A las 7:30 se levantó para arreglarse e irse a trabajar, sería la última vez que platicar a con sus alumnos, tenía toda la información que necesitaba en una bolsa negra, llevaba fotografías, y una grabadora, que había tomado de su casa ayer por la tarde, sin que se diera cuenta Daniel. Llevaba un vestido rosa palo hasta las rodillas, que le hacía notar su presencia. Su canario se le fue otorgado a uno de sus vecinos, sabía que estaba a salvo.
Se subió a su auto, un Ford Aspire 1993,negro. De camino a su trabajo se compró una ensalada de pollo y se fue directo a dar clases.
Sus alumnos esperaban ansiosos, algunos dudaban que fuera a trabajar, entonces escucharon el sonido de sus pasos, fuertes e imponentes.
—Tomen asiento, no hablen hasta que la función termine. —dijo con poco entusiasmo.
Todos tomaron asiento y sacaron su blog de notas, a la espera de nueva información.
—Me disculpo, no puede leer sus correos, pero cuando esto termine me lo dirán. Hoy la clase se extenderá a tres horas.
Tomó el proyector de imágenes y colocó la foto de una familia. Era una mujer mayor, de pelo negro corto con canas, sonreía a la cámara como los tres hijos que tenía aún lado, su marido se encontraba al fondo, era alto, blanco y pelo canoso. Todos tenía ropa fina.
—Este es el caso de los Easton. La familia que ven aquí fueron mi primer caso. Julia Costa Sousa, la madre, tiene 45 años. Las hijas Beborah Easton Sousa de 22 años, Patricia Easton Sousa de 21 años y el hijo menor Russell Easton Sousa de 19. Todos estudiaban en la misma universidad, becados, jóvenes con un futuro exitoso. El padre Robert Easton Edwards de 48 años, era taxista.
El 13 de julio del 2016, la policía de Virginia recibió una llamada de auxilio a las 3:15 a.m por parte de la hija mayor Patricia.
Les mostró la grabadora.
——Les mostraré la grabación.
Los estudiantes se acomodaron, algunos de inclinaron hacia enfrente para poder escuchar mejor.
Entonces comenzó la grabación.
—Hola, policía de Virginia ¿Cuál es la emergencia?
—por favor ayudenme! — habló una mujer desesperada— por favor
¿Cuál es el problema? ¿Como se llama?
Por favor, todo están —lloraba — tiene que ayudarme…
Deme su dirección…
4590 Pleasant Bar Knoll, Dovonshire Gardens V. A
La policía va para allá… ¿como se llama? ¿Esta herida?
Si, necesito ayuda, mis hermanos nos respiran y no puedo mover las piernas…
¿Cuál es su nombre? ¿Por qué no puede mover las piernas?
Me… Me llamo Patricia, tengo 22 años, mi.. Mi madre… —lloraba — dios mis hermanos… no se donde esta mi papá…
¿Qué ocurrió? ¿Quien los atacó?
Esta en la casa —susurró —volvió…
¿Quien ha vuelto patricia?
Mi madre… por favor ayúdeme, va a encontrarme…
La policía está por llegar, ¿donde se encuentra usted?
Estoy escondida en el armario…
Escuche
¡¡¡Ah!!!
¿Señorita?
Mamá no!!!!
Silencio. Se escuchó que tiraban el teléfono al suelo, aun no se había colgado. Solo se podían escuchar los gritos.
¡No! ¡Por favor mamá! ¡Basta! ¡Mamá! ¡No quiero morir! ¡Por favor!
Se escuchó un disparo y la comunicación se cortó.
Ese era el fin de la grabación. Los aprendices estaba atentos, tomaban notas.
—cuando la policía llegó encontraron a Patricia afuera del armario con una herida en su pierna derecha y un tiro en la coronilla de la cabeza que la mató. En el piso de arriba estaban los 3 cuerpos estaban en las recamaras, tenían un disparo en la cabeza. El Sr. Easton era la única persona que tenía más disparos, 7 en total. Los otros dos tenían un disparo en la cabeza. La madre había escapado, dos meses después del caso, recibimos otra llamada en Los Ángeles, los Johnson, una familia de cuatro personas, murieron después de llamar a la policía. —les mostró fotografías — era la misma arma, los mató en sus cuartos, sabíamos que era ella por que el padre tenía 7 disparos.
Se sentó. Los miro a todos por un momento y continuó con su discurso.
—Entonces fue que comencé a analizar todo detenidamente. La señora Easton había matado a su familia y a otra, lo que más llamó mi atención fueron los padres. De todos, ellos tenían más disparos. Así que me puse a investigar a los padres, descubrí que el señor Easton le era infiel con una tal Verónica González, así que tantos disparos representaron su frustración y enojo. Haber matado a sus hijos es lo que no podía entender, pero todo comenzó a tomar sentido cuando investigue al otro padre. Resulta que la Señora Easton trabajaba para ellos, y se enteró que el padre le era infiel a su esposa.