Quizás fuera un buen día para pensar en lo que sería su retiro.
para Dimitri Leone todo en su vida había sido lucha por permanecer de pie, o en lo que respecta: vivo en la industria en la que se destaca como uno de los mejores. La Mafia no traía nada bueno, aparte del dinero. claro que él no expresó en ningún momento sus inconformidades, sería algo fatal para así mismo. entre otras cosas, siempre salían problemas nuevos que debía resolver por sus propios medios.
- Señor, el jefe de policía nos informó que duplicaría el precio por su silencio - dijo la mano derecha de Dimitri, Abelardo bonetti - ¿Doy la orden?
-Que no dejen rastros, hagan que parezca un suicidio, y paguenle a otro cerdo(policía) para que cubra la embarcación- terminó Dimitri con rudeza
En su casa era donde ocurría la magia: las órdenes fuertes. La vida y la muerte puesta como un pequeño florero que necesita flores para no ser desechado como basura; basura que nunca existió pues borrada toda clase de pruebas que pudieron demostrar lo contrario, quedaría como aquello que "no tuvo existencia". Así mismo esta organización tenía el poder de hacer que nada ni nadie recordara la vida de quien se había decretado como "no persona, no objeto". De esta, manera muchos se iban para no volver y nadie se atrevía a preguntar qué pasó.
Abelardo cumplía cada una de las órdenes que se le imponía. Su contextura delgada y rejuvenecida cada vez más, no permitirá dejar ver lo crueles y deshumanos que sus pensamientos podían llegar a ser, aún así se caracterizaba por su lealtad impune.
- ¿Está dispuesto a dar su vida por la causa? - preguntó al policía corrupto.
- Por supuesto, pero hasta eso tiene un precio y usted sabe cuál es el mío - respondió con la mirada puesta en el maletín lleno de dinero que tenía enfrente.
Los esfuerzos que se hacen por mantener a flote los negocios van más allá de ellos mismos y Abelardo agradece cómo fue salvado por Dimitri en Italia; aún tenía memoria de aquel tiempo que tanto dolor le causó. Estaba en medio de una pelea de pandillas cuando fue herido; tendido en el suelo, casi desangrado vió aparecer un ángel que ordenaba a unos mortales metieran al moribundo al auto; después de eso fue tratado por los médicos personales del dueño de la mansión en la que estaba. Con su pecho vendado y la respiración corta se presentó ante su salvador para agradecerle, y desde entonces convertirse en la persona que más conocía a Dimitri, seguido de Robert Prodótis, quién lo crió luego de que murieron sus padres a los doce años, de los cuales era muy cercano. Lo involucró, también en el mundo de la mafia donde le enseñó que lo más importante es el dinero.
Editado: 30.04.2022