18 de Septiembre, 2020.
Necesito agradecerte.
Te agradezco porque amo absolutamente todo por lo que pasamos.
Amé cada mirada, cada beso, cada abrazo, cada caricia, cada segundo. Amé tus berrinches, tus alegrías, tus enojos, tus celos, tus malos momentos, tus consejos, tu locura y también tu lógica, tú forma de pensar, tú forma de ser. Amé cómo es que me hacías sentir, como es que en ocasiones me ponías tan nerviosa que ni siquiera quería mirarte. Amé cómo es que tus abrazos me hacían sentir tranquilidad absoluta. La verdad es que seguramente voy a extrañarlo. No imaginé que actuarias de esa manera.
¿No podías solo decir que querías intentarlo con alguien más? ¿Porque ocultarlo? ¿Porque dejar que me enterará en otra boca?
Mi culpa fue no demostrar correctamente mis sentimientos, pero, ¿sabes que? no siento remordimiento, con tus acciones, me siento liberada, de hecho, muy liberada, porque de todas las cosas que pude haber hecho para retenerte, ninguna hubiera funcionado.
Evitaste muchas lágrimas a futuro, si bien lo he llorado, no tengo nada de lo que pueda arrepentirme, sin embargo, si tengo muchas preguntas y solamente voy a resumirlo a una. ¿Que tan cobarde realmente eres como para no haberme dicho las cosas tal y como las sentías?
Hablabas de que yo le daba muchos rodeos a las cosas, y sin embargo mírate, no tuviste la fuerza para decirme las cosas y romperme el corazón tu mismo.
Gracias por eso, también. Gracias a ti, tengo un libro más.