Caricias Perdidas

Capitulo 15

Le doy un último beso rápido y salgo de su interior, me visto lo más deprisa que puedo y salgo abrir la dichosa puerta, trato de acomodar a mi amigo entre los pantalones, y me preocupo sinceramente, al final del día voy a tener el caso de bolas azules más severo de la historia, y maldigo mi mala suerte.

 

Al abrir la puerta, allí esta ella, vestida con un elegante pero mal combinado atuendo, oliendo a cigarrillo rancio y mirándome despectivamente, quisiera estrangularla, pero finjo demencia y le sonrió.

 

—Buen día licenciada, pase adelante, ¿desea algo de beber? —ruego que diga que sí, para darle cianuro por inoportuna, me mira por sobre sus gafas y niega con la cabeza mientras observa todo el departamento, inmediatamente su atención se centra en las fotografías y las examina una por una.

 

—¿Quiénes son estas personas? —me acerco a ella para señalarle cada foto y explicar.

 

—Bueno básicamente todo el mundo, en esta de aquí están mis padres con Mateo, estos somos él y yo en una de sus clases de natación.

 

—¿Natación, cuantas veces asiste en la semana y donde queda eso? —pregunta mientras anota en una pequeña libreta.

 

—Va martes y jueves, en la tarde, practica aquí en la piscina del complejo —prosigo explicándole las fotos.

 

—Como le decía, este es Mateo con el sobrino de mi novia —

 

—¿Novia, usted tiene novia?, ¡increíble! —me suelta como si aquello fuera imposible, pero la ignoro, no vieja impertinente, no vas a sacarme de quicio.

 

—Si, se llama Hannah Ruiz —y en ese momento la susodicha hace acto de presencia, luciendo un corto vestido floreado, y va descalza... jodidamente descalza, Jesús, esta hermosa, y el amigo entre mis piernas lo sabe, porque se agita en respuesta, listo para atacar, no amigo, hoy no es tu día.

 

Seguro que me internaran en un hospital ¡joder!

 

 

Hannah

Me visto lentamente, mientras busco serenarme, todo mi cuerpo está hirviendo, y quiero arrancarme de un solo tirón los cabellos del cráneo, estoy frustrada, frustrada y excitada, esto nunca me había pasado, es como esas papitas que compras en el súper, que si comes una ya no puedes parar, pues esto se siente así, como si solo me hubieran dado una puñetera papa, y ahora mi paladar está desesperado por más.

 

Respira profundo Hannah, esto es por Mateo, estamos a un paso de que todo esto se solucione. Termino de vestirme y salgo a la sala, me concentrare en preparar un buen almuerzo y ser la mejor ama de casa del mundo.

 

Cuando salgo del pasillo Alec está en la zona H junto a una señora viendo las fotos.

 

—Buen día —saludo al entrar, ella se voltea hacia mí y parece sorprendida.

—Amor, te presento a la licenciada Gertrudis, ella lleva el caso de Mateo —nos presenta Alec, yo extiendo mi mano y ella la estrecha enérgicamente.

—Un placer conocerla, yo soy Hannah —le regalo mi mejor sonrisa, esa que según mi madre vale 1 millón de dólares.

—Encantada —dice simplemente soltando mi mano.

—Bueno, imagino que ustedes necesitan hablar, así que voy a preparar el almuerzo, ¿se quedara a comer con nosotros Gertrudis?

—Por supuesto, pero no necesito hablar con el señor garza, me gustaría hacerlo con usted.

 

¿Conmigo?, ¿para qué?, permanezco tranquila, Alec y yo ensayamos todo, debo relajarme y actuar normal.

 

—Claro acompáñeme a la cocina entonces, amor puedes ir despertando al bebe, y dale un baño antes de venir a comer—Alec está nervioso de dejarme sola con ella, lo veo en sus ojos, así que acaricio su brazo para decirle que todo estará bien —¿Qué te provoca comer hoy? —le digo dulcemente y le doy un casto beso, me sonríe pícaramente y me abraza.

 

—Tengo antojo de tu deliciosa lasaña —me dice guiñándome un ojo, y mis piernas se contraen en respuesta, aaagrr, lo deseo demasiado.

 

—Sus deseos son ordenes capitán —le doy un beso y camino hacia la cocina.

 

Empiezo a sacar todos los ingredientes, la licenciada se sienta frente a mí en la barra de la cocina, cuando tengo todo sobre la encimera, me volteo.

 

—Usted dirá de que quiere hablar, me disculpa si no la miro a la cara, pero seguramente Mateo despertara hambriento, y quiero hacer esto rápido, pero tiene mi atención —le digo educadamente, ella hace un asentimiento de cabeza y empieza a ojear su cuaderno.

 

Aquí vamos, con calma Hannah, puedes con esto, por Mateo, lo que sea por él.

 

 

Alec

No me gusta dejar a Hannah sola, pero sé que ella puede con esto, confió plenamente en ella, jamás pensé que mi confianza en los demás regresaría, estos meses me centre en mi depresión, en ver todo negro, pero Hannah y Mateo han cambiado eso, perder a mi hermana, es lo más doloroso que me ha pasado, pero la vida sigue, y la mejor manera de honrarla es amando y haciendo feliz a su hijo, y eso es lo que haré el resto de mi vida.

 

Entro al cuarto de mateo y lo observo dormir, esta tan relajado, como han cambiado las cosas para él, ahora duerme en un cuarto verdadero, con las paredes de un cálido color azul, con juguetes, fotos, su espacio, en una casa donde es amado, con tíos nuevos, con un primo y mejor amigo, parece que han pasado siglos, me estaba perdiendo de todo esto, me estaba perdiendo de verlo crecer, pero ya no más bebe, estoy aquí para ti, te prometo que haremos orgullosa a Alana, seré el mejor padre para ti, y mi primer regalo será darte una madre, y tú vas ayudarme a que eso ocurra, eres mi ambuleto para tener a Hannah.

 

Dejo de divagar con mis pensamientos y me acerco a su cama, comienzo acariciar su cabello y a darle besitos en el rostro, como veo que hace Hannah para despertarlo.




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