Cartas
Doy un vistazo a mis redes sociales buscando alguna pista mientras espero a Bethany en una de las mejores heladerías de la ciudad.
Y es que, hace varios días enviaron a casa un pequeño paquete a mi nombre, a decir verdades, no le tomé importancia hasta ayer, en que no podía dormir y al fin decidí averiguar que contiene. Y ahora, solo necesito respuestas.
— ¿Me esperaste demasiado?
Levanto la mirada y trato de contener una sonrisa pero se me hace inevitable no contemplar su belleza y más cuando la tengo frente a mí.
Detallo su vestido, una blusa rosa con flores junto a una falda azul oscuro acorde con la temporada.
— Vale la pena esperarte, Beth. Estás preciosa.
Una sonrisa avergonzada y un ligero rubor se dibuja en su rostro mientras me agradece.
— Y...¿Para qué me has citado aquí? ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme?
Se sienta a mi lado.
— Hace unos días me llegaron unos extraños sobres a mi casa.
— ¿Sobres?
— Sí.
— ¿Y ya los revisaste? Quizás son avisos de que no has pagado la renta de tu apartamento o simplemente publicidad de algún supermercado.
— Son cartas de amor. Tres para ser específico.
— ¿Cartas? ¿Quién envía cartas en estos tiempos? Sería más útil enviar un mensaje de texto ¿no?
— No sé cuál fue su intención pero me gustaron. Nunca me habían enviado uno y... es extraño.
Beth se mueve incómoda a mi lado.
— Y, ¿De quién es? ¿Quién te las envía?
— No lo sé. Su remitente es un total enigma. He estado pensando en quién podría ser y la primera persona que apareció en mi mente fue Ash, mi vecina.
— ¿Ash? — menciona descolocada.
— En realidad, lo dudé mucho — me vuelvo para mirarla a los ojos— pensé en ti pero tuve que descartarte porque tú jamás escribirías una carta. Eso me aseguraste la última vez que nos vimos.
— ¡Por supuesto que sí! Odio las cartas.
— Lo sabía — tuerzo una sonrisa fingiendo que no estoy decepcionado. Suspiro — Así que fui a buscar a Ash esta mañana, le enseñé las cartas y le pregunté si era ella. Me lo negó. Volví a insistir y se enojó conmigo.
— ¿Qué hubiese pasado si Ash te decía que sí era ella?
— ¿Aparte de lo incómodo que sería? Pues, nada. Ash es una amiga y no la he visto como algo más. Lo que no entiendo es, si me revela que le gusto, ¿Por qué no me dice quién es?
— Quizás ya no podía mantenerlo en secreto y te escribió para que lo supieras. Además, estamos cerca de San Valentín y eso la habrá motivado.
Se encoge de hombros.
No había tomado en cuenta ese pequeño detalle. ¡Qué despistado soy!
De la nada, Bethany empieza a sonreír.
—¿Qué se siente saber que eres el crush de alguien?
—¿De qué vale ser crush de alguien si no tienes a tu lado a la persona que te gusta? ¿Es halagador? Sí pero te hace cuestionar el porqué no das el primer paso con esa persona especial.
— ¡Ouch! Espero que esa pobre fan enamorada no escuche eso ¡Acabas de romper mi corazón! — pone una mano sobre su pecho de manera dramática.
Me río.
— ¿Tienes planes para este 14 de febrero?
— ¿Vas a invitarme a cenar? — sus ojos se encienden emocionada.
— Sí, ¿Tienes planes?
— No, ¿Sigues siendo soltero, verdad? No quiero sorpresas a última hora.
Paso una mano por sobre su hombro, acortando nuestra distancia y coqueteándole abiertamente.
— Sí ¿Por qué? ¿Vas a presentarme como tu novio?
Detallo cada parte de su rostro, sus ojos, sus largas pestañas, su pequeña nariz y finalmente sus carnosos labios que me tientan a besarla.
Nos miramos fijamente a los ojos y susurra.
— No sería tan mala idea.