CELOS
Como siempre, Anni y Rubí iban juntas en el carro para ir a clases, pero allegar allí cada una cogía por un camino diferente. Entre las clases, Rubí se sintió observada, pero por más que buscaba no encontraba quien, después del receso terminado se fue a su clase ignorando la sensación, se distrajo con sus compañeros hasta que llegó la hora de regresar a casa.
Por otro lado, Anni había estado muy callada toda la mañana, recordaba una y otra vez la conversación que había tenido con Carlo, Rosa y Diana, le costó concentrarse en los profesores, y la idea de la maldad que tenía en mente ya no se veía tan provocativa, la inquietaba pensar que el chico podía llegar más lejos, y la insistencia que tenía, se debatía si debía decírselo a Daven o tratar de persuadir al otro de que olvidara por un tiempo sus inventos en manos de otros.
Cuando sus clases terminaron casi que corre hasta donde esperaba el carro, justo en la entrada de colegio la llamo un chico, este resulto ser Kai, extrañada espero hasta que el llegara a donde estaba ella.
- Hola.
- Hola ¿Qué pasa?
- ¿Qué sabes de Rubí?
- ¿No está aquí? ella vino en el carro conmigo – se asustó un poco, no la había visto el resto de la mañana.
- No es eso – se apresuró en decir – He intentado hablar con ella pero no quiere.
- Pero ella me dijo que ya había hablado contigo.
- Y lo hizo, pero para decirme que lo mejor era no ser amigos.
- Oh – esos detalles no los sabía.
- No sé si me entenderías, pero es una amiga cercana y la aprecio, no quiero que sigamos peleados pero no me deja hablarle y no quiero irme sin quedar bien con ella…
- Te vas… ¿Cómo que te vas? pensé que te quedarías a vivir aquí definitivo.
- No, mis padres no viven aquí, solo vine de intercambio, estudiar unos años aquí, pero me regresare antes de lo previsto.
- Que mal, no sabía – el pareció incómodo y ella también – Bueno, tratare de convencerla para que hables antes de que te tengas que ir ¿Cuándo te vas?
- A lo mucho un mes.
- Ah – chasqueo la boca y se despidió en silencio.
Cuando entro al carro ya su amiga estaba dentro y la miro.
- ¿Por qué tardaste?
- A que no adivinas – se acomodó en el asiento esquivando su mirada.
- ¿Qué paso?
- Paso que, me detuvo Kai – espero por la reacción de s amiga, pero esta disimulo a la perfección el desesteres – Me dijo que se marcharía.
- ¿Ah sí?
- Sí, me dijo que quería hablar contigo antes de irse, parecía preocupado por su amistad contigo.
- No hay tal amistad.
- Por dios Rubí, solo fue un beso.
- Para mí no, fue humillante, él sabía que no había dado mi primer beso, le había contado muchas cosas y ahora… mejor cortar las cosas de raíz, así después no se vuelve nada extraño.
- Lo que tú digas. Intenta hablar con él, tienes un mes para hacerlo.
Rubí refunfuño pero no siguió protestando. Cuando llegaron a casa escucharon a Daven hablando en la oficina, no sabía si estaba en una reunión o era por teléfono, Rubí subió y Anni se quedó a curiosear con la oreja pegada a la puerta. Lo escuchaba decir algunas cosas y luego todo en silencio, unas cuantas preguntas a una tal Bárbara y eso la sacaba de dudas, hablaba con alguien por teléfono, pero no distinguía muy bien las palabras.
- No puedo, estoy muy ocupado, tengo planes aquí, no creo que pueda visitarte para las vacaciones. ¿Cómo siguen los niños? Si, por los momentos todo bien, con mucha paciencia… Yo no soy nada de eso, pero tengo que hacer las cosas bien, se lo debo. Si quieres eres bienvenida… Bárbara sabes que… No. Bien, bien. Cuando te decidas me avisas, así yo estoy pendiente… Este – Anni escucho pasos en su dirección y se sobresaltó pero no se movió de sitio – Hablamos después, cuando este desocupado, dame tiempo de organizarme bien aquí y te hablo de todo lo que me ha pasado. Si, si, los amigos no se abandonan, yo no estoy abandonando, deja el drama y ve a darle comida a esa pobre criatura que me tiene sordo… Corres con la suerte de que es humano… Ya me tengo que ir, que ya me voy…
Anni se acordó de cosas que le había dicho Rubí en esos viajes donde visitaba a Daven, sabía bien quien era esa tal Bárbara, y la molestia no pudo ser contenida y calmada, la puerta se abrió de golpe y Daven se consiguió con una Anni tan enojada que casi echaba humo por la nariz.
- Mi preciosa… - La quiso abrazar, pero ella lo jaloneo alejándolo.
- Nada de preciosa, mentiroso – se cuzo de brazos fulminándolo.
- ¿Mentiroso por qué?
- ¿MINTIRISI PIR QUI? Idiota, como si no supiera yo de la otra.
- ¿De la otra? – Daven se atracando con las palabras.
- Si, la otra.
- ¿Cuál otra? – segaba a crees el motivo, ella no podía saber su historia con Bárbara.
- Esa tal Bárbara. Dime una cosa ¿sabe que existo?
El callo mirándola sin saber qué hacer, para Anni eso era toda la respuesta que quería sabes, lo empujo y corrió por las escaleras.
- Anni…
Lo escucho gritar pero no necesitaba verlo, ni escucharlo, en ese momento quería estar tan lejos de él como pudiera. Daven llego hasta la puerta de su mate y toco varias veces, hablándole pero ella solo le respondía con “vete” o “no te quiero escuchar”.
Al cabo de media hora él dejo de insistir y ella pudo bañarse tranquilamente, hacer tarea y acostarse adormir sin cenar, con la puerta trancada para que no la molestaran. Por la noche Rubí insistió pero ella dijo que quería estar sola. No quiso salir por la ventana al bosque al pensar en la última vez que lo hizo y justo se encontró con Daven, podía sospechar que él estaba esperando el momento en que lo hiciera, sentía como si él estuviera en su cuarto con la oreja pegada a la pared para escuchar señales sobre ella, a donde caminada, o que hacía.
El crujir de las tablas de la cama o el agua correr en el baño le daría un indició, así que solo quedo en la cama, vio el techo, el cielo por la ventana, y la pequeña raja que había debajo de la puerta, la luz que entraba del pasillo, el piso iluminado, y se durmió tiempo después. Al día siguiente Daven se le acerco pero ella lo ignro, le paso por un lado y lo dejo con la palabra en la boca.