Hana
Salgo del estudio necesitando aire puro para respirar, es difícil aguantar las ganas de beber y fumar cuando todos a tu alrededor lo hacen, miro mi reloj y doy un largo suspiro necesitando irme ya a casa, mi conversación con Ares en la mañana no fue como yo esperaba, sabía que sería difícil, pero no tanto, además, no puedo sacarme de la cabeza la forma en que besaba a su secretaria, con rabia paso las manos por mi rostro y entonces vuelvo a entrar al estudio en donde el fotógrafo sonríe al verme, pero lo ignoro y tomo asiento al lado de una de mis amigas y una de las mejores modelos de la revista.
—Has estado distraída —comenta encendiendo un cigarrillo frente a mí, aparto la vista y miro mi reflejo en el espejo —¿qué sucede Hana? La última fiesta a la que fuiste fue esa de hace un mes y no te hemos visto más, hoy vienes, te haces las fotos, pero no fuiste la modelo que siempre vemos.
—En esa fiesta
—Vi cuando te fuiste de esa fiesta y no lo hiciste sola —me sonríe, el humo del cigarro me hace apretar los dientes —ese hombre, ese que siempre te pone nerviosa —ríe —Ares —saborea cada letra —no está nada mal y entiendo ahora por qué siempre te ponías tan nerviosa cuando le veías.
—Estoy embarazada de Ares —suelto de la nada mirando sus ojos, su cigarrillo queda a medio camino cuando iba a llevarlo a la boca —ese día tuvimos sexo, no nos cuidamos y ahora estoy embarazada, no he hecho más fiestas ni ido a ninguna porque estoy luchando contra las drogas Ariana, quiero tener al bebé y quiero estar limpia —al instante ella apaga el cigarrillo.
—Lo siento
—Aunque no lo creas —sonrío —la idea de ser madre me gusta
—Serás la mejor de las madres Hana
—Soy una adicta
—Eras —una de sus manos se coloca sobre mi hombro —ya no más y desde hoy tus amigos te ayudaremos —Ariana se levanta de su asiento y grita a todos por atención, sonrío cuando dice que a partir de hoy los cigarrillos quedan prohibidos en el estudio, a ella le harán caso, no es en vano la hija del jefe.
Mi teléfono suena y leo el mensaje que recibo de Ángelo, un escalofrío recorre todo mi cuerpo cuando leo las palabras en donde me dice que Ares está en un hospital bastante golpeado.
—Fuiste tú ¿verdad? —acuso a mi padre entrando en su despacho, me mira a través de sus gafas y bufa
—hija, sé más específica
—Ares está en el hospital papá —pongo mis manos sobre la mesa —fuiste tú
—No te alteres, no le hace bien al bebé, en cuando a Ares, solo hablé con él para ver cuando era la boda —maldigo en voz alta y paso las manos por mi rostro, tomo asiento frente a él
—¿Tanto me odias que quieres verme casada con alguien a quien no amo? —él retira las gafas de su rostro —Ares no quiere una boda papá, no quiere hijos
—Pero tú si
—No lo necesito para ser madre, ¿hasta cuando vas a estar interfiriendo en mi vida?
—Te amo Hana y todo lo que hago es por tu felicidad —suelto una carcajada —es la verdad
—Si me amaras tú
—Fue duro ver las críticas —me interrumpe rápido —saliste en todas las revistas, me dolió lo que decían cuando Isaac se casó con otra Hana, ¿crees que quiero ver eso de nuevo? ¿Sabes las cosas que dirían de ti cuando sepan que estás embarazada y soltera?
—Puedo con ello
—Dime ¿qué he hecho mal? —me mira con dolor —cuando tu madre se fue y nos dejó comprendí que eras todo lo que tenía —él suspira y deja de mirarme —dime Hana, ¿te faltó amor? —no respondo, pero la respuesta ambos lo sabemos —siempre estaba en casa, ni siquiera necesitaba niñeras, yo era quien te daba de comer, quien te dormía, yo era quien jugaba contigo todos los días —mis ojos se llenan de lágrimas —te di todo, cada cosa que querías por costosa o rara que fuera te la daba, cada lujo, no te faltó nada, no te faltó amor —él mira mis ojos —¿pero qué hiciste tú? Dejaste la universidad, te convertiste en modelo, comenzaste a drogarte, a irte a la cama con cualquiera
—Es mi vida
—Si, ¡lo es! —él me grita poniéndose de pie —y nunca te he castigado ni pegado, ahora me arrepiento —mis lágrimas salen —¿crees que un padre quiere ver a su hija drogada o teniendo sexo con desconocidos y saliendo en revistas de chismes? No Hana, no, por eso quería casarte con Isaac, él te haría cambiar, pero no se pudo, ahora ese bebé —me señala —soy feliz de que esté porque quiero que cambies y si tengo que casarte a las malas con el padre de ese bebé lo haré para que no sufras más ataques de la prensa
—Papá
—Me arrepiento de como te crié —Stefano camina hacia la puerta —pero si ahora puedo cambiar tu vida lo haré, ya tuviste muchos años de libertad Hana, ya casi llegas a los 30 por Dios, ahora manejaré tu vida a mi antojo con tal de verte sana, bien y viva porque la vida que llevabas antes, solo te iba a matar, ahora, tomaré las decisiones por ti —mi padre sale dejándome sola y dejándome claro lo decepcionado que está de mí.
En cuanto escucho el timbre de la puerta corro hacia esta, al abrir solo abrazo a la persona que ha llegado, necesitaba estar acompañada, la soledad nunca es buena cuando estás triste y él siempre está dispuesto a ayudarme, solo le envié un mensaje y aquí está minutos después abrazándome con fuerza sabiendo que es todo lo que necesito.
—¿Estás bien? —sus manos van a mi rostro cuando acaba el abrazo
—Me he dado cuenta hoy de que soy una persona horrible —él niega, pero mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas
—No digas eso Hana
—Eres el único que piensa lo contrario
—Entonces soy el único que te conoce —sus manos acarician mi rostro con ternura
—Gracias por venir —me separo de él un poco y camino hacia el sofá en donde estaba —¿sabes que es lo peor? Ares me odia, cree que planee todo, el embarazo y la boda
—¿De verdad te preocupa tanto lo que él piensa? —lo miro desde mi lugar
—Solo digo que
—¿Estás enamorada de él? —niego con lentitud —siempre te ha gustado Hana —sonríe —siempre he visto tus miradas hacia él
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Editado: 16.10.2024