♡Daniel♡
— Hijo, te presento a Aida Estévez, ella sera tu asistente. Desde hoy estará encargada de informarte todo lo concerniente a la empresa. –《¡Ahora sí que mi padre se volvió loco! Definitivamente, esta chica parece que hubiese salido de una revista de moda, aunque mucho mas voluptuosa de ciertas partes que es imposible no mirar. Aida me mira como siempre, siii yo ya la conocía pero, nunca paso nada, aunque ella siempre me miraba como si yo fuera algún tipo de chocolate, o un premio》
De repente salgo de mis pensamientos cuando escuchó que mi padre dice.
— Aida, el es Daniel Belmonte Doménech, mi hijo.
— Es un placer conocerlo Señor Belmonte Doménech. –la muy granuja me tiende la mano, yo dudo y luego asiento dándosela. Esta mujer siempre tiene la mano muy caliente, quito mi mano de la suya porque al parecer no quiere soltarla.
— Lo mismo digo Señorita Estévez.
— Bueno hijo, que te parece si tu asistente te muestra tu oficina. Cuando llame tu hermana me comunico contigo. –quería decirle ¡¡Noooo!! Pero no podía, así es que acepté.
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La señorita Estévez me guió hacia una oficina que se notaba recién amoblada, no era la misma que tenía antes cuando venía de vez en cuando a la empresa, ésta era mas amplia casi igual a la que tiene mi hermana.
Una vez allí adentro escucho la puerta cerrarse tras de mí, con un clic que me alertaba que nadie nos molestaría.
— Vaya, vaya quien iba a decir que iba terminar siendo tu asistente corderillo... –¡claro, el tonto mote que ella siempre usaba conmigo!
— Muy astuta no Aida, ¡¿qué haces aquí?! –la miro enojado, ella a sido una pesadilla en mi vida, una acosadora de lo peor, hasta a intentado violarme ¡cosa que no logró nunca! ¡Por Dios! De todas las asistentes, ¿me tenía que tocar justo ella?
— Oh Daniel, por fin muestras esa parte varonil tuya, ya pensaba yo que tal vez...tal vez no te gustaban las mujeres.
— ¡No cambies de tema y responde!
— No te exaltes cariño, que te pueden salir arrugas –toco mi cara solo por preucación, no es que le crea que me vayan a salir arrugas, mientras ella se acerca sonriendo, pasa su mano desde mi hombro hasta mi pecho bajándola peligrosamente hasta mi lugar íntimo, le alcanzo la mano antes de que llegue allí, sujetándosela con fuerza, pero no la suficiente como para dañarla.
— No lo vuelvas a hacer Aida, porque no respondo de mí, ya no soy el mismo –le advierto mirándola furioso, y sin soltar el agarre de su mano. Ella se queda quieta analizando la situación, la conozco, algo debe querer casi siempre es dinero, ¿será lo mismo esta vez?
— Esta bien corderillo –alzo una ceja incitándola a que vuelva a nombrarme por el mote– ¡ok! Daniel, mira necesito el trabajo ¿entiendes? –esto si que es nuevo, sobretodo viniendo de ella. Se aleja soltándose de mi agarre– mis padres y los tuyos se conocen, de ahí la propuesta de trabajo, por eso estoy aquí. Juro que no sabía que era contigo con quien tendría que trabajar pero, tampoco es que me ponga triste, ¿y lo sabes no?
— ¿En serio? ¿Tú trabajando? –me burló de ella.
— Lo mismo digo, ¿en serio Daniel, tú trabajando? Jajaja y yo pensando que eras alérgico o algo así, jamás lo hubiera imaginado, siempre pensé que lo tuyo eran los viajes, el spa, de tu mami ¡Increíble! El niñito mimado ¡¿trabajando?! –la miro serio apretando mi mandíbula, ¿alérgico, yo? ¡Que se ha creído!bueno era cierto eso que después de estudiar, no trabajaba y viajaba, estaba en estado de ¡reconocimiento a mí mismo! ¡Es un derecho que todos tenemos después de quemarnos las neuronas estudiando! Algo así como vacaciones para el excesivo trabajo de mi inteligencia, mi madre lo comprendió, y apoyo. Pero tampoco le daría explicaciones de mi vida a Aida.
— Esta bien, si lo que quieres es eso, entonces limitate a hacerlo bien, porque o sino lamentablemente tendré que prescindir de tus servicios de asistente. ¿Estamos de acuerdo? –paso por su lado y me siento en la silla de mi escritorio.
— Como quieras cord... Daniel – responde- tú te lo pierdes...por el momento.
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En la tarde mi hermana llamo para decir que el trato se cerro con éxito, eso yo ya lo sabía, luego hablamos para ponernos al día.
Los días que siguieron a ese, mi muy atenta asistente, no dejaba pasar oportunidad para acosarme cuando estábamos a solas, pero eso terminaría luego, porque como mi padre se había
comprometido que toda la familia iría a pasar una temporada con unos amigos suyos, una vez cerrado el trato, y gracias al cielo que Aida "no era parte de la familia" le tocaría quedarse en la oficina, también hay que reconocer que hace muy bien su trabajo, cuando no me acosa claro.
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Editado: 20.03.2023