Cambio Radical

Capítulo 47

 

Fui a mi oficina para recoger algunas cosas que me quedaban, Mauricio y Daniel se harían cargo de la constructora, al menos hasta que la bebé de Sara y Daniel nazca, después de eso Mauricio tendría que trabajar a solas por un tiempo.

 

Decidí delegarles mi empresa durante el embarazo de Victoria, quería estar con ella en todo momento y sobre todo ayudarla con el pequeño terremoto que tenemos en casa.

 

Nicolás ya caminaba por todos lados, hasta tuvimos que poner barandillas de seguridad en las escaleras y seguros en todas las puertas, le encantaba abrir cada puerta que encontraba y voltear todo en el interior.

 

Victoria y Sara estaban de un lado a otro con los últimos detalles de la boda religiosa, aunque nuestra boda civil había sido muy linda, nuestra boda religiosa iba a ser aún más hermosa.

 

Aunque ya vivíamos juntos y compartíamos todo desde hace mucho tiempo la idea de llevar ése papel de esposos me emociona bastante.

 

Samuel: Ana, cualquier cosa me llaman... estaré pendiente de todo ¿ok?- dije ordenando las cosas que me llevaría de la oficina.

 

Ana: claro que sí Samuel, pero no te preocupes... tu dedícate a cuidar de tu familia y sobre todo a consentir a Victoria, una mujer siempre necesita cariño, sobre todo si está embarazada.

 

Samuel: lo sé... y yo encantado de consentirla, por mí le daría todo- dije sonriendo.

 

Ana: ay por Dios... mejor me voy antes de empalagarme contigo- dijo riendo mientras salía de mi oficina. Negué sonriendo.

 

Ana abrió la puerta dejando ver a una Victoria muy triste, en cuanto me vio corrió a mis brazos y yo la abracé sin entender que ocurría.

 

Ana salió y cerró la puerta.

 

Samuel: ¿Qué pasa amor?- pregunté preocupado cuando comenzó a llorar.

 

Victoria: es que... Sara y yo... fuimos a buscar... mi vestido... pero...- dijo entre sollozos como una niña pequeña, yo la miraba tratando de entender lo que decía- no me quedó... estoy enorme- rompió a llorar de nuevo.

 

La miré con ternura y la abracé para después besar su frente.

 

Samuel: amor pero eso se puede solucionar...

 

Victoria: lo sé... tuvieron que aumentarle algunos centímetros... no entiendo como aumenté tanto si ni siquiera me ha crecido el vientre.

 

Samuel: pero unos centímetros no es nada Victoria...

 

Victoria: no, pero imagínate... en unos meses estaré enorme... súper gorda y ya no me vas a querer- lloró de nuevo y la abracé.

 

Samuel: eso es mentira, yo siempre te voy a amar bonita... ¿O tú dejarás de amarme cuando esté viejito y barrigón?

 

Victoria: viejito si... pero barrigón no dejaré que ocurra- reímos y besé sus labios para después limpiar las lágrimas que caían por sus mejillas.

 

Samuel: ya no llores amor... tu eres preciosa- ella sonrió- además tú cuerpo está cambiando porque necesita adaptarse para hacer lo más maravilloso del mundo... que es crear vida- cubrí su vientre con mi mano- la vida de nuestro hijo y yo te amo por eso y más.

 

Victoria: amor ya me hiciste llorar de nuevo- dijo limpiado sus lágrimas.

 

Reí y besé sus labios para después rodearla con mis brazos y relajarnos un poco en el sillón disfrutando el uno del otro.

 

El teléfono de mi oficina comenzó a sonar obligándome a levantar del cómodo sillón.

 

Samuel: ¿Hola?

 

Ana: Samuel... ya está aquí

 

Samuel: muy bien Ana, ya voy. Gracias

 

Colgué y Victoria me abrazó por la espalda.

 

Victoria: ¿A dónde vas?

 

Samuel: tengo una sorpresa para ti- me giré y rodeé su cintura hasta entrelazar mis dedos.

 

Victoria: ¿De verdad?- dijo sonriendo emocionada.

 

Samuel: si... bueno en realidad son dos, pero para la segunda tendrás que esperar hasta después de nuestra boda.

 

Victoria: ¿Tanto?- dijo haciendo puchero.

 

Samuel: falta sólo una semana amor- dije riendo.

 

Victoria: es mucho tiempo...

 

Samuel: lo siento... pero por ahora sólo puedo darte una de las sorpresas.

 

Victoria: está bien... entonces vamos.

 

Tomé mi saco y lo que quedaba en mi oficina y salimos tomados de la mano, nos despedimos de Ana y tomamos el ascensor para llegar hasta el estacionamiento.

 

Samuel: tengo que ir por tu sorpresa... ¿Puedes adelantarte a casa?

 

Victoria: ¿No puedo acompañarte?- me miró casi suplicando y utilice toda mi fuerza de voluntad para negarme.

 

Samuel: no bonita... no puedes ver a dónde voy, pero no tardo... - besé sus labios- voy por tu sorpresa... - beso- paso por Nicolás... - beso- y nos vemos en casa ¿Ok?

 

Victoria: ok... pido un taxi entonces- dijo buscando su celular en el bolso.

 

Samuel: no, creo que hay una de las camionetas disponibles... - un empleado trajo la camioneta y ayudé a subir a Victoria en el asiento del conductor- te veo en casa ¿Ok?- dije cuando cerré la puerta.

 

Victoria: ok monstruo... no tardes- besó mis labios y arrancó.

 

Una hora después llegamos a casa y Victoria salió a nuestro encuentro, así que apenas crucé la puerta ella nos encontró, claro que como siempre el primero en ser recibido a besos era Nico y cuando ese pequeño acaparador estaba satisfecho era mi turno.

 

Samuel: ¿Tuviste problemas con la camioneta?- dije cuando nos separamos.

 

Victoria: no... La verdad es que me encantó, deberías comprar una así... te verías muy guapo en ella - dijo coqueta y besó mi mejilla- pero fue extraño que llevara dos sillas para bebé en la parte trasera.

 



#4595 en Novela romántica

En el texto hay: familia, amor, padre

Editado: 06.07.2020

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