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No hay día alguno en que recitar a ti mis versos no sea necesario,
Pues en aquellas cartas sin entregar habitan mis recuerdos,
Mis anhelos,
Y quizá esperanzas.
Miserable de mi que cada día esperaba por lo menos un adiós que jamás llegó,
Y... ¿A quién quiero engañar?
Aun espero tu carta en el buzón,
Apesar de saber que jamás llegará.
Pues un día fuimos uno , y al otro consumidos ya por el torturante fuego intentamos construirnos,
Pero... ¿Cómo se reconstruye algo que ya se ha esparcido?
¿No queda aquello incompleto?
Y esque, entender eso duele más de lo que al parecer debería doler.
Pero lo mucho que sufro lejos de ti,
Aun cuando mi alma roza la agonía,
No es más que el precio por sentir un paraíso,
El precio de sentir tu alma vibrar al son de la mía,
El precio de perdernos ambos en el silencio y encontrarnos solo por la leve melodia de nuestros corazones,
Y... ¿Para qué entregar mis versos?
¿No es mejor que las cenizas se disparsan solas?
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