UNA LOBA MARRON DORADO
- ¿Qué cuentas? perdida, nos enteramos que ayer hubo una reunión importante.
- Me desaparezco para olvidarme de eso y ustedes me lo recuerdan, mejor me voy – dijo molesta y se dio vuelta para alejarse, pero Carlo, un chico moreno con una cicatriz en gran parte de su rostro que se perdía en su cabellera la detuvo.
- Espera corazón, no te vayas.
- No me llames así – lo miro mal.
- Bien, bien – levanto las manos a los lados de su cabeza y la miro extrañado, Anni solo lo ignoro y camino a sentarse a un lado de Rosa.
- ¿Qué tal van las cosas por aquí?
- Pues, si te soy sincera, las cosas van tensas, mal de lo mal, desde que llego el hijo del alfa y tomo control de todo se nos hiso difícil trabajar, ya sabes… - movió las.
- Si, si, ya me imagino – a pesar de que esas tres personas eran mayor que ella se llevaban bien, el pensar que estaría traicionando a Daven le sentó mal, pero no era como si estuviera involucrada en lo que ellos hacían.
- Anni – hablo la otra chica – Tenemos un nuevo producto – le llamaban así a cualquier cosa que se pudiera comer que fuera alucinógena para ellos, algo como drogas o alcohol, hecho por brujas o ese grupo de lobos que eran de diferentes manadas.
- ¿Y que es?
- En un polvo blanco trasparente, puede dormir a uno de nosotros por días enteros. – dijo Carlo emocionado.
- Oye, eso suena peligroso, este, no, no quiero saber – negó y movió las manos desesperadamente, teniendo una guerra interna en su cabeza, hasta que el bombillo se le alumbro – Hablando de polvo blanco – dijo más calmada, sus amigos callados le prestaron atención. - ¿Dónde puedo conseguir el polvo que produce picazón?
- ¿El que…? – preguntaron los tres al mismo tiempo.
- Ese que cuando cae en tu cuerpo te da por rascarte, que si tocas cualquier parte de tu cuerpo con las manos llenas te deja la sensación por bastante tiempo…
- Ah sí, el pica pica – dijo rosa.
- ¿Rasca rasca? – continuo Carlo.
- Arde arde le dijo yo – dijo Diana, la morena rellenita que siempre acompañaba a los otros dos.
- Bueno, como sea que se llame, quiero un poco de eso.
- ¿Y eso como para qué? – Carlo se le acerco con intriga.
- Quiero hacer algo divertido, una pequeña travesura a una persona.
- ¿Y esa persona es? – la interrogo Rosa.
- Se los diré cuando ya haya hecho lo que tengo pensado…
- Te lo condigo en una semana – le propuso Carlo.
- ¿Tanto?
- Tres días – mostro tres dedos, Anni asintió sonriendo- Pero… - miro sus manos como gesto inocente – con una condición.
- ¿Y cuál será?
- Que hables de nuestro nuevo producto a los estudiantes, sabes que ellos les gusta hacer cosas malas.
- ¿Los humanos? ¿Estás loco?
- Solo les hablaras de él y nos dirás si están interesados, luego nos dices y nosotros hacemos lo demás.
- No, me niego.
- O puedes darles mi número… - insistió el chico.
- Pero tú dijiste que a uno de nosotros nos dejaría dormido por tres días ¿Qué pasara con los humanos?
- Creo que los induce a un coma por dos o ¿tres semanas? – miro al cielo como tratando de recordar.
- ¿Un coma? Lo de perinola, no lo pienso hacer.
- ¿Por qué no? – pregunto cómo si no fuese gran cosa, Anni enrojeció un poco molesta, Diana se había alejado silenciosa y desaparecido por la puerta de otra cabaña que vendía unas especies de frasco para darle al hombre de amas transformándolo en tu mate en caso de que no lo fuera, o eso decía en un pedazo de cartón con letras negras torcidas.
- ¿Y si me descubres? ¿Qué yo fui cómplice?
- Tu eres discreta, sabes disimular, no te descubrirán - Rosa solo miraba de uno al otro.
- ¿Y si sí me descubres? ¿Qué crees que me pasara? Vivo con el alfa, debería cumplir las normas al pie de la letra ¿Qué crees que dirán los demás si se llegaran a enterar que la chica perfecta hizo algo tan atroz?
- Por eso eres perfecta, tu rostro angelical y gentil no hará que seas sospechosa – en otra situación Anni estaría alagada, pero solo pudo sentirse ofendida y no supo que más decir, apartándose un poco de Carlo. – Mira, solo hablaras del producto y darás mi número…
- ¿Y si se dan cuenta e interrogan a la persona de quien le hablo de eso? me señalaras ¿y que pasara conmigo?
- Yo puedo encargarme de que callen, antes de darle el producto les diré unas cuantas advertencias…
Anni no pudo seguir escuchando lo que el chico decía, se levantó de golpe y corrió al bosque, transformándose cuando se refugió entre los árboles y se fue lejos, para despejar su mente, olvidar que Carlo le había propuesto algo tan mal e inconsciente. Ella sabía que el chico estaba un poco loco, que le faltaban unas cuantas tuercas, pero nunca antes había llegado tan lejos, al menos no que ella supiera.
Después de horas rondando por el bosque, regreso a la casa en su forma animal, apareciendo por la parte trasera del bosque, dio gracias que esta se encontraba justo en el límite del bosque. Y allí estaba parado Daven en la puerta trasera, cuando percibió su olor miro en su dirección, encontrándose con una loba de pelaje marrón dorado.
- Así que al fin te conozco – sonrió mostrando sus blancos dientes.
Ella gruño, pero el pareció entender y entro rápido, saliendo un minuto después con una cobija para taparla, ella volvió a su cuerpo y se taco, no queriendo que el viera ni una parte de ella que antes no haya visto.
- Tienes una loba hermosa, todo en ti es hermoso – gruño arropándose más. – No tienes por qué ser tímida, verte trasformada, es como si estuvieras desnuda, ninguna tela cubre tu cuerpo – ella se sonrojo, nunca había pensado en eso.
- El pelo es como es como ropa, cubre todo aquello que… - lo empujo derrotada y algo intimidada.
Le paso por un lado y entro en la cocina, salió por la otra puerta en dirección a las escaleras, con Daven pisando sus talones.