Abril 01, de 2022
Querida mamá:
Ha pasado tiempo desde la última vez que te escribí y con ello algunas cosas para contarte. Pienso en ti, cuando miro al espejo, se que estas ahí, aunque me duele no saber en qué parte específicamente.
Sigo yendo a terapia, como ya te había contado. Ha sido liberador ir soltando poco a poco la carga que tengo respecto a ustedes, mis padres. Me ha hecho pensar en cómo no somos conscientes de la importancia de la salud mental, de cuidarnos y de desarrollar un verdadero amor propio. No desde la arrogancia, sino desde la aceptación.
Antes yo creía que podría resolver esto sola, de hecho me hice un muro de «fortaleza» donde los negaba a ustedes y decía no necesitarlos. Y aunque salí adelante como mejor pude, se que siempre necesite de su apoyo, su guía, pero sobre todo de su amor. Ahora ya no lo exijo ni me enojo por no tenerlos, poco a poco abrazo a los dos en mi corazón.
Hace unos días encontré una foto de mi papá donde está conmigo, tendría yo unos siete años de edad, me veo contenta junto a él, sujetando su brazo y con una enorme sonrisa, los dos nos vemos felices y entonces me pregunte ¿En qué momento nos separamos tanto y nos vimos como extraños? Pienso que fue al pasar el tiempo, cada vez nos vimos menos, con el tiempo hubo menos comunicación, el tuvo otras hijas, cuando venía a verme solía hablar solo sobre ellas, hasta que un día empecé a odiar todo eso, a odiar que no estuviera, me llene de ira contra él, solo no aceptaba que en realidad me dolía.
Toda esa semana después de ver la foto, pensé mucho en las razones de mi enojo hacia él, ira que por supuesto me afectaba a mí y solo a mí.
Justo a la semana de ver la foto, me encontré con él, hacía muchos años que no nos veíamos, mi corazón se sobrecogió de distintas emociones, se veía muy cansado, enfermo, me miró pero dudó en hablarme, le salude yo, le pregunte como estaba, sí contesto pero en monosílabos y siguió caminando, quería que se detuviera, deseaba abrazarlo, pretendía tener una conversación más larga con él y por primera vez en mucho tiempo, sentí un gran amor por él en mi corazón, en todo mi ser. Mientras él caminaba a paso lento alejándose de mí, entendí con lágrimas en los ojos sobre la rendición del amor y acepte que duele que no nos veamos, duele no abrazarlo libremente, pero ya no hay ira para él, solo amor. Te amo papá.
Si me hubieses dicho tiempo atrás que yo sentiría esto, me habría dado risa y lo habría negado rotundamente.
Ha sido toda una odisea vivir y sentir estas emociones, es un trabajo interno importante, que en ocasiones ha sido doloroso, pero me hace sentir mucho mejor, liberada. No solo es sentir o no sentir, es un proceso de autoconocimiento, desarraigar viejas creencias y adquirir nuevas.
Sé que en este proceso indirectamente estas involucrada tu también, pero no sabes cuánto desearía no tener las manos vacías de información sobre ti, aunque tengo confianza en que ese momento llegara a su debido tiempo.
Por lo pronto cuídate, espero el momento de encontrarnos.
Con amor, tu hija Liliana.
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Editado: 07.11.2022