Sabía de oídas que Eleanor Emerson era una mujer con mucho carácter pero también simpática y agradable, lo que no esperaba es que lo fuese tanto. Es literalmente la madre del grupo, ellos la quieren como tal y a ella no le molesta ni un poco que le digan mamá, casi parece disfrutarlo. En cuanto a mí, no me ha hecho de menos, me ha integrado en todas las conversaciones y me ha preguntado por mi propio recorrido profesional.
– Te veo pensativa. — me dice Abril al llegar a mi lado.
– Son una familia, mi hermano tiene una verdadera familia. — digo con un nudo en la garganta. — Lo envidio, quiero personas que me quieran de la misma forma incondicional, que me defiendan de la forma en que ellos defienden a mi hermano.
– Yo también les tengo envidia.
Abril es una mujer que ha luchado mucho para llegar donde está, sus padre murieron en un accidente de tráfico cuando ella tenía ocho años y pasó el resto de su vida en un orfanato, nunca nadie la adoptó ni su familia quiso hacerse cargo de ella. Cuando salió del orfanato consiguió una beca completa en una universidad y trabajaba al mismo tiempo que estudiaba. Empezó en lo más bajo de este trabajo, como una simple secretaria y poco a poco fue escalando hasta ser la mejor agente que conozco.
– ¿Crees que a mis padres les molestaría ver que él los prefiere a ellos como familia?
– Sinceramente creo que a tus padres no les importa nada, no más que no “deshonreís” su apellido. Mientras puedan seguir alardeando de vuestros méritos, el resto creo que les da igual.
– Se siente mal oírlo, pero una realidad. — resoplo cansada.
Abril tiene razón, a mis padres no les importa a quien consideremos amigo o familia, mientras en sus fiestas y reuniones puedan alardear de sus famosos hijos y de la maravillosa trayectoria que están siguiendo ambos, el resto les da igual. Mis padres tuvieron hijos para tener trofeos, objetos, no porque realmente quisiesen tener hijos. Y lo dejan bastante claro con sus acciones. Hace más de dos meses que no sé de ninguno de mis padres y ellos no parece que vayan a llamarme. Las veces que yo lo he intentado sus respectivas secretarias me han dicho que estaban muy ocupados, que llamase en otra ocasión. Siempre están ocupados, menos cuando nos necesitan para lucirnos.
– Tuve mala suerte con mis padres. — me encojo de hombros. — Vicens supo encontrar una nueva familia.
– Él fue por sus sueños Arlene, y encontró una familia. — sonríe. — Tuvo suerte, muchas bandas fingen ser unidos pero realmente solo son compañeros de trabajo. Tú hermano y los de la banda crearon un vínculo más fuerte.
– En verdad me alegro por él.
– Yo me alegraría por ti si te integrases un poco más, son buenos chicos Arlene. Ellos quieren que seas parte de esta gira, que te sientas parte de ellos.
– Pero, son la familia de Vicens, no quiero…
– No me estás quitando nada.
Me giro al escuchar la voz dura pero calmada de mi hermano. Vicens y yo somos parecidos, cabello castaño no muy oscuro, ojos miel y estatura ni muy altos ni muy bajos. Pero en personalidad podemos decir que somos bastante diferentes, yo soy la alocada, la que tiene una personalidad demasiado fuerte mientras que Vicens es tranquilo, muy sereno. Ahora, mi hermano es capaz de perder toda esa serenidad, lo vi plantarle cara a mis padres y lo vi golpear a ese reportero alemán, Blaz Neumann. No sé que le haría el reportero pero es la primera y única vez que he visto a mi hermano perder tanto los papeles como para golpear a alguien. De hecho, no he vuelto a escuchar nada sobre ese reportero, nada de nada. Es como si se hubiese esfumado.
– Pero siento como si lo estuviese haciendo.
– Te traje aquí, no solo para que no salieses de fiesta todas las noches. — resopla con cierta diversión. — Lo hice para que vieses lo que puedes tener, nosotros nos consideramos una gran familia, en la que también están incluidos sus hermanos y padres aunque nuestros padres mejor que se queden al margen.
– Pero por qué, nunca hemos sido una familia.
– Siempre te he querido como mi familia Arlene, eres la única de ella que merece la pena. Por la única que merece la pena luchar, y quiero luchar por nuestra relación. Quiero que seamos hermanos, ¿no lo quieres tú?
– Mentiría si dijese que no anhelo tener una relación más cercana.
– No huyas entonces, intégrate con nosotros. Déjame que te muestre porque me siento cómodo con ellos, déjame aprender de ti y aprende tu de mí. Conozcamonos en esta aventura.
– Me parece bien, intentemos conocernos. — mi hermano me sonríe, es en lo que más se parece a papá, en su sonrisa.
Él me da una última sonrisa mientras vuelve dentro con el resto de la banda, yo sigo disfrutando de las vistas del balcón del restaurante en el que estamos cenando esta noche después de tercer concierto en Francia. Eleanor ya no nos acompaña, volvió a Alemania a seguir trabajando.
Cuando me encuentro muy cansada, entro y me despido de ellos para ir a mi cuarto a descansar y a pensar en la conversación que he tenido con Vicens. Es la conversación más sincera que hemos tenido en mucho tiempo, diría que es la primera conversación sincera que alguna vez hemos tenido.
Me duermo pensando en como de diferente hubiese sido nuestra vida si nuestros padres hubiesen sabido ser padres. No digo que ellos se quisieran, su matrimonio estaba roto mucho antes de que nosotros llegásemos a sus vidas pero al menos podrían haber sido buenos padres, podrían habernos querido. Nosotros, aunque tenemos dinero, jamás hemos tenido padres. Eso es algo que la gente no comprende, si es cierto que nunca he pasado hambre, ni me ha faltado nada material, pero me ha faltado todo lo personal y sentimental. Nunca he sabido lo que es que tus padres te quieran, que se preocupen por mí, que se alegren de mis logros. Nada de eso, aunque Vicens y yo fuimos planeados, no somos hijos deseados. Somos hijos premio, como dice Abril, para enseñar, esa es nuestra única función.