Carta al viento [editando]

Tan cerca

Alejandra, estando encima mío, soltó una pequeña risita y se acercó para dejar un pequeño beso en mis labios. Después de eso, se levantó y me ayudó a ponerme de pie.

-Oye... -Empezó a hablar, frotando su brazo izquierdo con su mano derecha y girando su torso de un lado al otro, como una niña pequeña.- Lamento lo de que tu madre te atropellara.

-¿Cómo lo supiste? -Me exalté un poco, ella no se había preocupado por mi en todo el día-

-Claro, eso ya está en la boca de todo el mundo. Cuando lo supe, me preocupé demasiado.

-Ah, eso lo explica. Tuviste que enterarte por boca de otros-Miré al piso, decaído-

-Igual estaba preocupada, esperaba que me escribieras al llegar, y no me había llegado ningún mensaje.

-Y, no sé, ¿No se tepasó por la cabeza llamarme cuando te preocupaste? -Tomé una bocanada de aire y no dejé que Alejandra empezara a hablar- Pero, ya pasó. No te preocupes. - Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla.-

-Bueno, hubiese sido una buena idea, pero lo que pasó, ya pasó. Por ahora, disfrutemos de nuestro tiempo juntos

Ella, en ese momento sonrió. Era esa pequeña sonrisa que me sacaba siempre de apuros, que hacía que mi mente se despejara, que odos mis problemas desaparecieran. Yo me perdí en su sonrisa, sus ojos y sus labios, casi por instinto, la tomé de la cintura y la acerqué a mi. Tengo que admitir que me seguían doliendo las piernas, pero creo que por aquella adrenalina del momento, pude tomar las fuerzas suficientes para levantarla, ella rodeó mi cintura con sus piernas y empezó a besarme. Con ella en brazos, decidí subir a mi habitación. Había olvidado completamente la presencia de mi madre en el cuarto de al lado. Así que, seguí en lo mío, me separé de sus labios y la miré fijamente, ella me estaba sonriendo, aseguro que en ese momento, me senrí como el hombre más feliz de este planeta. Ella bajó sus piernas, se acostó en la cama y me hizo señas pa acercarme, yo, obviamente, me acerqué de forma lenta, posé mi cuerpo encima de el de ella. Nuevamente empezamos a besarnos, en medio de estos, ella empezó a levantar mi camisa poco a poco. Cuando me despojó de esta, procedí a pasarmi dedos por sus piernas sin haberla despojado de sus prendas. No quería precipitarme, quería hacer de esto, la mejor tarde de mi vida. Alejé mis manos de sus piernas, y ella jadeó un poco como si intentase contener un gemido. Empecé a despojarla de su prenda superior, y al terminar, hice lo mismo con su sostén, y empecé a dejar pequeños besos por todo su cuello y su toros, a lo que ella empezó a jadear cada vez más, hasta el momento en el que llegué a su pecho, en ese momento, ella empezó a gemir en un tono bajo, y me tomó del cabello. Eso terminó de incitarme para empezar a bajar su prenda inferior, a medida que la bajaba, también bajaba la cabeza, dando besos y dejando marcas, a lo que sus gemidos aumentaban. Ya me encontraba en su cintura. Di un par de besos al rededor de su vagina, y al moemnto en el que iba a quitarle la ropa interior, escuché como la puerta del cuarto de mi madre se abrió. Yo corrí a cerrar la puerta, pero al moverla, sonó demasiado, así que le hice una seña a Alejandra para esconderse detrás de la puerta, y yo corrí de vuelta a la cama para ocultar mi cuerpo desnudo bajo las sábanas, unos segundos después, la puertase abrió.

-¿Qué fue ese ruido? -Preguntó mi madre aún adormilada-

-El viento cerró la puerta -Dije fingiendo estár adormilado también- ¿Puedes cerrar de nuevo, por favor?

-Pero está haciendo demasiado calor -Abrió más la puerta y entró para abrir las ventanas- ¿No te parece?

-La verdad sí, abre las ventanas, iré por algo de ropa más fresca-

Me quité las sábans y fui hacia mi armario, el cual estaba detrás de a puerta, con mi cuerpo, tapaba a Alejandra mientras fingía estar buscando ropa. Mi madre no tenía forma de verla. Ella, por la adrenalina de lo que había pasado anteriormente, no le importó que mi madre estuviera en el cuarto, y empezó a bajar sus manos por todo mi pecho, pasando por mi abdomen, un escalofrío recorrió toda mi espalda, ella siguió bajando hasta legar a mi miembro y lentamente me empezó a masturbar. Yo la miré levantando las cejas y con una amplía sonrisa. Pero un momento después, me percaté nuevamente de que mi madre estaba en el cuarto y giré los ojos hacía la derecha, esperando que ella entendieraque le estaba pidiendo que se detuviera para evitar cualquier problema, ella entendió perfectamente y se detuvo. Mi madre giró.

-Paulo, gas, ponte algo de ropa. -Dijo mi madre dirigiendose a la puerta-

-Señora, usted me vio nacer. -Dije tapando lo mejor posible a Alejandra. Mi madre salió del todo del cuarto y cerró la puerta.

-Cierto, espero ser la únia que te conozca así. -Soltó una carcajada como si estuviera loca-

-Probablemente así sea por mucho tiempo. 

Reí de forma nerviosa y esperé unos instantes a que mi madre bajara las escaleras

-Vuelvo más tarde. -Gritó ella desde abajo-



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En el texto hay: cartas, escuela, amoros

Editado: 25.08.2019

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