René se encontraba encima de Darian. Ambos estaban desnudos y ella se recostó en su pecho; él comenzó a acariciarle el cabello.
–No me canso de decirte cuanto me encanta tu cabello, nunca te lo cortes.
Ella se echó a reír–No te pongas exigente cariño.
Alcanzó la copa de champan y se la bebió de un tirón. Estaban en la suit que él había comprado para ella, había sido un regalo ostentoso, sin embargo decidió aceptarlo.
–Soy feliz así, contigo.
–De cierta forma, yo también, solo no imagines un futuro juntos ni nada por el estilo.
–¿Por qué René?
–Porque tú eres musulmán y yo reo en una fuerza superior. No puedo aceptarte otras esposas y tú no puedes renunciar al Islam. Tú deseas tener hijos y yo no deseo mocosos que vengan a atormentarme la vida. Así que es mejor que seamos conscientes que esta “relación” no va para ningún lado.
Él suspiró–No hablemos de eso ahora. Encenderé la TV.
En ese momento sonó el teléfono de René. Era Roxanne.
“Estamos presenciando un incendio…”
–René…–escuchó que sollozó su amiga. De inmediato se puso alerta. Roxanne jamás lloraba.
–Roxanne… ¿Qué pasó?
–Box R…
En ese momento vio la TV. El edificio de la revista estaba en llamas.
¡Gente! Muchas gracias por leer y por esperarme. Esta pequeña trilogía es un relajante para mí, espero verlos en mis otras historias. Les mando un abrazo gigante.