¿Y qué dije yo?, ¿que me dirían las noticias? Sí, las dijeron.
—...sí Safira, eres "La futura guía". Eres la siguiente al mando.
Bueno, ahora si lo tomé a bien. Y me alegro.
Confirmó lo que yo pensaba.
—Serás la nueva jefa de la mafia, tu cargo será mucho mayor. Vuelvo a repetir, nosotros te ayudaremos. Para empezar, primero en poco tiempo será la gala —asiento despacio—. Segundo, tu nivel de entrenamiento será mayor ahora, tienes que estar preparada para lo que viene.
—¿Cuándo va a hacer la gala?
—En dos meses.
Bien.
—¿Y su casamiento?
—En una semana.
Bien... esperen...
—¿Qué? —esto es una broma.
—Una semana —asiento mirándolo sorprendida—. Entonces tendré que dejar el tema en manos de José, Stéfano y Lucas.
—¿Quién? —lo veo levantarse del sillón y camina a la puerta de la oficina.
—Lucas es quien te entrenará aparte —hace una pausa y me mira—. Un caso especial.
—Ajá —lo sigo y salgo cuando abre la puerta.
—Ahora ve con José que te está esperando.
—No sé que habrá querido decir con que un caso especial, pero supongo que no te enseñará a pelear, debe ser por los negocios o algo así —dice restándole importancia al asunto.
—Sólo pregunté por él y me contestó eso.
Estamos en la sala de entrenamiento.
Ya han pasado cuatro días de lo que me sucedió. Puedo volver a entrenar, no me quiero demorar más.
—¿Segura que quieres...?
—Sí, ya lo dije. Estoy muy bien quiero entrenar ya.
—Sí señorita Lombardi —levanto una ceja mirándolo de arriba a bajo—. Sabes que debo llamarte así, y en unos meses...
—¿Cómo? Seré la nueva jefa, estaré al mando.
—Mi futura jefa vas a hacer —lleva su brazos detrás de su espalda colocándose más recto.
Es su pose típica de que muestra poder.
—Exacto. Y... si estoy nerviosa, no sé que haré —niego dando vueltas por el lugar—. Es mucho lo que tengo que aceptar, es una gran responsabilidad. Debo esforzarme.
Esto será duro.
Paso todo el tiempo con José.
Stéfano no pudo venir. Dicen que está en un viaje de negocios en Rusia. Se ocupa él, por el motivo de que el señor Lombardi está ocupado para otras cosas.
Al otro día, Lucas me espera en la sala de reuniones, una parte alejada de la mansión.
—Señorita Lombardi, lo que aprenderá será los negocios.
—Ya lo sé —lo miro aburrida, sus ojos marrones me miran con burla.
¿Entonces que hago aquí?
—Pero no del todo. Hoy aprenderá trucos, habilidades y otras cosas más. Sencillo al final y difícil al principio —comienza a caminar alrededor mío.
—¿No es al revés? —pregunto obvia.
—Sencillo al final, difícil al principio. Si se graba eso, verá cómo lo asociará y entenderá todo esto, así no se confundirá. ¿Entendido?
Se coloca delante mío y señala unas hojas que hay en la mesa, que esta también es de vidrio, unas carpetas y un arma.
Lo miro sorprendida mientras me acerco.
Cinco horas después...
—...tu postura. Camina mejor, decidida, altanera. Titubeaste. Otra vez.
—Llevamos más de dieciocho intentos. ¿No puedo descansar? —suspiro frustrada y lo miro mal.
—Otra cosa, no hay descanso. Y no me mires así. Por más que hagas berrinches o muecas de súplica, no te servirá. Vamos o hacemos todo desde el inicio...
¡Me quiero ir!
Después de lo que Lucas me enseñó, voy con Clear.
Vi su vestido y es maravillosamente hermoso. Casi estilo sirena podría decirse. Le queda muy bien.
Ella está muy entusiasmada como nerviosa también. Es normal.
—¿Cómo va con el entrenamiento?... Safira.
—Perdón. ¿Qué decías? —sacudo la cabeza y la miro.
Niega entrecerrando los ojos.—Estás muy dispersa últimamente. ¿Qué pasa?
—No es nada —nada poco—. Tengo nervios por lo que vas casarte, el mando que recibiré y que le di una oportunidad a Stéfano y... —callo de inmediato al darme cuenta lo que dije.
—¿Son novios?
—Para qué mentir. Sí, lo somos.
—Me alegra y tranquiliza que hayas elegido al correcto
¿Cómo?
—Clear. Quiero que me digas por qué me dijiste esa vez que Sebastián... que me estaba metiendo en un problema, o algo así —me levanto acercándome a ella.
Las empleadas la ayudan a quitarse el vestido y le colocan la bata.
—Pueden retirarse chicas, yo me encargo. —las dos rubias hacen una pequeña inclinación a nosotras dos y salen de la habitación—. Tuvo un pasado muy oscuro. Su madre murió, nunca supe por qué. Él cambió un poco pero al darse cuenta que su padre no le demostraba demasiado afecto, pues... —toma aire y su mirada se vuelve melancólica y triste—, en ese tiempo, aún estaba el señor Ariel Lombardi, él lo crió y enseñó mucho. Cuando él murió, Sebastián ya había cambiado y no para bien. Y... y esa es toda la historia... por qué no vas con José o a caminar. Nos vemos.
Me empuja a la salida mientras ella desvía la mirada. A penas salgo, cierra la puerta fuerte.
¿Por qué actuó así? Raro.
No se que hacer. Estoy en mi habitación, sentada en la cama.
Miro la pequeña mesa que hay, y veo las hojas que sale lo que debo decir para el día de la gala.
Me pondré a repasar.
Desvío la mirada de las hojas y miro la hora, una y cuarenta de la madrugada. Bueno, ya me lo sé. Lo único que espero, es que no me quede dormida para el entrenamiento de mañana.
Termino de cambiarme y me acuesto. El sueño me reclama y quedo profundamente dormida.
"Se escucha mucho ruido del otro lado.
Las puertas se abren y los veo. Son todos los que pertenecen al grupo de mafiosos Lombardi.
No puedo entender lo que me dicen.
Empiezo a ver borroso y después se escuchan gritos. Hay disparos y una mujer grita.
Quiero moverme pero no puedo, todo es confuso.
Tocan mi hombro y aparece... ¿Sebastián?
—Buena suerte, Lombardi. Y que eso te enseñe a no haber cometido ese error.
¿Error?, ¿cuál?
Siento mis manos mojadas. Las levanto y veo que estoy manchada en sangre.
Susurros de todos lados llegan...
¿Por qué?...
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Editado: 31.03.2024