CAPÍTULO 10.2 LA FIESTA DE FUEGOS FATUOS ( Ethan)
Nunca había disfrutado tanto una sesión de estudios como la de hoy, me encanta pinchar a Summer, si fuera disciplina olímpica tengo el oro asegurado.
Me encanta pillarla mirándome, se pone super nerviosa, y cuando me acerco ya es un auténtico manojo de nervios, estoy seguro que sus nervios se ponen nerviosos sólo con notar mi presencia, a ver, que lo entiendo, siempre he despertado esa sensación entre las féminas, como me dicen mis colegas soy la última Coca-Cola del desierto y así me siento, no voy a engañar a nadie.
La he dejado en casa pq he de ir al Hospital de lo contrario me hubiera quedado con ella todo el día, está chica no es consciente de todo lo que despierta en mí.
Espero poder estar en condiciones esta noche para ir a la fiesta porque cada sesión médica me deja exhausto, hecho mierda.
Me voy directo a la clínica Bernon, como cada vez que llego saludo a Sandra, la recepcionista y a Fede, el de seguridad, ya forman parte de la familia. Sólo espero poder terminar todo esto a tiempo y asistir a la fiesta porque quiero verla, quiero dejar las tonterías de lado y tenerla cara a cara, sólo pensar en sus labios mi mente me juega malas pasadas, me pregunto si alguna vez se ha besado con alguien, ya ni me cuestiono nada mas porque es evidente que es más virgen que la Macarena, lo que no entiendo es cómo con lo preciosa que es no la ha tocado ningún chico. Es evidente que tras esos pantalones XXL se esconde un cuerpo muy deseable, me muero de ganas por oirla gemir mi nombre. Bueno, en realidad no sé porqué pienso así, porque es insoportable como ella sola, todo lo cuestiona y todo lo rebate, y no sé porqué motivo tengo tantas ganas de besarla.
Siempre que llega este momento me inunda una sensación de desasosiego que no es propia de mi, espero que esto acabe en poco tiempo, que las sesiones lleguen a su fin y no tener que volver a pisar un hospital en tiempo pero creo que mis sueños no se harán realidad ni aunque frotara la lámpara y salieran cien genios de ella. Pero he de venir porque si dejo de venir dejo de existir, así que no me queda otro remedio que aceptar los hechos, estoy enfermo y por mucha vida normal que intente llevar siempre tendré que ir parando, de vez en cuando, para poder seguir viviendo.
Viene Faith, la enfermera, a instalar la máquina y conectarme a ella a través de unas agujas bastante molestas pero soportables, lo peor que llevo es la espera. He de venir de tres a cuatro veces a la semana para recibir el tratamiento y cada vez que veng mínimo son unas tres horas, si no me muero de esto me moriré de aburrimiento.
Una vez que ya estoy conectado me dispongo a mirar la televisión un rato. Al momento viene otra enfermera, que no conozco, a traerme una bandeja con un tentempié. Pero cuando la enfermera se va, al abrir la puerta, no me lo puedo creer, no, no puede ser lo que ven mis ojos, ella, siempre ella, en todas partes. Sus ojos se cruzan con los míos, sabe que la he visto, pero ¿qué hace ahí de pie parada y quieta? ¿no quiere entrar? ¿ a qué ha venido? cómo ha sabido dónde estoy? Ahora ya sabrá qué es lo que me ocurre y me verá con lástima, le daré pena, no quiero que me vea así, soy quien la pone nerviosa no quien le da lástima. La vida es una mierda, pero, para eso vengo ¿no?, para tener vida.
No puedo levantarme para abrirle más la puerta y que entre, ¿a qué espera?
- ¿Y bien Summer te vas a quedar todo el rato en la puerta mirando?- le pregunto con la intención de parecer lo más calmado posible y no alterarme, no quiero demostrar debilidad conectado a esta máquina que parece un trasnformer.
- No, la verdad es que voy a la habitación 152- me responde, jajaj pero, ¿cómo se puede mentir tan torpemente?
- No existe la 152 Summer, pasa por favor y deja de hacer el tonto- le informo para que se de cuenta que puede dejar de hacer el tonto, me siento un poco vulnerable ahora mismo ante ella y no sé como reaccionar, pero soy yo, Ethan Kenneth Weston Blake III, no se me permite flojear.
- Oye, mira, no me hables así, sólo quería saber qué te pasaba y cómo estabas- me contesta molesta, qué raro, le molesta todo siempre, el caso es contestarme.
- No te hablo de ninguna manera, no deberías estar aquí y lo sabes, vete y no te metas en esto- se lo intento decir con el tono más agradable que tengo en este momento porque estoy empezando a cansarme, y no es por ella, es por la hemodiálisis, pero ella no lo va a entender, va a empezar a mirarme con esa cara que ponen todos la primera vez que saben lo de mi insuficiencia renal, sí, puede que me muera un poco más joven que ellos pero eso no les da derecho a mirarme con auténtica condescendencia.
- ¿meterme en qué?.
- En mi vida, no tienes que meterte en mi vida, ¿lo entiendes guapa? ¿o qué piensas, que me gustas o algo? ¿y por eso vienes aquí para aparentar ser una buena nena y así acelerar el proceso? no me gustas, repito NO-ME-GUS-TAS, no siento interés por ti, es más, sólo te utilizo por los apuntes y en realidad me das pena, me da pena que puedas pensar que eres mi tipo, no lo eres, métete eso en la cabeza, no eres el tipo de nadie- vale Ethan, soy el mejor haciendo el capullo, creo que con lo que le acabo de soltar no sólo se va a lejar de mi sino que además no me permitará nunca el vover a dirigirle la palabra, he sido duro, me he pasado porque así soy yo, experto estropeando cosas, autoboicoteo todo lo que pueda ser establecer una relación sana. No sé ni porqué he dicho eso, porqué he dicho que no me gusta cuando en realidad me vuelve loco, en todos los sentidos.