No sé por que fue que ella decidió quedarse a mi lado esa noche, no sé qué era lo que buscaba o hacia dónde iba, no lo comprendo, ella tiene una familia, tiene sustento, sus padres seguro sólo piensan en lo que es mejor para su educación y futuro. ¿Por qué esta ella en un lugar como este sanatorio junto a un hombre que a penas conoce?
Las preguntas no dejaban de pasar por mi mente y cada vez eran más difíciles de encontrarles respuesta alguna, temía que de pronto se sintiera incomoda conmigo o quisiera irse, fue extraño cómo me importaba tanto lo que creyera de mí.
-Señor, ¿está bien si me quedo aquí por un tiempo? No me gustaría volver a mi casa aún, le aseguro que no le daré problemas.
Sus ojos se llenaron de lagrimas que brillaban en reflejo de la luz de la luna llena en esa noche, sus labios se apretaron para no derramar llanto y cuestioné nuevamente su decisión.
-¿Por qué haces esto?, ¿Por qué quieres quedarte aquí en lugar de ir a tu hogar?
-Un lugar tan frío y solitario no puede llamarse hogar, señor.
La expresión en el rostro de la joven me hizo especular que había escapado de su casa, también me impidió seguir interrogando la, pues algunas de mis preguntas le parecerían un tanto groseras, sin modales o insensibles, por eso me detuve y decidí otorgarle el silencio, ella me diría cuando estuviera lista para hacerlo, no podía insistir en respuestas que tal vez ni siquiera tiene.
La noche cayó tan minuciosamente, sólo la luz de la luna nos alumbraba a la chica y a mí, entonces supe que el silencio de aquella habitación sería perfecto para finalizar esa conversación.
Pasaron así las horas y un profundo sueño se apoderó de mí, comenzaba a descansar como hace tiempo no lo hacía, me sentía tranquilo, lo cuál era un tremendo milagro. De repente, todo se volvió turbio, una pesadilla se manifestó como olas del mar atravesando la costa, sin previo aviso, un escalofrío recorrió mi cuerpo y la tranquilidad me abandonó. Dentro del sueño yo estaba en una habitación junto a una mujer, no pude ver su rostro pero sus brazos pálidos y fríos se acercaban a mí, con intención de rodearme con ellos. Su aroma, fue lo que destacó más en ese momento, olía a sangre, era sangre fresca, no había dudas, miré hacia el piso de madera y también estaba cubierto por un gran charco de sangre que llegaba hasta mis pies, los cuales por alguna razón, se encontraban descalzos y fríos, el olor se esparció por todo mi cuerpo. Solamente era un sueño pero, parecía que en realidad estaba oliendo la sangre, me desperté del impacto, miré alrededor, estaba a punto de salir del sol, al instante sentí cómo de mi nariz escurría un líquido, claro, era sangre, estaba escurriendo sangre y olía tal como en el sueño. Me asusté tanto que ni siquiera noté que la pequeña niña no se encontraba por ningún lado de la habitación.
-¡Ayuda, por favor! ¡Hagan algo, me estoy desangrando! ¡¿Están sordos?! ¡Me desangro, demonios!
El personal acudió pronto a mis gritos de auxilio, lograron estabilizarme y detuvieron la sangre, para entonces ya sería mucho más difícil retomar mi sueño, el reloj de la pared apuntaba poco más de las 7am. Fue hasta ese punto que pude percatarme de la ausencia de la pequeña.
-¿Niña?... ¿Dónde estás niña?
Busqué en todos los rincones pero no la encontré. Dieron las 8.30am, la hora estricta para que todos se levantaran de sus camas y salieran a tomar aire fresco en el gran jardín. Eso según las ordenes de una voz femenina que se oía en cada pasillo.
-Al menos podré tener un tiempo para relajarme o para pensar en cómo salir de aquí, también tengo qué averiguar a dónde se fue la chica. Pensé mientras bajaba hacía el jardín. cuando llegué, las otras personas me miraron extrañados, algunos parecían como si me conocieran de toda la vida, unos de ellos hasta me saludaron con cordialidad. Todos estaban siendo acompañados por un miembro del personal de blanco. Por supuesto, yo tenía al mío, lo cuál me molestó porque yo no necesitaba compañía.
El director del lugar se reunió con nosotros, parecía estar observando cada movimiento que hacíamos pero, estaba más interesado en lo que y hacía, no me sacaba de la mira, era difícil poder hacer algo para tratar de escapar con él director mirando todos y cada uno de mis movimientos, sus colegas, los demás doctores y doctoras, hacían lo mismo que él.
-¿Qué tanto miran? Será casi imposible escapar si ellos siguen mirando. Me acerqué a unos arbustos de los cuales se asomaban pequeñas flores blancas, jamás había visto tal singularidad, las tome entre mis dedos y arranqué sólo una de ellas. Por alguna razón me recordó una voz tan dulce, una voz que probablemente escuché en algún punto de mi vida, era una voz madura y femenina, esa voz repetía i nombre dentro de mi cabeza sin cesar. Para cuando volví a la realidad, una lagrima resbalaba por mi mejilla. El viento la secó en un instante, era frío, corrosivo, se llevó la pequeña flor que había cortado.
-Señor...
Una pequeña voz apareció al otro lado del arbusto. Era ella, la niña que me siguió hasta aquí.
-¿Dónde estabas? Desperté y no pude encontrarte
-Discúlpeme señor, recorrí este jardín un momento, es hermoso de madrugada. Estoy fascinada porque hay muchas flores de todos los tamaños. ¿puedo decirle un secreto?... El blanco es mi color favorito.
Creí que aún seguía dormido, todo esto era como un sueño, ella nunca me abandonó. Permaneció conmigo en este lugar.
-Ayúdame a buscar una salida de aquí, niña.
-Pero, ¿por qué desea irse de aquí, señor?...
Su pregunta me hizo pensar en el día que la conocí. Casi no recordaba ya lo que era mi vida estando en las calles.
-En este lugar usted tiene una suave cama donde dormir, comida y compañeros también.
Insistió la pequeña, tratando de persuadirme para que me quedara aquí, admito que tenía argumentos realmente interesantes pero aún dudaba si éste sería un buen lugar para mí. El tiempo de estancia en el jardín terminó para todos los internos. El director, con ayuda del personal, comenzó a llevar a cada uno de los que estábamos en el jardín hacia el gran comedor, el horario indicaba el tiempo especifico de tomar el desayuno. Todas las actividades estaban perfectamente ordenadas. Al entrar nos entregaron un gafete con un código personalizado para recibir nuestros alimentos. Pidieron que formáramos una fila frente a una ventanilla que despachaba la comida. Yo estaba demasiado hambriento y me formé entre los primeros pero, alguien se molestó y me empujó, ocasionando una ligera pelea de la cuál casi todos los que se encontraban ahí, fueron participes. El personal a penas pudo controlar la situación, me apartaron un poco de la fila y me entragaron mis suministros por separado, los demás no dejaban de gritar cosas incomprendibles.
Editado: 03.01.2022