♡Daniel♡
Con mis ojos aún cerrados, me doy la vuelta al lado izquierdo de la cama, y de seguro me encontraré con la pared, o fijo con el piso, ya que aquí en el campamento duermo en la parte de abajo de la litera, y nunca recuerdo el lado de la pared. Luego me giro hacia el otro lado, y no pasa nada, ¿Qué raro que no me halla caído? Además siento que la cama en la que estoy acostado es blanda, abro los ojos encontrándome en medio de una gran habitación, de paredes azules. ¡Estoy en mi cama! ¡En mi habitación! Grito en mi mente feliz, hago el intento de levantarme pero luego me arrepiento queriendo dormir un poquito más, dulce cielo, eso es lo que es ésta cama.
Cierro los ojos nuevamente tapándome hasta la barbilla con el edredón color gris, aspirando la fragancia que este desprende, en eso me pierdo y no soy consciente de la llegada de alguien a mi habitación.
— ¡Buenos días mi bebé! Y olvídate de insistir en que ya no lo eres, porque para mí siempre lo serás.–abró los ojos de golpe, y miro a mi mamá, quien se a acercado al lado de la cama, mirándome con amor desde su metro setenta de estatura, yo le sonrío y niego con la cabeza.– hoy hace un día precioso, así es que levantate por que iremos al Spa, para que hagan algo con tu pobre piel.
— Mamá, papá quiere que lo vea en las oficinas, no puedo...
— No, no y no. Después de ir al spa, si quieres te vas a ver al gruñón de tu padre, ahora mi bebé, dejame consentirte ¿si? Lo necesitas. –me mira con esos ojos mieles a los que no se le puede negar nada y asiento.
— Esta bien mamá, te acompañaré.
— Te espero abajo. –se aleja sonriente y feliz por haber logrado que yo aceptase que me llevara al Spa Resort, del cual es la propietaria.
Media hora después ya estamos en el Spa, los empleados se deshacen en halagos para mi madre. Algo que ella merece totalmente, porque es muy buena jefa. Y nos atienden muy bien.
Por otro lado las chicas me quedan viendo de una manera que da miedo, como si quisieran comerme.
No puedo negar que extrañaba un día en el spa, ¡Esto se siente increíble! Mi madre me a consentido igual que antes de irme de viaje, sigue diciéndome "mi pequeño, mi bebé" pero bueno es mi madre y a ella se le está permitido. ¡La adoro!
— ¡Ven amor, mírate! Ahora sí.– una vez listo, y vestido, mamá me pone frente a un espejo de cuerpo entero– lo único malo, es que ese sol te quemo un poco la piel, pero el bronceado te queda muy bien... mi pobre bebé –agarra mis mejillas mirándome fijamente un poco triste– ¿te maltrataron mucho?
Bueno si me lo hubiera preguntado unos cuatro meses atrás le hubiera dicho que si, pero ahora.
— No mamá, ya te lo dije. –pego un salto, y observo a la chica que paso por mi lado, la cual disimuladamente le dio un buen agarrón a mi trasero, esto da miedo– mamá, ¿nos vamos? –le pregunto, me ponen nervioso las mujeres de aquí.
Al final mi madre acepto irse a regañadientes, ¡Por fin nos vamos a casa!
Me arreglo para ir a la empresa ya que prometí a mi padre ir. Me subo a mí... ¡sí! ¡Por fin estoy con mi Ferrari Rojo!
Esto no a cambiado sigue siendo, ¡el amor de mi vida!
No existe la mujer que me haga dejar, ¡de amarlo!
Manejo sintiendo la adrenalina corriendo por mis venas y es lo máximo, miro por el espejo retrovisor, dos autos vienen tras de mí, sé muy bien quienes son.
Cuando llegó estaciono a mi bebé, saludo a los empleados de la entrada del edificio, y me miran sorprendidos, ¿Es qué acaso nunca, los salude antes?
Me dirijo al ascensor de presidencia, presiono el botón, el ascensor se abre y entro.
La secretaria de mi padre( la cual debe tener unos 25 o 27 años mas o menos), me saluda y yo le correspondo con una sonrisa, ella se sonroja, 《¡diablos! La mayoría de las mujeres se sonrojan cuando les sonrió, ¡creo que vuelvo a ser sexy!》
La secretaria me dice que siga a la oficina porque mi padre esta impaciente por verme, la miro por unos segundos más, y luego decido irme antes que esta mujer se incendie.
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Editado: 20.03.2023