Sentí un gran alivio al darme cuenta que mi locura era irreal.
Me he dado cuenta que si no te vi, fue porque te habías marchado al cielo. Lo sé, porque lo vi en uno de mis sueños lúcidos.
Aparecías tú, a la misma hora.
No había pista de la mujer mortal, sólo estabas tú, acompañado de más mortales, sonreías, te veías hermoso.
Era como si al estar en compañía de los demás, me hiciera darme cuenta que de todos ellos, eras tú el que más sobresalía.
Era lógico, ellos no eran ángeles como tú.
Espero volver a verte de nuevo, que sin tu presencia, no podría seguir escribiéndote cartas.
Simplemente eres tú, quién me inspira a escribirlas...
Así como el pintor no es nada, si no tiene a quien retratar.
Así como el escultor no es nada, si no tiene a quien esculpir.
Así como el músico no es nada, si no tiene quién escuche sus melodías.
Así como el poeta no es nada, si no tiene a quien recitarle sus poesías.
Así como el escritor no es nada, si no tiene quien lea sus historias.
Yo no soy nada, si no tengo a mi ángel a quién escribirle cartas.