Después de comer Ethan desaparece y no viene a clase, en esta ocasión se vuelve a perder Historia y Literatura española, pero bueno, no pasa nada porque tomo unos apuntes brillantes, está mal que lo diga pero hay que ser sincero en la vida, no estoy siendo presumida tan sólo realista. En clase me doy cuenta que casi todo el mundo ya ha escogido un poema de Lorca y han empezado a trabajar sobre él y nosotros no tenemos ni el poema escogido, además Ethan se pierde clases, quizás no ha sido tan buena elección la de mi madre de ponernos juntos para el trabajo.
Si soy honesta con vosotros, estoy deseando que llegue el final de las clases para ir a casa de Ethan, quizás allí se de cuenta de que llevo el mismo uniforme que mis compañeras y me he peinado, bueno en realidad no necesito ni que se de cuenta ni que me diga absolutamente nada, es por comentarlo.
Tom me recoge a la salida del Instituto y 45 minutos después estamos en casa de Ethan. Esta vez no sale a recibirme así que con toda la confianza del mundo subo las escaleras hasta la puerta de su casa, entro y me dirijo hacia su habitación, no sin antes despedirme de Tom y darle las gracias por traerme.
Al entrar en su habitación me doy cuenta que todavía no he visto a su familia, ¿todo ese casoplón para él solo? seguro que no limpia él, no tiene la pinta de coger la escoba y ponerse a barrer su habitación como hacemos todos los sábados el resto de mortales.
Veo una nota encima del escritorio: " Summer, no tardo nada, ponte cómoda y pide lo que quieras".
Pero este chico, ¿dónde ha ido? ¡si habíamos quedado ahora! Bueno aprovecharé a peinarme y hacerme una cola porque con el pelo encrespado voy incómoda. Entro en el baño de su cuarto y veo que es casi tan grande como la habitación, mi casa entera cabe en su baño, tiene como dos ambientes, uno de piedra gris antracita con un plato de ducha y otro - ¿Pero que coño....?- el susto que me da hace que grite, bueno en realidad suelto una especie de bramido gutural salido de las propias entrañas, pensaba que estaba sola cotilleando el baño donde iba a peinarme y veo a un Dios griego,o su primo hermano Dios romano, con una toalla blanca atada a la cintura secándose el pelo con una toalla de color azul marino que hace que sus ojos resalten como nunca, son como dos piedras aguamarinas colocadas en mitad de la noche, y me han visto, sus ojos me han visto. Se le caen varias gotas que resbalan caprichosas por sus hombros, me fijo en ellos, los tiene muy marcados, con el uniforme se adivina un cuerpo trabajado pero no le hace justicia, su cuerpo está muy tonificado, a pesar de la distancia entre ambos puedo ver los ocho abdominales, ocho, sí, habeís leído bien, no sabía que se podían tener tantos.
- ¿y bien?- me dice interrumpiendo mis pensamientos mientras su sonrisa de medio lado denota una confianza exultante.
- ¿qué?- exactamente no sé que me ha preguntado, me he quedado abrumada observándolo, pero he de reaccionar- ¡Osea perdona! entré para peinarme, porque la humedad hace que mis rizos se asalvajen, pero ya me voy- digo mientras retrocedo de espaldas hacia la puerta con tan mala suerte que tropiezo con un banco pequeño que, juro por Dios, antes no estaba ahi, es precioso el banco, así como un trozo de madera de olivo barnizado, al natural, que le da cierto toque rústico a tanto modernismo, pero por muy bonito que sea hace que me caiga al suelo y acabe despatarrada frente a él. Ethan viene corriendo como si me hubiera explotado una mina en el pie, tan sólo me he caído y si antes estaba abrumada ahora que lo tengo cerca, y arrodillado frente a mi, no sé exactamente definir la emoción correcta, es una persona anodadante y me siento ridicula aquí tirada frente a él con estos pelos de loca y la falda del uniforme que, insisto, muestra más de lo que yo quisiera, además huele de maravilla, su olor me nubla los sentidos por muy cursi que sea así es y así se ha de decir.
- ¿estás bien?- me pregunta con cierta preocupación.
- tranquilo, sólo me he chocado con el banco- digo mientras intento incorporarme sola, pero no me deja, me tiende su mano y me ayuda.
- ¿pero estás bien? el suelo está un poco húmedo de la condensación al ducharme, pero bueno ya has notado que hay cierta humedad- me lo comenta señalando mi pelo, pero bueno, ¿qué se ha creído este que es para opinar de mi pelo?, eso es algo muy personal, yo no opinio nada físico sobre él, porque seamos realistas, ¿qué iba a decir? que se llama Ethan pero ¿podía llamarse Apolo? y que quiero ser su Dafne y que si así fuera jamás pediría ayuda a mi padre para que me convirtiera en laurel y escapar de él porque, ¿quién en su sano juicio quiere escapar de él?
-¿¿ ¡Que si estás bien Summer!??- insiste y me vuelve a preguntar con cierto tono de preocupación, porque no he respondido, me he quedado absorta en mis pensamientos, pero es que no soy capaz de pensar y hablar al mismo tiempo, estoy segura de que si ahora abro la boca soltaré alguna perla literaria más propia de Hospitalet de Llobregat, y lo digo con todo el amor del mundo, que de una chica que va al mejor colegio Americano de Barcelona, es que no sé ni lo que estoy diciendo, pero será mejor que conteste no vaya a ser que se piense que pedirme ayuda con los apuntes ha sido un error.
- Sí, si, perdona, estoy estupenda, no tanto como tu pero sí- lo sabía, os lo he dicho, si abría la boca la iba a cagar, osea perdonad, a fastidiar, ¿porqué he dicho eso? se va a pensar que soy ridícula. Pero me ha llamado por mi nombre y suena genial con su voz, es más podría pedirle que lo repitiera para grabarlo y ponerlo como alarma en mi móvil para despertarme cada mañana de la manera más dulce posible.