Carita De Ángel

CAPITULO 11

PEQUEÑASTRAVESURAS

 

 

Desde muy pequeña fui descubriendo que yo no era iguala las demás niñas, delante de los adultos me comportaba como una, pero desde aquel momento, cuando conocí a un chico, todavía me acuerdo de eso, estaba pequeña pero ese olor nunca se me olvidaría.

Recuerdo que era mucho mayor que yo pero me gusto, sentí que me enamore de él, que podía confiar, pero después no lo vi más nunca en mi vida, pero yo ya había cambiado.

Me fue gustando escaparme de casa, hacer travesuras en clases, pero nadie me descubría, yo era un angelito para cualquier adulto, tierna y delicada, tranquila. Estaba teniendo una infancia feliz, hasta que escuche a mis padres hablando mal del alfa y su esposa y no lo entendí, lo que me decían en clases, ellos estaban a cargo de nosotros, debíamos respetarlos.

Escucharlos a escondidas se volvió rutina, no solo a ellos, a los demás, muchos estaban en contra de mis padres y otros a favor. Para mi parecer eran muy amables, siempre estaban pendientes de mí, su hija se volvió mi mejor amiga, era parecida a mí, le gustaba hacer travesuras,  pero a ella si la descubrían porque era muy descuidada.

El tiempo pasaba y mis padres estaban cada vez más errados, hacían tonterías que los dejaban mal ante todas las personas, yo me fui alejando un poco, siendo un espíritu libre, para mi poca edad ya hacia lo que me daba la gana, y mis padres pendiente de otras cosas, me fueron poniendo en su contra, su aptitud no me gustaba, pero calladita me quedaba.

En casa todo eran gritos, así que me escapa al bosque, o me subía a los arboles de la plaza, y escondida entre las ramas le lanzaba semillas a otros niños. Muchas veces en la escuela me escabullía al baño y agarraba el cloro y el jabón líquido y lo vertía por toda la poceta, el piso o los lavamanos.

Le pegaba chicles a la ropa de los niños y algunas niñas que me trataban mal, pero tarde se daban cuanta para saber quién había sido. Desaparecía los cuadernos de mis compañeros, estos aparecían en la papelera, y cuando todos se burlaban yo lo hacía también.

Cuando salíamos a receso yo me quedaba de última y partía la punta de muchos lápices o arrancaba las hojas de sus tareas. Muy tremenda, era un demonio disfrazado de ángel, y me reía de los demás. Esa era la ventaja, mi rostro angelical era descartado en cada travesura.

Una noche me había escapado y aparecido en la ventana de mi amiga Rubí, ella les tenía miedo a sus padres, así que no era fiel cómplice a todas mis ideas. Pero disfrutábamos de nuestra compañía juntas, reíamos por cualquier bobera, no éramos las típicas niñas que veían princesas y usaban vestidos. Si usábamos pero después de mucho rato los arruinábamos.

El caso es que, en muchas de las conversaciones a escondida, descubrí cosas, pero todo eran chismes, nada seguro o la verdad.

Cuando recién cumplí los 9 años, mis padres me convencieron para ir a visitar a una tía en no sé dónde, pero en el camino chocamos. Recuerdo que yo sentía mucho dolor pero no podía abrir los ojos, no podía mover mi cuerpo, mucho menos hablar, por lo que parecieron horas, desperté en un hospital, donde allí estaban el alfa y su esposa, me dijeron que estaba bien pero que debía cuidarme esos días.

El cuento de ms padres fue otro, mi madre murió al instante, pero mi padre si estaba vivo cuando lo llevaron al hospital, murió en mitad de cirugía, yo estaba tan bien que parecía un milagro. Los Padres de mi mejor amiga se veían preocupados, y admito que me gusto eso, sentir que les preocupaba, calor de hogar.

Cuando me dijeron que si quería vivir con ellos no me negué, estuve encantaba, y trate de comportarme lo mejor que pude, deje un poco de lado mis travesuras, y todo lo compartía con Rubí. Hasta nos bañábamos juntas.

Una noche baje muy tarde a buscar un poco de agua, cuando los escuche hablando en la oficina, y la curiosidad pudo con mi cuerpo. Estaban hablando de su hijo, al parecer estaban molestos con él, pero a su padre pareció no importarle. Su madre se escuchaba triste, decía que con visitas en las vacaciones no era suficiente, quería a su hijo de vuelta y le rogaba que lo llama, que lo trajera de vuelta, a lo que el alfa se negó.

Y como esa noche hubo muchas, y yo escuchaba un sinfín de cosas.

Me sorprendió enterarme de que ese hijo efectivamente era mi mate, algo que yo sospechaba y anhelaba. En mis planes estaba encontrar a mi pareja y vivir feliz con muchos hijos.

Pero eso fue cambiando con los años, ahora solo lo veía como un idiota. Un poco dolida convencí a Rubí que le hablara de mi a su hermano, como cosa suya, para eso tuve que contarle la verdad, diciéndole que debía esconder el secreto, como si no supiéramos, y ella estuvo de acuerdo.

En las vacaciones ella partía con su madre, y yo me escondía en el bosque, ya lo conocía de pies a cabeza. Cuando mi amiga llegaba me contaba cómo se ponía su hermano cuando escuchaba mi nombre, y también escuchaba las conversaciones que su madre tenía con él, me decía y luego nos reíamos por nuestra travesura, éramos como dos espías.

Y mis pensamientos hacia el fueron cambiando, ahora lo veía como un idiota, que todo era un poco ridículo, pensando más allá, que no tena decisión propia, muy fácilmente podía haberse quedado, era el hijo del alfa, podría haber peleado por mí, pero solo desapareció.

Rubí, como confidente, sabía lo que yo pensaba sobre él y concordaba conmigo, ella le hacia ilusión encontrar a su mate, y si llegaba hacer lo mismo que hizo su hermano, lo mataría por patán.




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