POV Ricky
Respiro profundamente intentando calmarme, me sentía demasiado nervioso con esta reunión pero sabía que debía hacerla; si no por ella, por mí.
Había leído cada carta que Dani me había enviado semana tras semana. Cuando la primera llego, me sorprendió bastante, no esperaba que ella me hablara, mucho menos de esa manera. Conforme fueron llegando las demás, las fui leyendo y guardando hasta que la última apareció. Ya había supuesto todo lo que ella había escrito, pero leerlo y saber que era cierto había sido desconcertante. No me había gustado que ella pensara así de mí, mi intención nunca había sido jugar con ella, quería algo serio; pero no paso. En si, no era mi culpa al haberme ido, o su culpa por malinterpretar las cosas; solo había pasado así
Después de leer su última carta, necesite mucha fuerza de voluntad para mandarle un mensaje. Quería hablar bien con ella, poder explicarle las cosas; acordamos encontrarnos en un restaurante cercano a ambas casas. Aunque ella me había pedido que alguien más fuera; fue su idea que Alberto estuviera presente para que fuera su coartada; aparentemente se habían hecho grandes amigos y sus padres le tenían la confianza para que ella fuera.
Mi atención regresa a la ventana esperando verla cuando llegue.
—¡Ricky! —me giro al escuchar a alguien gritar mi nombre, pero por la voz sabía que no era ella. Veo a Alberto acercarse a mí, me levanto para saludarlo como es debido—. ¿Cómo has estado? —pregunta tomando asiento a un lado mío.
—Muy bien. ¿Qué tal tú? —empiezo a conversar a pesar de que lo que quería era preguntarle sobre Dani; había supuesto que llegarían juntos.
Parece que él descubre lo que pienso al ver mi rostro ya que suelta una carcajada—. Tranquilo, me prometió que sí iba a venir —me asegura regresando su atención al menú que había en la mesa.
—Al menos tú estás seguro de eso —murmuro agotado. Tenía que confiar en que vendría, no tenía sentido que lo hubiera planeado y no viniera.
Justo conforme ese pensamiento aparecio en mi mente, pude ver a una chica de cabello castaño corto y tez blanca, era ella; a pesar de que se había cortado el cabello, podía distinguirla aún. Avanzo por el estacionamiento y llego a la entrada. Quería levantarme para saludarla, pero me quede estático en mi asiento al verla. No sabía que iba a pasar ahora.
—Perdonen la tardanza. Me ocupe de unas cosas antes de venir —dijo en cuanto estuvo en nuestra mesa, se quito el sueter y lo dejo colgado en su silla junto a su bolsa mientras tomaba asiento—. Hola Beto —dijo sonriente volteando a ver a nuestro amigo mientras le daba un beso en la mejilla. Entonces su atención se dirigió a mí, era notorio el nerviosismo de ambos—. Hola —murmuro forzando una sonrisa sin desviar su mirada de mí.
—Hola —respondo a secas. No sabía cómo seguir a partir de ahí. Habíamos quedado hablar sobre lo que había escrito y lo que había pasado, pero llegado el momento parecía que ninguno de los dos tenía intenciones de decir algo.
—Entonces... —la voz de Alberto nos sobresalta a ambos haciendo que nuestra atención se vaya a él—. Voy al baño un momento, mientras ustedes se ponen al día —se levanta tranquilamente y se va, mi mirada lo sigue sabiendo que cuando ya no esté, tendré que volver a ver a Dani.
—¿Cómo has estado? —pregunta Dani haciendo que voltea a verla, noto una sonrisa incómoda en su rostro aunque no desvía la mirada.
—Bien —respondo a secas acomodándome en mi lugar y tomando un sorbo de la bebida que ya había pedido— ¿Y tú?
—Tambien bien.
El silencio se volvío a instalar y ambos desviamos la mirada distrayéndonos con otras cosas evitando tomar el tema. Doy un suspiro siendo consciente de que yo era quien debía hablar, despues de todo, había sido yo quien la había invitado.
—Leí todas tus cartas... —empiezo a decir pero ella me interrumpí rapidamente.
—No lo digas —declara firmemente apoyando ambas manos en la mesa—. No sé que estaba pensando cuando las escribí y las mandé; te juro que me arrepentí en el momento en que vi tu mensaje —habla rapidamente, como si estuviera desesperada.
Alargo mis manos tomando las suyas, siento su sobresalto pero no la suelto—. No tienes porque arrepentirte. Me alegra que lo hayas hecho —le aseguro dándole una sonrisa.
Ella levanta la mirada y me ve sorprendida—. ¿De verdad? —la sorpresa también se notaba en su voz, entendía porque no me creía.
—Si no lo hubieras hecho, jamás hubiera entendido porque te alejaste de mí —le confieso desviando un poco la mirada.
—Perdóname. En verdad lo lamento —se notaba que en verdad se sentía arrepentida por eso, incluso yo me arrepentía ahora de tomar el tema.
—Escucha —tomo su barbilla haciendo que me vea, se que sería algo incómodo y lo comprobe por el pequeño temblor que sentí en su cuerpo al momento en que lo hice—. Los dos cometimos errores de cosas que nos arrepentimos —mi mente vuelve a Samira intentando recordar si en verdad llegué a hacer de lado a Dani, pero no tenía idea y eso me causaba más conflicto—. Pero para eso estamos aquí, para hablar de eso.
—Yo no quería —murmura sin despejar su mirada de la mía—. En un momento sentí que no me querías, que solo estabas jugando con nosotras y me molesté; no fue hasta que te me declaraste que sentí que tenía que decírtelo, pero no sé como hablar y terminé escribiéndotelo —en un momento había alejado sus manos de las mías y las movía con nerviosismo en su regazo cambiando su mirada entre sus manos y mi rostro—. Creo que solo quería que no me odiaras o pensaras mal de mí.
—Jamás podría pensar mal de tí —una pequeña risa sale de mis labios, Dani podía equivocarse pero siempre sabía hacer las cosas bien, no había manera de que me molestara con ella—. ¿Amigos? —pregunto extendiendo mi mano, ella la ve con duda por un momento hasta que la toma—. Pero esta vez es en serio. Quiero volver a ser tu amigo, de verdad —le pido. No podía volver al pasado pero podía arreglar las cosas ahora y, al menos, recuperar su amistad.