Hana
El silencio en la oficina de mi padre me aturde, no sé por qué él quería vernos, pero aquí estamos Ares y yo sentados a menos de medio metro de distancia esperando a papá, no le hablo y él a mí menos, desde ayer me ignora, no era lo que quería cuando quise darle celos con Marco, pero bueno, es lo que surgió aunque una vez más me demostró que siente celos, miro mi reloj con discreción sabiendo que en pocas horas Marco estará aquí acomodándose en mi oficina en donde estará algunos días de la semana.
—¿Sabes por qué papá nos quiere ver a ambos? —él me mira cuando me escucha y sonríe respondiendo la pregunta sin hablar, es claro que la única que está en la ignorancia soy yo.
—Haré en dos días mi despedida de soltero —su cambio de tema me confunde —¿quieres ir?
—¿Me invitas?
—Te gustan las fiestas —Ares saca un cigarrillo —habrá mucho alcohol y drogas, mujeres —sonríe sin encender este, solo lo mira, también yo lo hago.
—¿Sabes lo difícil que es mantenerse limpio sin consumir nada durante más de un mes Ares? —mira mis ojos —es muy difícil, te alejas, te encierras, tratas de no pensar en ello, pero siempre está ahí —río apartando la mirada —es difícil y más cuando hay alguien como tú que no ayuda.
—Deja de hacerlo si es tan difícil Hana
—Lo hago por nuestro hijo Ares —miro mis manos
—No quiero a ese bebé —no hay dudas en su voz y eso duele, miro sus ojos en los cuales no veo nada de amor, es más que claro que no lo hace.
—Espero que no te arrepientas nunca de tus palabras porque entonces vas a sufrir mucho —cuando la puerta se abre y mi padre entra ambos dejamos de mirarnos, papá se sienta frente a nosotros y respira hondo.
—Falta poco para la boda —dice sonriendo —y bueno, ya puse sobre la mesa lo que quería y Ares lo aceptó —miro a estos sin saber de qué hablan —quiero más de un nieto y al menos tres años de matrimonio.
—Tres años es mucho tiempo —no lo digo, pero concuerdo con Ares —y más de un hijo es demasiado.
—Ares aceptó eso y espero que también lo hagas Hana —solo asiento sabiendo que negarme es en vano —ahora debes aceptar algo que Ares quiere —él deja un documento frente a mí.
—¿Qué es? —miro a Ares
—Un contrato —dice simple, miro la hoja y comienzo a leer, pero cada línea parece más irreal que la otra
—¿Están de broma ambos? —comienzo a reír mirándolos —me niego a firmar esto
—¿Por qué? —la pregunta de Ares me hace mirarlo
—Pides que te sea fiel —él asiente —y que si descubres una infidelidad mía me dejarás en la calle y sin nada además de quitarme la custodia de mi hijo, estás loco Ares —me pongo de pie —ya te dije, no exijas lo que no das, no pienso firmar ese ridículo contrato.
—Entonces no me casaré —él mira a mi padre
—Perderás mucho —comento sin moverme de mi sitio
—Tú también —Ares me mira —madre soltera —ríe —la prensa va a hacer de ti buenos chismes Hana, me imagino los titulares —él mira a mi padre —yo perdería mucho, sí, pero su hija perdería la reputación, la poca buena reputación que le queda.
—Es un contrato estúpido
—Solo quiero que me seas fiel o al menos que seas discreta en lo que haces —miro a mi padre que no ha dicho nada.
—Firma Hana —tenso mi mandíbula —firma el contrato que Ares quiere, si le eres infiel dentro del matrimonio y él lo descubre perderás la custodia de tu hijo y tu dinero, así de simple —mi padre me extiende un bolígrafo.
—Y supongo que vas a vigilarme —miro a Ares que sonríe y camino hacia ellos —firmaré —tomo asiento —solo si él hace lo mismo.
—Para hacer eso entonces debes cumplirme como esposa —sus ojos brillan cuando lo miro —hazlo y te juro que no tocaré a otra mujer.
—Estás mintiendo —susurro sabiendo que así es
—Juro que nunca sabrás —cambia su juramento con una enorme sonrisa.
—Seré discreta, Ares, también juro que nunca sabrás —su sonrisa se borra al escucharme y firmo el papel, si cree que puede obligarme a hacer las cosas que él quiere está más que equivocado.
Aún enojada por el estúpido contrato entro a mi oficina, Marco sonríe al verme y deja de acomodar sus cosas sobre mi escritorio para mirarme, luego sin aún decir nada camina hacia mí y me besa con el mismo deseo que antes, pero aun así, sus besos siguen sabiéndome a poco.
—¿Qué tal tu día? Pareces estresada —me alejo de él
—No te tomes estas libertades Marco, no somos nada, no tienes que besarme en la boca como si fuéramos novios —bufo tomando asiento
—Quiero estar contigo
—Me casaré con Ares
—Podemos ser amantes —se encoge de hombros sentándose frente a mí y sonrío
—Gracias, pero no necesito más problemas en mi vida —su sonrisa desvanece un poco —la oficina es tuya —me levanto tomando mis cosas —haz en ella lo que quieras —camino hacia la puerta
—Hana —lo miro —me debes una noche —sonrío mientras asiento y salgo de ahí, pero al hacerlo Ares está a solo un metro y respiro hondo.
—¿Ya te vas? —me acerco a él mirando sus ojos —si crees que dejaré que Marco trabaje desde ahí
—¿Te sientes inseguro Ares? —él aprieta el vaso que trae en su mano —la verdad es que no te culpo, Marco es —sonrío —muy bueno en todo lo que hace —Aras tensa su mandíbula y debo decir que me divierte bastante darle celos.
—Puedo tener a la mujer que quiera Hana —él se acerca más a mí —incluso a ti con solo chasquear mis dedos, no eres importante en mi vida.
—¿Entonces por qué te interesa tanto que te sea fiel?
—Me gusta molestarte —Ares se acerca mucho más haciendo que mi pulso se dispare —es agradable jugar —su boca se acerca a mi cuello —sé que no podrás contenerte, me serás infiel y entonces ese bebé que tanto quieres dejará de ser tuyo —él ríe y siento el líquido mojar mi ropa, rápido me alejo de él viendo que ha derramado el contenido de su vaso sobre mí.
—¿Qué demonios te pasa? —me enojo pasando rápido las manos por mi ropa
—Lo siento, no fue mi intención hacerlo —lo miro, por su sonrisa es claro que miente y a paso rápido me alejo de él sintiendo el olor del alcohol, lo que traía en su vaso no era otra cosa que whisky y ahora todo mi cuerpo huele a eso. Rápido entro a mi auto, pero cuando mis manos van al volante estas están temblando, Isaac tenía razón cuando decía que tenía un enorme problema con el alcohol y las drogas, aun así, llevo más de un mes limpia, pero ahora solo quiero ir y al menos beber un trago, aun con mis manos temblando tomo mi teléfono sabiendo que conducir así no es lo mejor y dudo de si llamar a Ángelo, al final hago la llamada.
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Editado: 16.10.2024