Mi segundo día aquí no podía ir peor. Casi podía ver mi cara igual a un tomate a causa del sonrojo que tenía.
— Anda, Carrie. Yo te cuido la puerta — prometió, Nick
— Ni loca me bañaré en el mismo baño que todos los hombres. ¡Están locos! Ya puedo imaginar lo que pasará si cedo a semejante cosa
— No te pasará nada. Sí alguien te hace algo tendrá consecuencias. Ahora eres la protegida del rector, él no dejará que te pase algo — comentó, Mason
— Eso no ayuda en nada. No es garantía, él no está aquí
— Pero nosotros sí — le siguió, Elliot
Hagamos un Stop aquí para explicar brevemente mi situación. Sucede que, nadie me había advertido que en éste absurdo campamento todos los hombres sé duchan en pequeños cubículos uno al lado del otro con sólo una cortina pequeña como puerta. Blake me había advertido ya algo así, pero no quise creerle y ahora estoy sufriendo las consecuencias.
— Prefiero no ducharme
— Déjate de berrinches y entra, Carrie — ordenó Chad
— Y ¿ustedes?
— Sí lo dices por la compañía, a mí no me molesta entrar — Mason sonrió con picardía
— Paso. Prefiero que salga el payaso feo de la película a qué entres ahí conmigo
— Todas dicen eso al principio, pero siempre caen — subió y bajó las cejas sintiéndose un Don Juan
— Sí, con un amarre — sé burló, Elliot
— ¡Hey! Aún no caigo en eso — sé defendió indignado
— ¡Chicos! — exclamé — No puedo hacerlo, me siento muy incómoda con la idea de ducharme en un lugar lleno de chicos — regresé al tema principal
Sí bien, los chicos eran bastante atractivos, pero eso no quitaba el hecho de que la mayoría de ellos no quitaban la mirada de mí ni para espantar una mosca. Era incómodo.
— Te propongo algo — Elliot, se plantó a lado de mí — Podemos esperar a que la mayoría de chicos se vayan para que puedas ducharte, y cuando lo hagas yo me quedaré aquí afuera para cuidar que nadie intente espiar o algo por el estilo. Después irás a la oficina del rector Nash y le dirás tu inconformidad, ¿de acuerdo? Y veremos qué puede hacer respecto a esto, pero por ahora debes ducharte
Sonreí conmovida. No había duda de que Elliot era un gran chico.
No pude evitarlo y me abalancé sobre él para abrazarlo.
— Mientras tanto, nosotros si debemos ducharnos — comentó, Chad
— Tienes razón — concordó, Nick
Ambos comenzaron a quitarse las camisetas y los pans de pijama frente a mí quedando en puro bóxer.
— ¡Chicos! — exclamé cerrando los ojos
No quería que creyeran que era una pervertida. Además, si seguía viéndolos algo muy grave ocurriría aquí.
— No es nada que seguramente no hayas visto ya — escuché la voz de Chad
Me abstuve de poner los ojos en blanco.
— ¡Pero no me interesa ver tu llavero! — bufé indignada
¿Qué creía? ¿Qué iba por la vida viendo aparatos reproductores? Lamentablemente los había visto más en los libros de Ciencias, en las lecciones de tercer grado dónde te enseñaban el cuerpo humano que en persona.
— ¿Por qué llavero? — cuestionó, Chad, confundido
— ¡Porque nada más lo tienes de adorno!
— ¡Uuuhhh! — exclamaron todos los chicos presentes en las duchas
— ¡Cállense! — gritó Chad a los adolescentes semidesnudos
— Ya Carrie, tranquila que ver un poco no pasa nada — comentó, Nick
En realidad si pasa, porque la mayoría de los chicos realmente son apuestos y yo soy la única chica aquí, y eso no es muy buena combinación.
Con resignación y sacrificio, volví a abrir los ojos, pero ésta vez con el objetivo de no prestarles atención.
Chad y Nick tomaron unas toallas de un anaquel a sus espaldas y se dirigieron cada uno a un cubículo diferente para tomar sus respectivas duchas.
— Gracias por no dejarme sola, Elliot — intenté hacer conversación para entrenerme mientras esperaba
— No es nada. Hoy por ti, mañana por mí
— Sí — Mason, intervino en la conversación — ¿Qué no dicen que hay que ayudar al prójimo?
— ¿No tienes qué darte una ducha? — intenté correrlo de una forma casual
Mason no me parecía desagradable, en realidad era bastante atractivo, pero era de esos chicos que mataba su encanto con sólo abrir la boca. De verdad me parece desesperante.
— Lo siento madre. Ahora mismo me ducharé — repitiendo la acción de los otros, se quitó la pijama para tomar una toalla he ir a un cubículo
— Ten paciencia con él — aconsejó el pelinegro cuando Mason se fué
— Sé que no es malo, pero creo que a veces es algo inoportuno — comenté — Y la mayoría de tiempo suelo chocar con las personas así — agregué luego de unos segundos
— Cuando lo conocí me parecía irritante. Confieso que en el pasado lo trate mal por ser tan parlanchín, pero créeme que si te das el tiempo te agradara más de lo que imaginas
— No lo sé. Carezco de paciencia, soy muy enojona y suelo no llevarme bien con la mayoría de personas
— No me digas... — sonrió sarcástico
— Estoy conciente de que tal vez no he dado muy buena impresión. Desde que llegué tengo cara de perro rabioso, pero así soy yo — me encogí de hombros
— Supongo que la gente siempre debe adaptarse a ti — bajó un poco la voz al ver a un par de chicos pasar por nuestro lado
— No, de hecho siempre es al revés, pero siempre fracaso y término arruinando todo. Creo que es por eso que no le agrado a mi padre — jugueteé con mis dedos
— ¿Agradarle a tu padre? Qué estupidez, todos los padres quieren a sus hijos
— Al parecer más estúpido es lo que tú dices. No puedes agradarle a tu padre cuando él esperaba que fueras niño
— ¿Es en serio? — preguntó incrédulo
»Sí«.
— No — mentí — Estaba jugando. No me llevo muy bien con mi padre porque simplemente no quiero — mentí a medias
Hasta cierto punto, lo que decía era cierto, pero solamente un 50%, porque el otro 50% era por ser mujer.
— Creo que me ducharé de una vez — comenté luego de un rato en silencio