"Como caminar por vidrios rotos, tan doloroso pero tan necesito"
Uno...dos...dos disparos habían sido más que suficiente para que callera al suelo, su traje con varias manchas de sangre por el primer disparo que recibió su hombro y el segundo en la cabeza, ese lo había matado definitivamente, no era para menos, había recibido la primera noche de casado como un cuerpo sin alma.
¿Que la motivó a hacer algo tan horrible?, ni el mismo lograba enterlo, su mente no conseguía saber o incluso tener algo concreto en que basarse, lo cierto era que estaba muerto en el suelo de la alfombra de terciopelo muy costosa, había muerto y era más que seguro que esa mujer lo aprovecharía en todo el sentido de la palabra.
Aquella mujer que había tomado su vida en vez de su mano, una hora después aproximadamente, cargaba su cadáver junto a un hombre alto y rubio, había tomado uno de los tanto autos que a él le pertenecían, lo habían vuelto en una sábana blanca y se trasladaron a un bosque cercano, porque en su familia tradicionalmente los recién casados se iban a un lugar especial que sólo el novio conocia, nada mejor para esconder un cadáver que en un lugar apartado que nadie supiera donde estaba.
Había un pozo abandona cerca de hay, no había que caminar un largo tramo, ya no cargaba el vestido de novia, en su lugar traía unos pantalones negros, una camisa de vestir y zapatos casuales, se había desecho de los tacones y del velo, el hombre que la acompañaba mantenía una semblante relajado, ambos cargaron el cadáver con cuidado hasta el pozo y una vez al pie de el lo arrojaron adentro del mismo.
La noche era fría y había hojas por todas partes, nada, no sentía absolutamente nada mientras arrastraba el cuerpo frío de su esposo hacia aquel pozo en medio de la oscuridad alumbra da por la luz del auto y la luna.
¿Culpa?, ¿remordiento?, a lo mejor un poco de ambas, ¿tristeza?, no en realidad, su matrimonio sólo era una fachada, no lo soportaba, aunque sabía que lo que había hecho estaba mal no podía retroceder ya, sus manos temblaron pero se apartó del pozo, debía cargar con ese peso, con el peso de haber matado a Ayato Sakamaki, su esposo y de quien ahora era viuda.
HARUNO
Hace mucho frío, siento que mis huesos se congelan, mis zapatos caminan sobre las hojas y la tierra, aquel pozo me daba miedo, si no tuviera a James de mi lado no sabría que hacer, las manos me temblaban y mi cuerpo me odiaba por lo que había hecho, por Dios santo, había matado a Ayato Sakamaki, no era ningún santo o monje, pero tampoco una persona común, era poderoso y muy influyente, ¿en verdad lo había matado?, ni yo misma lo comprendía.
Una hora antes no me había sentido capaz, pero al final si pude, James aparecí y envolvió el cuerpo de Ayato en una sábana , yo estaba en shock, completamente muda, ahora mismo me convencía de que era cruel, pero no podía dar marcha atrás.
-Señorita Haruno, nos tenemos que ir
Di un último vistazo al pozo y un momento simplemente me saqué el anillo de casados y se lo dí a James
-¿Esta segura de esto señorita?
Asentí si dudarlo, no quería ese anillo cerca de mi, primero debíamos hacerme creer a la familia de Ayato que lo habían asesino y que yo había sobrevivido, de lo contrario no me darían la razón, teníamos todo un montaje con meses de preparación, un año entero, no podíamos fallar, yo no podía fallar les.
-¿Duele?
¿Dolor?, quien sabe, era una pregunta muy extraña pues yo nunca estuve enamorada de él, por atractivo que haya sido, no sentía nada por él, a lo mejor lástima porque yo había acabado con su vida, pero nada más, no podía simplemente sentir amor por algo que nunca quise.
-No lo creo
James asintió terminando de guardar todo mientras nos montamos en el auto para alejarnos rápidamente de ese lugar, quería salir lo más pronto posible, debíamos prepararlo todo el escenario, pero el temblor de mis manos era un estorbo.
-Yo me encargo de todo de ahora en adelante señorita, usted no tiene que hacer nada más
Me dedique a mirar por la ventana, ¿como fue que terminé envuelta en todo esto?, ¿cual fue el momento exacto?, no tengo ni idea, un día sólo sonreí junto a él fingiendo que éramos la pareja perfecta y ahora tenía sangre de Ayato en mi vestido de novia guardado en una bolsa de plástico junto a los tacones y el velo, yo era un ser despreciable y merecía arder en llamas por esto, lo reconocía, pero saben, algunos pecados no pueden ser rectificados y no podía sentir culpa, ya no.
Recorde la ceremonia y la recepción automáticamente, todo era tan perfecto y falso a la vez, me casaba con un hombre muy excéntrico pero con una enorme fortuna, la familia Sakamaki era muy reconocido y con un prestigioso que cuidar, pero eran las personas más extrañas que yo haya conocido, muy peculiares de carácter y directos cuando algo les disgustada, una gran familia disfuncional pero perfecta.
Ayato Sakamaki era el quinto hijo de seis hermanos en total, sus padres eran Karlheinz Sakamaki y Cordelia, con linaje Alemán e Inglesa, pero se habían trasladado a Estados Unidos para criar a sus hijos, esta parte se las tengo que explicar, el señor Sakamaki había contraído matrimonio tres veces y de todas se había divorciado, aún así todos sus hijos de habían criado juntos y sus antiguas esposas vivían en un entorno cercano. En orden eran Shuu y Reiji hijos del primer matrimonio, su madre se llamaba Beatrix, luego iban los trillizos, Raito, Kanato y el mismo Ayato, del último matrimonio nació Subaru, su madre era Christa, esa era toda la línea de la familia Sakamaki. Todos eran tan parecidos a su padre en su forma tan...¿fría y cruel?, lo más probable, con todo eso y más, eran una familia cuyo aspecto era perfecto casi como si nisiquiera pertenecieron a este mundo, pero si, vivían en la misma tierra junto a todos los mortales como yo, si tenemos la misma sangre roja, ¿lo demás no importa, verdad?, bueno, creo que los Sakamaki tenían sangre de oro persa.
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espero que lo disfruten, espero y sea de su agrado, espero que les guste
Editado: 02.09.2021