☆♡ Canciones para Hayle Jones♡☆

Los milagros no existen

Éramos dos desastres intentando convertirnos en un milagro.

-Ron Israel.

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Mini maratón 1/2

🌌ASTRO WIDSON🌌

Desperté casi cuatro horas después, en una cama que no era la mía, y una habitación que no pertenecía al hotel donde me hospedaba, con un dolor de cabeza terrible y un regusto a whisky en el fondo de la garganta, que me hizo querer vomitar.

¿Qué carajos había hecho? 

No era capaz de recordar absolutamente nada de la noche anterior. 

Y a mi me asquea el alcohol... ¿Porqué apesto a él?

"Creo que me estoy enamorando... No lo conoces"

Claro, ahora comprendo esa necesidad de olvidar. 

La culpable de eso había sido Hayle y su cacao mental, que arrasa siempre con mi estabilidad emocional. 

Ahora sé por qué los huracanes llevan nombres de personas. 

—Mhmm....—sorprendido, miré a la hermosa muchacha que tenía a mi lado. Desprendía un calor agradable y solo estaba tapada de cintura hacia abajo. Su cabello era negro como el azabache y liso como una cascada.

—Mierda...—miré debajo de mis sábanas, percatándome de que yo solo vestía mis boxers. Suspiré de manera sonora y me levanté lentamente de la cama, intentando no despertar a la chica de cuyo nombre no era capaz de acordarme.—Esto me pasa por beber.

—¿As?—susurró una voz detrás de mi, en un dulce hilo de voz.—¿A donde vas? 

—Tengo que irme... Espera... ¿Brittani?—sorprendido, dejé de abrochar mi camiseta y la miré como si fuera una aparición.—¿Qué... haces aquí?

"Y...¿Qué hace en ropa interior?"

—Tu me llamaste.—concretó—Estabas borracho como una cuba y farfullabas algo de que te fuera a buscar, por que te habían roto "no se qué"

—¿Y por qué vas desnuda? Bri... yo no...

—Astro Widson, cierra esa boca estúpida que tienes y piensa. Solo voy en ropa interior.—dice en un tono autoritario que me hizo recordar a mi madre.—¿Recuerdas lo que te dije cuando me preguntaste quien me traía loca?

—Sí...

—¿Quién era?

—Gia Reinolds, la amiga de Hayle...

—¿Entonces? ¿Que te hace pensar que me voy a acostar contigo?— golpeó suavemente mi frente y sonrió con dulzura—No te ofendas, pero es que tampoco eres mi tipo de tío.

"Ahora recuerdo por que nos hicimos amigos de ella. Es como si fuera tu hermana mayor"

Wow, Brittani, eres cruel, has roto mi corazón.—fingí, limpiando una lágrima invisible de mi mejilla.

Ella rio con fuerzas y se puso su ropa, que debía costar un verdadero pastón.

—No, yo no te rompí el corazón. —dijo de repente.—Fue ella. 

Mi corazón dejó de latir por momentos y metí la corbata en la chaqueta lentamente.

—¿A quien te refieres?

—A aquella chica. La que seguiste recepción adentro.—tragué saliva y negué un poco con la cabeza, queriendo decirle que ella no era nadie para mí. Pero no podía. Mi cerebro había eliminado las palabras "no es nadie" de mí vocabulario.— Mira, As, no tengo cuatro años. Se nota que ella te trae loco porque se te cae la baba cada vez que me hablas de Hayle. Y porque tú nunca bebes. 

—Por su parte no hay nada.—Hablé en un murmullo, sin saber si me sentía molesto o dolido— Para ella no soy nada más que su gran amigo el cantante.

—Créeme que si eso fuese cierto, no habría dejado que te acercaras a ella. No la habrías ni olido.

Quise decirle que eso no era del todo cierto, puesto que de no haber sido por mis palabras, ella seguiría viéndome como una mosca cojonera.

—¿Sabías que hasta me odiaba?—reí con amargura, recordando todas y cada unas de las miradas asesinas que me echaba cuando aún éramos vecinos. O todo lo que hacía por evitar estar conmigo, porque parecía querer matarme.—Nunca le di motivos para ello. La primera vez que la vi fue... extraño. Ella parecía salvaje, como un lobo, dispuesta a atacar. Y aun así, fingió una sonrisa y aceptó ser mi "amiga".

—A ver, hay que decir que te imagino de niño, tan perfecto y obediente... que seguramente mi yo de ocho años te hubiese tirado piedras—comentó riendo levemente, rellenando la cafetera de café.


Sonreí, negando con la cabeza y rodé los ojos, divertido.

—Es más, ¿Quieres que te haga un favor?— dijo Bri, acercándose. La observé momentáneamente, percatandome de que su manera de andar era como la de un lince. Poderosa, admirable y ágil.

—Claro, ¿Por qué no? Total, ya nada puede salirme peor.—me encogí de hombros. Ella rio y se acercó a mí cuello.—¿Enserio?

—Sip. Cuando una mujer está enamorada y ve que lo que es suyo, ha sido marcado.... Creeme que se volverá loca.—Afirmó poniendo una mano en mi cuello. Cerré los ojos, esperándome el dolor que producía tener un chupetón.—Esto igual te duele.

Esto. No. Es. Nada. Exitante.

Bri era mi amiga, y no sentía ninguna atracción por ella. De echo era una de las pocas personas que realmente me agradaba.

Pero si esto iba a hacer que Hayle se pusiera celosa y me prestará atención... no me quedaba otra que tragarme la incomodidad.

La chica mordisqueó suavemente la piel de mi cuello, absorbiendola. Hice una pequeña mueca de dolor y mordí mi labio para no soltar ninguna grosería.

En mi cabeza se produjeron una cuantas imágenes sucesivas. Y todas ellas eran de Liet.

La primera vez que la vi, cuando pensé por primera vez que ella se veía como una rosa silvestre, de esas que quieres ir a coger por que es la más hermosa.

En su cumpleaños número dieciséis, cuando me descubrí sintiendo algo por ella que no se parecía en nada a la amistad o al odio.

Nuestro reencuentro después de dos años, cuando casi me besa sin ni siquiera reconocerme.

Nuestro primer beso....

Trago saliva al recordar como se nos había ido de las manos y casi acabamos acostandonos.




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