Caricias Perdidas

Capitulo 16

—¿Cómo dormiste?

—Bien ¿mami lonle esta? – mami, mierda ¿Alana o Hannah?, debe ser Hannah, en la pelea de hoy grito a todo pulmón que Mateo era su hijo, tengo que hablar con ella sobre eso.

 

—Está haciendo una deliciosa comida, así que vamos a moverse que hay que bañarte—

 

Hace pucheros y se retuerce en la cama.

 

—No papi poi favol teno fueño – y le doy besos, en todos lados, porque lo amo, lo amo tanto.

 

Después de llegar a un acuerdo logre bañarlo, vestirlo con su nueva camisa favorita de súper héroes y pantuflas a juego. Salí con él en brazos hacia la cocina a rescatar a Hannah del interrogatorio que deben estar haciéndole.

 

Pero creo que no necesita nada de ayuda, cuando llegamos están las dos colocando la mesa mientras ríen por algo, yo juraría que la vieja Gertrudis no reía, de hecho dude de que tuviera algún tipo de sentimientos, pero una vez más Hannah se encarga de sorprenderme, esta mujer es increíble, saca lo mejor de cada persona, y sería un tonto si la dejó escapar.

 

—Ya estamos aquí –

 

Hannah se voltea hacia nosotros y se acerca con sus brazos abiertos.

 

—Umm pero que rico huele mi bebe – dice tomando a Mateo en brazos.

 

—Hola mami, teno hamble – Hannah lo besa y lo lleva a sentarse en su silla de comer, no parece notar que le dijo mami, o lo disimula muy bien.

 

—Mi amor te presento a mi amiga, ella se llama Gertrudis – le dice Hannah a nuestro hombrecito mientras lo acomoda bien en su puesto, Mateo la ve y le regala una sonrisa mientras agita su manito hacia ella.

 

—Hola soñola yo soy Mateo – y en contra de todo pronóstico, la vieja le responde el saludo sonriendo, y yo pues pasmado, impresionado y con las bolas todavía azules por Hannah.

 

El almuerzo transcurrió normal, uno que otro chiste mío, que por cierto la vieja no se reía de ninguno, solo lo hacía con Hannah y Mateo, lo dicho, esta mujer me odia por alguna razón.

 

A las 5 de la tarde decidió que había sido suficiente, tomo sus cosas y se despidió, no sin antes decir que seguiría viniendo.

 

Cuando por fin la puerta se cerró detrás de ella suspire aliviado, una visita menos.

 

—Es amable, me agrado, aunque huele mucho a cigarrillo –

 

—¿Te agrado?, esa vieja es insufrible, ella me odia –

 

—Ay no seas exagerado, solo no confía en ti todavía, pero a mí me adora, así que tu tranquilo – me dice ella tan campante acostada en el sofá con Mateo entre sus brazos, que esta absorto viendo algo en la televisión.

 

Voy a replicarle pero veo como se sube su vestido por sus muslos cada vez que se mueve, y recuerdo que dejamos algo pendiente hace unas horas, ay Hannah, cuando Mateo se duerma iré por ti, llego el momento de jugar al papá y a la mamá y esta vez desconectare el puñetero timbre.

 

Hannah

Estoy exhausta, pero me siento feliz, acuesto a Mateo que se quedó dormido viendo televisión, lo cubro con su mantita preferida y beso su frente, todo salió bien hoy y verlo dormir sabiendo que está protegido y feliz me llena el corazón.

 

Necesito darme un baño para relajar mis músculos de la tensión del día, cojo mi pijama más suave y cómoda y me meto bajo el chorro de agua caliente, siento de inmediato como toda la tensión se evapora, ¿Qué hay mejor que darse un baño con agua calientita?, pues acostarme en mi cama completamente relajada, al segundo de tocar mi almohada caí rendida en los brazos de Morfeo.

 

...

 

Claro que desconectar el timbre, me costó, pero lo logre, nadie nos interrumpiría esta vez, entro al cuarto buscando a Hannah y la encuentro sobre la cama, dormida... y profundamente creó que hasta escuche un pequeño ronquido, ¡joder!, esto solo me pasa a mí, la tensión del día debe haberle pasado factura, ¿o esta sería su manera de rechazarme?, mierda, ¿Si Hannah no quiere este tipo de relación conmigo, que coño voy hacer?, mi cerebro podría entenderlo, pero ¿cómo le explico a mi cuerpo que ella estaría prohibida?, la deseo intensamente, no dejo de pensar en ella, justo ahora, viéndola dormir plácidamente, ella me encanta, es preciosa obviamente, pero además de eso es cariñosa, es amable, siempre es positiva ante todo, ella es lo que necesito, yo la necesito.

 

Me debato si irme a mi cuarto o acostarme junto a ella, es obvio que ella no te quiere aquí perdedor, asúmelo de una vez por todas, le doy un último vistazo y apagando la luz salgo de su habitación rumbo a la mía.

 

La alarma en mi celular me despierta, hoy es sábado, no tengo que ir al bufete, pero hace unos días organizamos hacer una parrillada en el parque, me levanto me ducho, me pongo al de ropa de la que aun tengo en este cuarto y salgo, apenas entro en la cocina mi bebe corre hacía mí.

 

—¡¡papiiiiiii!! –

 

—Buenos días príncipe, ¿listo para ir al parque? – le digo mientras lo tomo en brazos.

 

—¡Si, si, si, si! – da grititos entusiasmados – bueno entonces busca tu pelota y lo que vayas a llevar.

 

Lo bajo al suelo y corre a su habitación.

 

—Buenos días – me saluda Hannah desde la cocina.

 

—Hola preciosa, ¿Cómo dormiste?, anoche fui a despedirme, pero caíste rendida – me sonríe y se ruboriza, si, entérate nena de que anoche me dejaste encendido, y una ducha fría no sirvió para calmarme.

 

—Lo sé, el día estuvo intenso y me quede dormida sin darme cuenta, ¿tú como dormiste? –

 

¿Le digo la verdad? porque fue fatal el impertinente entre mis pantalones me jugo una batalla casi durante toda la noche, hasta que me rendi de luchar y  tuve que hacerle un cariñito y relajarlo ¿le digo que me está haciendo sufrir para ver si se apiada? no, obvio que no.




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