Camille

08


—¿Que haces aquí?

—Bueno, Franci que dijo que pasara por ustedes, ya que siente que no vendrán.

—¿Desde cuando eres el mandadero de mi hermana?

—Desde que comenzó el día. Hoy es su cumpleaños, y aun que no me da ni puta gracias tener que venir por ti, creo que por hoy podemos intentar llevarnos bien, por ella.

Kaleb rió, sarcástico.

—bueno, eso también hayas pensado el día del restaurante, cuando...

—No tengo tiempo para tus estupideces ¿vienen o no?. Todavía tengo que pasar por Ruth y no quiero llegar tarde y tener que escucharla reclamandome por la impuntualidad.

Kaleb me miró esperando a que yo dijera algo, pues aún no tenía decidido de sí iba a ir o no.

Bajo la mirada pesada de Delian, y la esperanzada de mi amigo, asentí incapazas de articular palabra.

—Bien, vamos.

—Alto, solo deja voy a cambiarme rápido. —me apresure a decir, saliendo casi corriendo. Escuché bufar a Delian y puedo jugar, que incluso rodó los ojos.

—¡Tienes 10 minutos Camille!

—Sí, ajá.

No demore mucho en buscar algo que ponerme. Siempre doblaba mi ropa de una forma que tuviera a mi alcance la que me gustaba más o que simplemente fuera más adecuada para salir.

Un pantalón de mezclilla oscuro y una blusa blanca lisa, fue lo que había escogido, sentí que era muy básico así que, como si ayudara de algo, me coloque un suéter tejido color lila.

Arregle un poco el delineado que me había hecho esta mañana y con las zapatilla es mi manos, baje las escaleras, deteniendo me justin en la puerta para ponermelas.

—¿Y tu a donde vas, y con el permiso de quien?—Mi abuela se endereza un poco del sillón, teniendo un mejor vistazo de mi.

—Yo le di el permiso mamá, deja que salga a divertirse. —Mi madre iba saliendo de la cocina con un bote lleno de palomitas, caminó hacia mi solo para darme unas cuantas advertencias. —No dejes tu bebida sola en ningún momento eh, y si te llegas a sentir incomoda o cualquier otra cosa, no dudes en llamarme. 
—Asentí, mamá se inclino un poco para darme un beso en la frente

—Diviertete mi niña.

—Gracias mamá —abrí la puerta cuando logré meterme la zapatilla, y salí casi corriendo cuando vi que ambos hermanos ya estaban arriba en el auto.

—Kaleb cuida a mi hija por favor.

—Sí señora, lo haré.

—Y Delian —este se inclino un poco, para poder ver mejor a mi mamá por la ventanilla del copiloto. —te la encargo a ti también.

—No se preocupe señora, estará bien.

A Ruth no le hizo ni la más mínima gracia el tener que irnos en el mismo auto. Su cara cambió a una de desagrado cuando nos vio, pero no dijo nada. Subió a la parte del copiloto saludandonos más afuerzas que de ganas, y mientras se retocaba su maquillaje, no dejaba de lanzarnos miradas mordaces cada vez que nuestras miradas de cruzaban.

Kaleb se removia algo incómodo en su asiento cada que sin querer el miraba al retrovisor, y como era de esperarse, se topaba con la mira afilada de la chica

El auto estaba en un silencio casi asfixiante, y digo casi por que la radio estaba en una estación con música un tanto alegre.

Seguimos por unas calles más hasta toparnos con una especie de colonia exclusiva.

Tras abrir las rejas parecía que habíamos dejado atrás Heus, con sus casas y tiendas que daban aires de antaño y nos adentrabamos a algo más moderno...

No podía dejar de admirar las cosas que dejábamos atras, eran grandes, casi inmensas. Tenía jardines muy bonitos afuera y no podía dejar de pensar en lo lindo y distribuido que podía estar adentro.

Cada casa tenía separaciones largas de las otras y tenían una fachada muy distinta. Me costaba imaginar como se podía llenar una espacio como ese.

El teléfono de Kaleb sono haciendo que deviara mi atención a él, alcanzando a ver que quien lo había llamado era uno los hermano Goeva: Jared.

—Pasamelo, rápido... Bueno, hola Señor Hard... Si, déjelos entrar viene conmigo

Delian miró por el retrovisor a su hermano, pero Kaleb no se inmutó. Al ver que no tenía la atención de este giro un poco sobre su asiento alternando la mirada al frente y nuevamente a su hermano

—No, no se preocupe, gracias. ¿Que?

—¿Es enserio Kaleb?

—¿Que? Ella me dejó

—Eres increíble, de verdad.— nuevamente se irguió en sus lugar, apretando los labios, como si estuviera conteniendose a decir algo más —Sí arruinan la...

—Despreocupate, crees que serían tan imbéciles para hacer algo que te hiciera enojar. Por la Diosa, literalmente están en la cueva del lobo. Relajate, solo vienen a divertirse con nosotros. ¿Cierto Cam?

Yo había tratado de parecer lo menos perseptible posible ante la discusión, y ahora ya hasta parecía coludida.

Me limite a solo asentir.

—Eso espero, Kaleb.

La casa de por sí era muy grande, y aun así, él lugar estaba que explotaba de gente.

Ahora entiendo por qué sus amigos la llevaron a comer antes, algo más íntimo.

En cuanto llegamos, Ruth se fue directo a un grupito de chicas que estaban en los jardines fronatales, fumando un poco de lo que a mi parecer era hierva.

Delian por otro lado entro con nosotros a la casa, pero no dio ni dos paso más cuando fue interceptado por el rubio del otra vez, edgar creo recordar.

—Hermano, por que tardaste tanto— Dijo este, mientras chocaba puños de una forma brusca y descuidada con el pelinegro. Sin duda ya estaba ebrio.

—Joder, Edgar, no llevas ni media hora aquí y ya estás hasta la mierda. ¿Te metiste algo?

—Aun no.— Segun el se acercó más a Delian, para tratar de formar privacidad, pero no lo logró. Me miró a mí de una forma descuidada, y luego callendo encuanta, volvió a mirarme. —¡Camila!

—Camille— Corrigió Delian

—Camille, si eso.— se abalanzó hacia mí atrapandome en un abrazo. Traté de no moverme mucho, pues su peso no era algo que mi cuerpo pudiera aguantar por mucho tiempo.



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En el texto hay: hombreslobo, romance, brujas

Editado: 21.01.2023

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