☆♡ Canciones para Hayle Jones♡☆

Esperanza

"El secreto está en dejarlo fluir y que, simplemente, ocurra"
-ANÓNIMO

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HAYLE JONES

-Sigo sin entender por qué cojones no me dijiste nada de lo que ocurría.-protestó Drew, entregándome una taza de café con leche condensada. Se sentó de golpe en el sofá chirriante y mientras suspiraba, encendió la chimenea eléctrica, a causa del frío invernal que hacía fuera.

-Hombre, decirte que una súper estrella es casi de mi familia, que estoy enamorada de él y que mi padre supuestamente "muerto", en realidad está vivito y coleando... No es nada fácil de contar.

Sorbí el líquido amargo, sintiendo como su calor desenredaba cada parte de mis nervios. Dejé escapar un gemido de satisfacción. Escondí mis largas piernas desnudas bajo mi camiseta de pijama y respiré muy muy hondo. Haberle contado mis problemas a Drew me había servido considerablemente para darme cuenta de una cosa.

Estoy jodida hasta las entrañas más oscuras de mi alma. Pero tengo solución. Aún hay esperanza para mí. O eso quiero esperar.

-Tienes razón- admitió la pelirroja sin mirarme- No debe ser fácil hablar de ello. Lo siento- se mordió el labio inferior con nerviosismo. - Pero... ¿Puedo preguntarte una cosa?

-Supongo que es lo menos que puedo hacer.

-¿De qué conoces realmente a Edgar Ashford?

Tragué saliva con dureza y respiré hondo, sintiendo cómo poco a poco me costaba respirar con normalidad.

- No sé cómo lo conocí, nunca quise hacerlo. Fui a la librería de su madre porque me agobié el día de la fiesta en el teatro. Y como me sentía tan... saturada, llamó a su hijo para que me llevase a la residencia. Eso es todo. - le sonreí con nerviosismo, sintiéndome incómoda - Luego comenzó a aparecer en todos lados a los que iba. Y cuando me dijo que estaba siempre cuando algo iba mal, porque era su deber protegerme... Ahí me harté y corté lazos con él.

- Hoy, ¿Verdad?

Asentí, cohibida. Mi comportamiento con Edgar había sido pésimo. Lo había insultado, acusado, humillado... y él solo, lo había soportado con un orgullo y una fuerza inmensa. Me siento tan estúpidamente hipócrita...

- Tengo una idea. - Drew caminó pasillo adentro, ignorando mi notable confusión. Cuando regresó, me entregó un folleto llamativo con dos palabras en negrita que ya conocía: LIBRERÍA CAPRICHOS - Esta es la fiesta que organizará mañana su madre para atraer más clientes. Cuélate y pídele disculpas a Ashford, es simple.

- No creo que sea necesario colarme. Él me invitó el viernes, antes de irme con Astro a París. - la pelirroja abrió la boca, alucinada. - Cierra la boca que entran moscas, Drew.

- Osea... Recapitulemos. Dos de los chicos más deseados de toda la universidad están detrás de tí, ¿Y tú me dices que cierre la boca? ¡Estás loca! - zarandeó mis hombros entre risas- Mañana irás a esa fiesta. Y me llevarás.

- ¿Yo? ¿Pero tú no odiabas a Edgar?

- Tú lo has dicho. Lo odiaba. He cambiado un poco de opinión en cuanto me has contado lo que pasó. - Su cabello color fuego ondeó libremente cuando volvió a sentarse de nuevo en el sofá. Tomó el mando de la tele y prendió el Netflix. - ¿Vemos Cazadores de Sombras?

- Di la verdad, tú lo que quieres es cotillear acerca de Ashford y yo. Y de paso echarle el ojo a alguno de sus amigos, que crees que no te conozco, señorita.

Drew profirió una fuerte carcajada que me contagió de buena gana sus maravillosas vibras.

- No sé, no sé. Tal vez sí, tal vez no. Nunca lo sabrás - eso me sacó una sonrisa gigantesca. Daba igual lo jodida que estuviera la situación, la chica que tenía sentada a mi lado siempre conseguiría sacarme una sonrisa. Incluso cuando la oscuridad amenazaba con engullir mi vida, como ahora.

Eso es lo que hacen las buenas amistades. Cuando estás con ellas, te olvidas de tus problemas aún contándoselos. Sabes que por muy bajo que caigas, esos buenos amigos siempre estarán para tí y tenderán sus manos y hasta sus pies solamente con la garantía de que saldrás de esa mala racha y estarás bien.

Es por eso mismo por lo que sé, que jamás perderé la esperanza en mí del todo si tengo a gente como ella en mi vida.

Amigos que me proporcionen luz, y no oscuridad.

- ¡Yo pienso que Astro se parece a Jace! - gritó cuando este apareció en pantalla.

- ¿Y Alec es Edgar?

- Que va, yo creo que Astro se mataría antes de tener a alguien como Ashford de parabatai. Imaginatelos, con lo mal que se llevan... -- nos miramos en silencio durante unos segundos y luego estallamos en carcajadas histéricas.

- ¡Tienes razón! Se acabarían pegando entre ellos en vez de con los demonios.

- Pagaría por ver eso, sinceramente.

- Yo creo que también.

- Nah, tú pagarías porque Astro te regalase una camisa de las suyas. Sudada y todo.

- ¡No seas asquerosa, Drew! - chillé riendo. Al ver que estaba dispuesta a seguir con su broma, le tiré un cojín que estampó directo en su cara.

- No te culpo chica, ¿Quién no querría una camiseta sudada y perfumada del gran Astro Widson? - se mordió el labio de manera exagerada y suspiró. Reí y volví a tirarle otro cojín que esta vez consiguió atrapar al vuelo.

- Yo no quiero una así, cochina. Si me la da tendrá que ser solamente perfumada y ya está. - Sonrojada, aparté la mirada. Nunca pensé que hablar de Astro con tanta soltura podría ser tan liberador.

- Aw, mírate, estás sonrojada por tu noviecito. Que adorable. - dijo con un tono meloso, como quien le habla a sus mascotas peluditas y achuchables.

- ¡Cállate! No volveré a contarte nada jamás. - tapé mi cara, la cual seguramente parecería un tomate de la huerta. - Esto es demasiado vergonzoso para mí, además de nuevo.

- ¿Nuevo? ¡Pero si es tu vecino de toda la vida!

- ¿Y qué?

- Si yo tuviera un vecino como el tuyo, me hubiese pasado media infancia y toda la adolescencia coladita por él, créeme.




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