Cambio de Vida

Cáncer

Luego del diagnóstico de la enfermedad, el proceso a seguir era esclarecer el estadio – o avance – de la misma. A partir de ahí se determinaría el tipo de tratamiento que se llevaría a cabo. A través de una biopsia era posible observar con cuidado las características que presentaba el cáncer. Para clasificarlo, se toman en cuenta 3 factores:

  1. El tamaño del tumor.
  2. Nódulos (Nivel de propagación a los ganglios linfáticos cercanos).
  3. Metástasis (Afectación de otros órganos)

En el caso de Beatrice…

Ella estaba tan nerviosa como la primera vez que se hizo un Papanicolau. En aquel entonces, Antonio era su novio y sólo él había visto y tocado lo más íntimo de su cuerpo. Pensar en el hecho de que otro hombre – ajeno a su vida, además – la vería del mismo modo en el que Antonio lo había hecho, la llenaba de nervios y temores. Ella podía jurar ante Dios que sólo Antonio conocería toda su anatomía, y en ello no había ningún problema. Él era su primer amor después de todo. No obstante, ese tenebroso día llegó, y la experiencia no fue del todo agradable.

Tal como la primera vez.

Nervios… nervios… nervios… más nervios… dolores. 

Sin querer, pensaba en todo lo que pasaba por la mente del doctor (según ella). Por un corto momento, sintió vergüenza de sí misma, pues sentía que estaba traicionando al “amor de su vida”. Además, la inmensa pena de estar siendo observada por “alguien más” – que no era su novio – la mataba de nervios, ansiedad y de malos pensamientos…

Tal como la primera vez.

Luego, vinieron los dolores. El espéculo al entrar en su vagina le provocaba un dolor tal cual la estuviesen golpeando con furia en sus genitales. Eso, sin mencionar la incomodidad que sentía. Gracias a Dios que el proceso no duraba mucho tiempo, pues de lo contrario hubiese acabado con lágrimas en sus ojos y con las piernas temblorosas. 

Una vez finalizado el examen, Beatrice tuvo una pequeña molestia al volver a cerrar las piernas. Juró por lo más sagrado de su vida que no volvería a realizarse un examen como ese, empero, más temprano que tarde, terminó tragándose sus propias palabras. Al fin de cuentas, gracias a un Papanicolau se supo que tenía cáncer…

La biopsia consiste en introducir a través de la vagina, un pequeño instrumento en forma de lápiz alargado (cureta) para extraer parte del tejido del endometrio. Lo primero que se debe hacer es introducir un espéculo para mantener abiertas las paredes vaginales. Luego, con sumo cuidado, se introduce la cureta para recoger la muestra del tejido. Dicha muestra es enviada al laboratorio para su debido análisis y, finalmente, establecer la etapa en la que se encuentra la enfermedad.

A diferencia del primer Papanicolau, éste no fue tan doloroso. Sin embargo, la incomodidad fue muchísimo peor. Sentir que la abrían hasta más no poder fue muy extraño, pero lejos de ser un calvario. Quizás, todavía sentía extrema vergüenza al someterse a exámenes como esos y, por consiguiente, su cerebro no estaba enfocado en otra cosa que no fuera ello.

Eran importantes, sí, pero eran ese tipo de cosas las que la hacían desear haber nacido varón y no mujer. Ellos no sabrían nunca lo que es un Papanicolau o peor aún, una menstruación. Nunca comprenderían lo difícil que es buscar el sostén adecuado para las tetas, ni lo incómodo que es usarlos. Algunos, seguro ni siquiera saben lo que es una toalla sanitaria y la diferencia que existe entre las que tienen alas y las que no. Esas cosas que forman parte de la vida de toda mujer y que, en muchos casos, el hombre no tiene ni idea.

Tampoco les importa.

Los resultados de la biopsia estarían listos al cabo de dos horas.

Mientras tanto, Beatrice seguía especulando sobre su vida, sobre la vida de los hombres, sobre su pasado, su presente y su futuro. ¿Qué sería de su vida en unos 10 años? ¿Lograría vencer la ardua batalla contra el monstruo mortífero de su cuerpo? Probablemente no se había dado cuenta, pero su modo de ver las cosas había cambiado a gran velocidad. Tenía miedo y no era para menos. Aún seguía aterrada por la idea de tener que lidiar con semejante bestia que habitaba en su interior. El miedo y el pavor sobre las consecuencias del monstruo aún seguían ahí, llenándola de pesadillas por las noches, y de dolor por los días. Sin embargo, y de pronto, eso dejó de importar.

La muerte, tarde o temprano se la llevaría, y de nada serviría luchar contra algo que ha estado en su interior durante casi toda su vida. Independientemente de lo que intentara para vencer, el resultado siempre sería el mismo: Muerte.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.