LEONOR.
Uno, dos, tres, cuatro… y así sucesivamente seguía contando.
Estaba a punto de tirar todo por la borda y mandar todo al caño. Mi paciencia es infinita pero al lado del tal Dorian se venía abajo.
El desgraciado solo frenaba cada nada para mirar si seguía detrás de él porque según piensa que voy a salir corriendo, no me cree capaz de terminar la búsqueda.
Lo peor; lo peor era que a cada nada saboteaba mis intentos de ser positiva con comentarios que me ponían a contar para que mi paciencia aguante hasta el final del juego.
Lo malo es que ni siquiera puedo cambiar de compañero y ahora me voy a quedar con él todo el campamento.
Para que se entienda mejor mi enojo comencemos con lo que ha estado sucediendo desde que me levanté.
Cuatro horas antes….
Mis ánimos no son tan buenos al despertar pero la positiva Leo sale a flote y no puedo estar más agradecida porque eso lo hace más fácil a la hora de salir de la cama.
Elegir mi atuendo es difícil, ya que no sé qué es lo que haremos realmente, así que me decido por un short negro y una camiseta color lila que tiene una letras enormes en medio: "Queen of everything", tenis color negro y una coleta alta con cuidado de que la cabellera pelirroja no se salga, la sujete muy bien.
Salí de inmediato al pasillo y no pude sentirme más afortunada cuando justo frente a mí apareció Dorian, venía del fondo. Supongo que por allí está su habitación.
—Es la de al lado—dice como si leyera mi mente. —Procura no pensar en voz alta—menciona.
—Buenos días para tí también—ignoro sus palabras y camino, con él junto a mí. — Vaya modales.
No dice nada y eso me molesta. Creo que solo dice algo cuando quiere dejarme en ridículo o cuando quiere contradecirme en algo. Porque en la cena de ayer, me di cuenta de que con otros ni habla.
Bajamos deprisa hacía el comedor y por desgracia ahora las mesas están acomodadas en parejas, maldigo internamente y me siento esperando a que sirvan el desayuno.
Quiero empezar cuanto antes con eso del Tesoro de la naturaleza y ganar. Me emociona saber que nuestro itinerario empezará hoy.
Mi desayuno llega pero el de Dorian, tarda un poco más. Desayunamos en silencio. Miro a mis lados buscando con la mirada a Jacke, pero no lo encuentro.
Supongo que está desayunando en el jardín, él dijo que le gusta el jardín.
A la que sí noto es a una mujer de tez morena, con cabello negro a dos mesas de nosotros; mirarme fijamente. Frunzo el ceño y le devuelvo la mirada pero ella de inmediato la aleja cuando Dorian observa a donde yo lo hacía.
—Estas muy callada.
—¿Quieres que hable? —inquirí, retorica.
Me inspeccionó un par de veces para luego negar. Bufé, es que este hombre es muy estresante.
—¿Entonces por qué mencionas que estoy muy callada? —pico la fresa para luego meterla en mi boca.
Veo como sigue mis movimientos con cuidado de no perderse nada, inmediatamente mis mejillas se colorean y aparto la mirada para que no se le ocurra decir nada estúpido.
—No es común en tí, estrellita—dice aclarándose la voz al escucharse demasiado ronca.
Mi apodo en su boca me hace crear un Click imaginaron en mi cabeza y recuerdo que ayer también me llamó así. ¿Será que sabe quién soy? ¿O es que solo quiere molestar? ¿O sospecha pero aún no está seguro?
Ayer ni siquiera me puse a pensar tanto en como me llamo, estaba preocupado por hoy, por el resto de la semana en donde lo voy a tener que soportar. Maldigo mi suerte pero bendigo la gran paciencia que tengo, así este hombre no acabará conmigo tan fácil como él se lo imagina.
—¿Por qué me llamas así? —pregunto haciéndome la tonta.
El sonríe de lado y toma de su jugo para ocultarlo pero… ¡Tarde! Ya lo ví y si su rostro es hermosos estando serio, con una sonrisa es ¡Magistral!.
Deshago de ese pensamiento y enarco una ceja para darle más énfasis, esperando su respuesta.
—¿No es así como te dicen? —pregunta distraído en el paisaje de afuera.
—¿Quienes? Yo no conozco a alguien que me llame así, excepto tú claro está.
—Mentir no se te da muy bien.
—¿O es que me pusiste ese sobrenombre y te da vergüenza admitirlo por lo que decides decir que hay personas que me llaman así? —pregunto ignorando su comentario mofándome de la situación.
Su rostro gira rápidamente en mi dirección entrecerrando sus oscuros ojos.
—¿A qué juega, señorita Vieira? —susurra cuando se acerca a mí sobre la mesa
Mierda.
Si me reconoció.
Me enderezo en mi silla y lo miro sería.
—¿Cómo? —pregunto con interés—Se supone que nadie de saber la identidad de ninguno de nosotros aqui.
—Tus ojos, gestos, cuerpo y actitud te delataron—se encoge de hombros.
—Tienes prohibido decir quién soy—amenazo con el tenedor en mi manos. —Aquí soy Claire.
—No es como si los demás no lo hubieran notado—farfulla por lo bajo pero dejo de darle importancia cuando Mila sube a la tarima, atrayendo la atención de todos.
—Buenos días a todos, seré breve porque hoy tenemos mucho que hacer y preparar—aclara viendo algo en su celular mientras habla a través del micrófono—. Empezamos a las nueve de la mañana…. —mueve sus cejas de manera sugerente.
Hace una señal con la mano y un hombre, con máscara dorada y vestido de negro aparece, en sus manos hay una cofre pequeño color negro con figuras doradas marcadas a su alrededor.
Mil toma el cofre entre sus manos y nos mira emocionada.
—Para aclarar todo; lo que haremos en el campamento será más como una competencia entre parejas—pasea la mirada por cada una de las mesas, hasta detenerse en la nuestra. —El premio está vez es diferente, por órdenes del dueño y creador de esto: eligió que el premio será conocerlo, como única oportunidad. —sonrió.
Mi yo curiosa celebraba en mi interior y si antes estaba entusiasmada ahora mucho más. Tenía que ganar esto.