia en este momento, es el mismo hombre al que le realice la autopsia hace dos semanas!
-¿No te estarás equivocando, y confundiéndolo con un gemelo?