Cartas a mi soldado

Cap 12

Jazmín suspiró en sus brazos cruzados, su frente descansando cómodamente en uno de sus antebrazos.

El hospital fue menos agitado con heridas de guerra en este tiempo de paz, pero eso no significó mucho. Ahora había más mujeres embarazadas (en unos pocos meses más y el infierno se desataría aquí), más niños que entraban con heridas leves en sus intentos de ser como los héroes y más veteranos que llegaban con problemas persistentes.

Simplemente no había suficientes médicos y ella se estaba agotando, se sentía mucho más vieja de lo que era. No ayudó que su habitual alivio del estrés, escribiendo a Alejandro, obviamente estaba más cerca justo en su ventana. Jazmín se recordó a sí misma limpiar el cajón, se estaba llenando y no era como si las cartas no enviadas tuvieran algún propósito. Bueno, aparte de reafirmar cuan cobarde seguía siendo. Ya habían pasado dos meses desde su regreso y todavía no podía encontrar en sí misma valor para buscar a Alejandro.

Volvió a suspirar y se obligó a desaparecer entre sus brazos. O al menos durante cinco minutos más antes de que tuviera que lidiar con las montañas de papeleo de los pacientes de hoy.

- ¿Jazmín Hans?- preguntó una voz monótona.

Ella miró las pilas de sus temidos papeles y tomos en su pequeña y desordenada oficina y casi saltó: era su espantapájaros.

Por un momento, pensó que era extraño que el hombre apareciera después de pensar en él. Pero pensaba en Alejandro a menudo, por lo que las probabilidades de que él entrara cuando estaba en su mente eran bastante grandes.

- S-Sí?- finalmente preguntó después de darse cuenta de que estaba en silencio demasiado tiempo.

- Estoy buscando a alguien para que me revise el ojo y Mei me dirigió a ti. Aparentemente está teniendo que invertir suficiente tiempo para enseñarle a ese tonto de John sobre la delicadeza que es el papeleo.

- Eso es muy hipócrita viniendo de ella. De todos modos hago casi todo su papeleo- murmuró.

- Puedo ver eso- dijo alejandro alegremente mientras barría un brazo, señalando claramente el desorden que era su armario-. Ahora, ¿sobre ese examen ocular?

- Oh sí… eh, por qué no… eh, ¿aquí?- Dijo, hurgando con las palabras y su cuerpo mientras se sentaba sobresaltada-. Solo siéntate en esa silla allí.

- ¿La que está cubierta con los libros de texto?- Alejandro cuestionó, levantando uno de los libros y una ceja.

- Correcto, solo un momento- dijo mientras avanzaba y apilaba los libros en el piso al lado de su escritorio. Le ofreció la que tenía en las manos y Jazmín la tomó, obsesivamente cuidadosa de no dejar que sus dedos se rozaran.

Ahora que realmente había un lugar para sentarse, Alejandro lo hizo con un suave resoplido. Levantó la mano y se quitó la pañoleta  (su cabello plateado se sobresalió y se expandió más ) Antes de que sus manos descansaran distraídamente sobre su regazo. Él la miró con su único ojo expectante.

- ¿Cuál parece ser el problema?- Jazmín preguntó mientras se movía para pararse frente a él, con los brazos cruzados.

Recordó cómo Mei y ella habían visto personalmente su ojo después de que él había salido de la puerta de la muerte y se habían asegurado (especialmente con la adrenalina de darse cuenta de que Alejandro era su espantapájaros) que si bien no podían salvar el ojo, podían hacerlo cómodo. Habían considerado quitarle un ojo a alguien que no podían salvar, pero decidieron que era demasiado mórbido. Y Jazmín recordó su carta sobre su mejor amigo: un ojo muerto en su cabeza era suficiente para toda la vida.

- Es difícil de explicar- dijo encogiéndose de hombros y ese parecía ser el final de su elocuente explicación de la situación.

Parecía que él escribía tal como hablaba.

El silencio regresó a la habitación cargada. Alejandro solo la miró, su ojo parecía sin emociones. Ella resistió el impulso de retorcerse; era como si supiera que ella le estaba ocultando algo, ella nunca había sido muy buena mintiendo sobre asuntos personales y no se volvió mucho más buena en mentirle a alguien que ella amaba inmensamente.

- Bueno, déjame echarle un vistazo y tratar de resolverlo- finalmente habló Jazmín, el silencio casi era aplastante.

Alejandro levantó la cabeza ligeramente con los ojos fijos en ella expectante. Ella se adelantó y le quitó el parche con delicadeza, asegurándose de que la banda no se enganchara en ninguno de sus cabellos. Era sorprendentemente suave bajo su toque. Recordó la sensación cuando había mantenido su cabeza quieta mientras Mei evaluaba su cuenca vacía todos esos meses atrás.

- Solo... um…perdóname por un momento- ofreció Jazmín entrecortadamente antes de levantar sus manos hacia su rostro.

Había tenido tanto cuidado de no tocarlo antes, pero todo había sido en vano. Ahora una mano acunaba el costado de su cara; el otro se calmó sobre su ceja bisecada directamente sobre su cuenca vacía. Sintió que su energia entraba y comenzaba su examen, revisando las venas y la estructura para ver si era algo físico.

Ella olvidó cómo respirar momentáneamente mientras acercaba su rostro para examinarlo físicamente. Tuvo que doblar la espalda un poco más que cómoda, pero nada parece estar cerca. Se preguntó si él tenía una línea bronceada debido a su máscara.




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