♡Cielo♡
— Cielo, ¿cuándo me vas a decir que sí, eh nena? –me pregunta por séptima vez Cris, un chico que no ha dejado de pretenderme, es muy guapo y uno de los mas fuerte de las manadas.
— Mira Cris, ¡entiéndelo! No.Me.Interesas, es verdad que me caes bien, pero ahora no estoy interesada en una relación amorosa. – me voy yendo a entrenar, cansada del acoso de éste chico.
— Cielo princesa – se acerca demasiado, y por su propio bien, espero que deje de hacerlo– hermosa Cielo –susurra cerca de mi oído--pronto vas a ser mía.
— Cris, por favor escoge a una de esas tantas chicas que andan detrás de ti ¿ok? Yo me largo, y no intentes nada. ¿Recuerdas lo que paso la última vez?– le digo media cabreada, la última vez ese golpe en la entrepierna fue bastante fuerte, a veces no soy capaz de controlar mi fuerza, mi madre me dice que aunque me marque un lobo que no sea mi alma gemela, eso no cambiara, él no será capaz de controlarme, por eso no he tenido una relación con ningún chico, pensar que puedo llegar a matarlo por un descuido. ¡No, no, no! Esperare al único amor destinado a mí, he pensado que debe ser un lobo muy fuerte, no es que pida mucho, pero sí, ¡quiero que sea así! valiente, inteligente, guapo, chistoso ¡siii eso es muy importante! Porque me gusta reír, pero también con carácter, y si no fuera mucho ya que estamos, que tenga una voz ronca y sexy.
— Esta bien me voy –escucho la voz de Cris, sacándome de mi momento feliz– espero no te arrepientas luego, porque debo encontrar una pareja, un dios griego como yo no puede andar solito –me mira con esa mirada que derrite a todas– no llores después si me ves con otra. –se va y me lanza un beso ¡que imbécil! Espero que mi lobo destinado no sea así.
Me voy a entrenar pero con cuidado, no puedo volver a herir a alguno de los chicos de nuevo.
Después de dos horas de un intensivo entrenamiento, que fue casi más de estrategia, planeamiento y cosas así, me voy a casa.
Al llegar a mi casa me ducho, bajo a cenar con mis padres, quienes están muy felices porque pronto nacerá mi nueva hermanita, a la que voy a adorar. Tengo pensado en leerle el cuento de Caperucita Roja, es mi favorito de niña, espero que el de ella igual, claro que en mi cuento no matan al lobo, sino que vive feliz para siempre siendo amigo de Caperucita.
— ¿Hija como estuvo tu día? –pregunta mi padre.
— Como siempre pero...
— Mmm ya veo te cuesta controlar tu fuerza... –me interrumpe mamá, quién con solo mirarme parece saber que voy a decir, es algo aterrador a veces.
— Si y mi ira...
— ¿Cris otra vez? – les mencioné que, ¿mi padre logra adivinar lo que voy a decir igual que mi madre? Eso es peor aún, no tengo para que hablar, ellos ya saben lo que voy a decir.
— Buenoooo sí.
— Mmm ya veo, ese chico se niega a aceptar tu negativa –comenta mi padre, medio pensativo– que bueno sería si tu amor destinado apareciera, ya sabes que es él único capaz de controlarte en caso de que...
— Papá, ya sé que es peligroso que suceda eso, y sabes que me controlo, pero cuando Cris esta cerca mío me desespera, se lo he dicho esperando que lo comprenda, y que me deje de acosar, pero no lo hace. –suspiro cansada.
— Hablare con sus padres...
— Por su bien espero que les haga caso...
— Hablando de otro tema –dice mi padre para olvidar el asunto de Cris– mi hermano esta entrenando a unos chicos humanos, mmm creo que son cuatro.
— ¿Tío Oliver? –pregunto.
— Sí, ¿acaso hay otro? –mi padre sonríe y yo le devuelvo la sonrisa– y uno de ellos es el hijo de un amigo de él, alguien a quien le debe la vida y mucho más, mejor dicho le debemos mucho.
— ¿Derek? –pregunta mamá.
— Si amor, yo lo conocí poco después de mi hermano, hace como veinte años, y para ser humano es un tremendo guerrero, muy fuerte. – se dirige a mí, ya que al parecer mamá lo conoce.
— Sí, es verdad a tu padre casi lo vence.
— ¡Hey, fue pura suerte!–se queja mi padre como niño chiquito.
— Mmm amor –mamá lo mira achicando los ojos.
— Está bien lo admito, es verdad, casi me vence. Su hijo debe ser igual, espero que los tengamos de visita pronto, claro que estos chicos humanos no saben lo que somos, todavía, por eso es el entrenamiento, sus padres lo pidieron, y siendo ellos conocidos nuestros, Oliver aceptó.
— ¿Y dónde los llevo el tío? –no es que me interese el chico, es un simple humano, pero por lo que dicen de su padre no debe de ser tan débil, mmm por que pienso en él.
— A las montañas del Este, los va a entrenar con otros guerreros, de ahí salen los mejores.
— Mi tío es el mejor en eso...
— Hey nena me vas a poner celoso, ¡yo soy tu padre por ende soy el mejor! –dice papá haciendo puchero.
— ¡Siii mi padre es el mejor, –digo fuerte y mi padre presumio su sonrisotallena de orgullo – pero mi tío también! – me mira feo y luego sonríe.
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Editado: 20.03.2023