Capítulo 30
-Nina-
Me encontraba una vez más frente al computador de la universidad, la encargada me había advertido un par de veces que debía salir, ya que había gente de mantenimiento trabajando y pronto cortarían la luz para realizar algunas refacciones.
Rápidamente busqué el nombre de Laurent Cornicova, pero no obtuve nada que fuese de ayuda, habían muchos Laurent, y nada que diese con el perfil de ese hombre, borré el apellido Cornicova, cambiándolo por Sjulik y como si aquel apellido fuese una mágica palabra, mis ojos se abrieron expectantes y sorpresivos ante la primer fotografía, un hombre de impecable traje y sonrisa perfecta, aparecía saludando a una muchedumbre de gente, a su lado le acompañaba una rubia mujer delgada tan elegante como él.
Rápidamente, leí los diferentes enlaces, mientras oía la voz de la encargada insistiendo porque apagase el computador.
—Señorita, vamos a cerrar—me advirtió de mala gana una vez más.
—Solo me tomara un segundos—insistí sin casi mirar a la mujer.
Seguí buscando, Laurent no era irlandés, sino francés, varios enlaces hablaban sobre su gran compromiso con los delitos y el terrorismo. Páginas y páginas dedicadas a su excelente labor y profesionalismo; incluso lo tildaban de héroe nacional, por sus hazañas con los delincuentes, y…
La pantalla se puso en negro, moví mi cabeza con frustración, miré a mi alrededor, me había quedado completamente a oscuras, los hombres de mantenimiento, pasaban de un lado para el otro por el pasillo con linternas, lancé un suspiro intentando contener mi frustración.
No podría estar así por el resto de los días, era viernes, la sala no estaría reparada hasta dentro de cinco días, Duncan, era la única apersona a la cual podía recurrir, mis pasos se movían ágiles hacia su casa, debía admitir que Gabrielle me había contagiado su aborreciendo por su esposo, ese hombre que hasta ahora era un total desconocido para mí.
Entré a la casa de Duncan, sentía que debía calmar mi ansiedad por querer saber, rasque la cabeza de León que maulló un par de veces cerca de mis pies, mientras Duncan cerraba la puerta tras de mí. Me quité la bufanda y los guantes, afuera el frío cada vez se hacía notar más.
—Duncan, necesito hacerte unas preguntas—anuncié mirándolo, mientras él entornaba los ojos escudriñándome con la mirada.
—¡Patrañas!—sentenció—hoy tengo amnesia, la vejez y el pegamento para dentaduras postizas están haciendo mella en mi cerebro—se excusó caminando hacia la chimenea para lanzar unos trozos de madera.
—Duncan, por favor, sólo necesito saber ¿quién es Laurent?—Duncan me miró con los ojos abiertos como platos.
—El diablo—resopló sin más.
—Se más claro, por favor.
—No puedo, no te metas en líos, además, si Luca se entera de que yo estoy hablando sobre ese idiota contigo seguro que va a molestarse.
—¡Por favor!— rogué
—No—respondió inmutable.
—Te lo ruego——insistí, debía apelar a todos tipo de suplicas
—¡Bien!—soltó entre dientes adormeciendo a duras penas su negativa hacia mi insistencia—¡qué contigo no puedo!—se quejó, lanzando algún que otro gruñido malhumorado mientras se sentaba en su sillón.
—Solo te permito una pregunta, así que piensa bien lo que quieras preguntar, porque no responderé más que una—afirmó seriamente.
Eso me ponía en un dilema, tenía tanto para preguntarle que mi mente se llenó de un millón de preguntas en un segundo, todos mis cuestionamientos eran acertados, pero debía admitir que si Duncan decía una, entonces sería una sola pregunta y no más.
—Bien…—dije de forma pensativa
—Te escucho— los dedos de Duncan se movía con tranquilidad sobre el pelaje de su gato.
—Laurent, es el padre de Luca, calculo que la relación no es buena, supongo que el día en el que Luca fue golpeado por el caballo, el idiota en cuestión, era el padre de Luca, ahora bien, si la relación es mala, hay algo que me lleva a pensar que por obligación están unidos, no hablo de la relación padre e hijo, sino de algo más…que no sé, lo que me lleva a cuestionarme: ¿ qué tipo de relación tiene Luca con su padre?
—Luca, por obligación, trabaja resolviendo los casos que Laurent necesita para coronarse como el súper héroe del mundo, Laurent es la peor persona con la que te puedes atravesar en tu vida, claro está, después de Luca—me sonrió con cierta sorna.
—eso quiere decir que…—Duncan me detuvo levantó suavemente una mano.
—Solo una pregunta—me recordó, desvié mi mirada suspirando, si Duncan supiera que yo no estaba para esos juegos, pero un trato, era un trato.
—Pero…—insistí a lo que Duncan me detuvo
—Tiempo al tiempo muchacha—respondió con aires de sabiduría y misterio.
Las respuestas no iban a hacerse tardar en llegar…
Cuatro días después, mi espera culminó, era de tarde y cerca de la casa de Duncan había un movimiento inusual, primero se estaciono un automóvil, del cual bajó un corpulento hombre con un bolso entrando hacia la casa, luego, apareció otro automóvil, de allí, bajó una mujer de unos treinta y ocho años, llevaba el cabello tomado con una coleta, vestía de manera elegante, sus tacones al caminar producían un ruido apresurado mientras miraba su reloj asegurándose que había llegado a horario.