DESOLACIÓN

El aire empezaba a faltarle en extremo a Naruto, estando en el despacho de la Quinta tras haber recibido tan nefasta noticia. No soportaba un instante más seguir allí. Pero al sujetar el picaporte de la puerta, sin voltear dijo con profunda tristeza y amargura: 
- Solo sé que si el Sabio Pervertido hubiese sido el Quinto Hokage nunca hubiera permitido que la abuela Tsunade corra esos riegos. Nunca 


 

Inmediatamente se alejó de ese sitio ya que no le apetecía seguir oyendo a nadie. Salió del edificio siendo perfectamente conciente de las múltiples miradas de los sapos ninjas y demás shinobis del edificio pero ya nada le importaba. Caminó en silencio mirando el suelo con las manos en los bolsillos arrastrando los pies. De golpe no sentía hambre ni frío ni nada. No tenía ánimos ni para respirar. Nunca se hubo imaginado que eso iba a suceder, ni en sus peores pesadillas. La abuela Tusnade era la culpable por dejarlo ir, por permitir que corriera menudo riesgo. Quería llorar, gritar de furia y frustración pero le resultaba imposible.


 

La repentina presencia de Sasuke a su lado lo motivo para detenerse y mirarlo. 
- Te dije que no te iba a dejar solo - le susurró él ninja emo
- Gracias - contestó y siguió su camino. 
Era perfectamente conciente de que Sasuke seguía a su lado y aunque sabía que él nada tenía que ver no podía sonreir, no podía hablarle ya que tenía un nudo en la garganta. Pero aún así sujetó con fuerza la mano izquierda del ninja emo sin dejar de caminar 
- Por favor...no te vayas...Sasuke...
- Nunca más lo haré 


 

Llegaron al departamento de Naruto y en silencio entraron. El ninja rubio se dirigió al cuarto y se tiró en la cama con la mente en blanco y la desolación en su alma. Sasuke limpió el lugar y le preparo un poco de comida pero Naruto no probó bocado ya que no sentia el estomago revuelto. Sasuke era quien mejor podía entender cómo se sentía. Ahora recién él podía comprender a su amigo cuando en el valle del fin de le dijo

"¡¿Qué puede entender alguien como tú que siempre estuvo solo?! ¡Duele porque hubo lazos!"

Cuánta verdad dijo su amigo aquella vez y él recién ahora podía entenderlo. El dolor era tan intenso que apenas podía respirar. No se imaginaba su futuro sin Jiraya, él fue más que un maestro, más bien fue como un abuelo. Boca abajo en su cama abrazado a la almohada solo podía ver las horas pasar. Sasuke se sentó a su lado, sintió el roce de su mano sobre su espalda y las lágrimas humedecieron su rostro. 
- Tenías razón Sasuke - dijo con voz de ultratumba - No podía entender tus sentimientos en el valle del fin. Duele porque hubo lazos, ahora lo entiendo.
- Entonces entiendes que no estuve solo porque tú siempre estuviste conmigo, nunca te rendiste ni me abandonaste pese a mi testarudez. 
- No me dejes Sasuke, no podría soportarlo...yo solo...
- Aquí estaré siempre


 

El dolor por la muerte de un ser querido no desaparece sino más bien se instala en las almas de las personas y dependiendo de la fortaleza individual de cada quién  puede causar graves consecuencias o fortalecer ayudando a construir un magnífico futuro. Cuando se siente tal apego hacia alguien no se puede ver más allá de lo visible. Quien confunde al amor con el apego buscará venganza tras la muerte de ese ser querido o simplemente dañará a quienes estén a su lado e intenten ayudarlo por la sensilla razón de estar cegado. 

 

Pero quién sabe que  nunca se muere en realidad porque la vida es una sola y eterna, el dolor deja pronto esa alma para dar paso a la alegría ya que la muerte en realidad no existe. Solo se cambia de estado. No obstante hay que pasar por el proceso de aceptación de ese cambio de estado que normalmente se conoce como duelo. Era el caso de Naruto,  pero al ninja rubio aquello le estaba costando más que cualquier otra cosa ya que la desolación empezaba a clavar sus tentáculos en su alma misma. 

 

Pasaron dos días y ninguno salió del departamento más que para lo necesario, el ninja rubio comía lo indispensable por exigencia de Sasuke quien lo cuidaba como si fuese un niño. Cuando todos dormían ambos salían a dar una vuelta bajo la luz de la luna para estar más tranquilos. Pero aquello empezaba a preocupar a Sasuke ya que sentia que su ayuda no era suficiente para Naruto. 
Una noche ambos se encontraban  sentados en un banco bajo la luz de un farol en silencio. Naruto miraba el suelo mientras las lágrimas humedecían su rostro. 

 

Sasuke lo abrazaba en un desesperado intento por consolarlo cuando apareció el maestro Iruka. Naruto inmediatamente se secó las lágrimas ya que no quería que nadie más que Sasuke lo vea llorar. Iruka intentó levantarle un poco el ánimo hablándole del pasado y los logros que habían obtenido hasta el momento. Naruto por cortesía le respondió pero la desolación seguía en su alma.
- Tienes suerte de tener a Sasuke a tu lado Naruto - finalizó Iruka 
- No es suerte - contestó Sasuke - Si estoy aquí a su lado es porque él trabajó arduamente sin rendirse para que esto sucediera. 
- Si, perdón. Es verdad 

 

Luego de unos momentos Iruka se fue y lo mismo hicieron los dos ninjas. Pero los días transcurrían iguales. Sasuke iba a verlo todos los días sintiendo una angustiosa impotencia al saber que no podia hacer nada para acabar con el dolor de quién tan importante era en su vida.

Esa tarde Sasuke entró al cuarto donde Naruto estaba, como de costumbre, en cama. La frustración del ninja emo era palpable pero Naruto no podía percatarse de ello debido al dolor intenso que sentía. 
- Naruto yo...siento que no estoy ayudandote - comenzó diciendo el ninja emo - No estoy logrando nada con mi presencia aquí y...

En ese instante la puerta sonó interrupiendolo. Naruto suspiró profundo porque intuía donde quería llegar Sasuke y dijo:
- Si que me ayudas, aunque no lo parezca y no intentes dejarme porque no te lo perdonaré nunca.
- Naruto...me desangra el alma verte así. Es una pérdida tan grande y tan dura la que padeces  que...no se qué hacer, qué decirte y eso...eso...me desangra por dentro - la puerta volvió a sonar - Será mejor que atiendas