Casada con... Él

Capítulo 4


 

 

    ──El verdadero amor perdona, Eva ──dijo mientras se cubría con las sábanas, ¿está intentando mortificarme?──, siempre recuerda eso.

    ──No, el verdadero amor no traiciona. Todo lo quieres ajustar a tu conveniencia, Aaron. Estoy harta de esto, no quiero que te canses de mí, pero tampoco debo apoyarte todo.

    ──¿Crees que para mi es fácil? No les puedo decir a mis amigos que estoy casado con una niña de trece años ¿qué crees que dirían o harían? A menudo recibo tentaciones, creen que estoy soltero, y me buscan chicas para... como ellos dicen, "Ligar" y no es fácil, Eva; no lo es. Nunca te he traicionado, y... créeme que esas chicas no están nada mal ──Lo último lo dijo casi en un susurro.

    ──¿Me estás diciendo en mi cara, que esas chicas son mejores que yo?──pregunto con asco── No tienes vergüenza Aaron ──Me doy la vuelta en la cama para no mirarlo, realmente estoy muy enojada. Se acerca un poco a mí, pero lo detengo── Ni lo pienses.

    Finalmente me acuesto tratando de destensar mis músculos y así relajarme, pero no he logrado dormir. A media noche siento fuertes escalofríos y me pongo alerta, escucho ruidos muy extraños de origen desconocido. Dejamos la puerta del baño abierta y no he podido parar de ver hacia allí, es como si sintiera que en cualquier momento saldría una sombra a devorarme.

    ──Te amo ──susurra Aaron, creo que ya se durmió.

    Siento como sus gigantescos brazos me toman en un abrazo protector y el calor de su aliento sobre mi cabeza. Pienso en gritarle que me suelte; pero tengo miedo, y en este justo momento necesito de su protección. Descido abrazarlo a él también así que me doy la vuelta devolviendole el abrazo, coloco mi cabeza en su pecho para escuchar sus latidos, y cierro los ojos, descubriendo que de esa manera todo el miedo que sentí y los ruidos que escuché desaparecieron. Poco a poco mi respiración se va relajando hasta volverse ligera presentandome al señor sueño, quien me hace volar hasta una esponjosa nube amarilla para permitirme quedar rendida de una vez por todas.

    ──¿Por qué me dejas aquí Aaron? Dijiste que solo veníamos de visitas.

    ──Me cansé de ti, Eva ──diijo mientras abría la puerta de su relusiente jeep blanca── Hasta nunca.

    Y se fué, sin mas que una expresión de burla en su rostro, papá tiene razón, soy un ser desgraciado, sólo mi madre me quiere. De momento todo empezó a descolorarse, hasta que mi vista panorámica quedó en grises.

    ──Qué nos pasó? ──pregunté a la nada. Luego, de la nada, y que ironía, aparece mi madre:

    ──Llamó ayer y dijo que no servías, que te quería devolver.

    ──¿Por qué lo hizo mamá? ¿porque hacerme promesas y llegar tan lejos para luego volver y abandonarme aquí. Lo odio ¿sabes? Es un maldito.

    ¡Eres un desgraciado Samberdy!

    ──¡¿Por qué?! ──grito y me siento caer de lo más alto de un gran edificio y luego aterrizar bruscamente en algo... ¿acolchado?── Oh ──digo al descubrir que sólo fue un mal sueño.

    ──¿Por qué, qué? ¿qué pasa? ──pregunta Aaron desorientado mirándome desde la puerta de la habitación.

    ──No lo hagas, por favor.

    ──¿Que no haga qué? Milca.

    ──No me dejes..., nunca, por favor...

    ──No te voy a dejar ──respondió y se acercó para acariciarme el pelo──. Te amo; ahora duerme, hoy es sábado y saldremos en la tarde.

    ──¡No...! ──grito dudosa── ¿Dónde?

    ──Es sorpresa ──responde, yo me dedico a recuperar el sueño perdido.

    Tras lograr un corto y a la vez placentero sueño, volvió la pesadilla anterior, pero esta vez no estaba en mi casa, sino que de momento todo se desfiguró y aparecí en la que fue mi habitación por años. Luego pasó lo mismo que en el otro sueño.

    ──Milca, ya despierta. Despierta que se nos va a hacer tarde.

    ──¿Uhm? ──Me encuentro un poco desorientada.

    ──Vamos. ──Ordena, luego de eso empieza el movimiento y nos preparamos para salir.

    Empacamos ropa, revisamos que todo esté listo en casa, fuimos a la gasolinera a llenar el tanque y aquí estamos ahora, e la reluciente jeep blanca de Aaron, drifrutando (él disfruta) del silencio que nos brinda este escenario.

    ──¿A dónde vamos? ──pregunto por quinta vez mirando a Aaron, en realidad me siento preocupada por lo que soñé anteriormente y no puedo evitar preguntar.

    ──Ya te lo dije, un amigo me prestó una linda casa para que pasemos un rato agradable, ya lo verás, es muy bonita, te aseguró que te gustará ──respondió.

    ──¿Dormiremos allí? ──No sé por que me afectó tanto esa pesadilla; pero no puedo evitar llegar a la paranoia.

    ──Sí, Eva, dormiremos allá. ──Suspiró, que ya estaba harto era evidente, por lo que consideré que hacer silencio por un momento no le haría daño a nadie.

    Me callé por más de trece minutos a los cuales tuve que contar para no olvidar mi propósito y volver a irritar a mi marido con otra oleada de preguntas. Todos mis esfuerzos por lograr el récord de los quince minutos se esfumaron al sentir que el silencio se estaba tornando demasiado incómodo y tener la necesidad de romperlo de alguna forma.

    ──Oye, ¿por qué no ponemos música?

    ──No me gusta la música en español, Eva──dijo con sequedad prestando aún más atención al camino, al parecer algo le aturde.

    Me permito un largo suspiro y no vuelvo a hablar sino que para decirle "no" cuando me preguntó si tenía hambre, y cuando llegamos a nuestro destino.

    ──¿Es aquí? ──Inquiero.

   Él asiente en respuesta así que entramos. Si bien la casa no es grande el lugar me parece más que acogedor, al entrar a la sala veo la sencilla decoración a juego con los muebles de pajilla. Lo que más noté es que todo, a parte de los muebles por supuesto, está pintado de azul, en su mayoría tonos claros.

    Aaron me presentó el comedor y  comimos en silencio, yo no tenía algo que decir y al parecer él tampoco.  Al poco rato me senté en uno de los delicados muebles de pajilla y después de reposar la comida por un buen rato, escucho a Aaron llamarme desde alguna parte, camino obediente a sus palabras y lo escucho gritar mi nombre varias veces pero no he logrado descubrir en dónde se encuentra exactamente. Después de una corta búsqueda lo encuentro de espaldas a una... ¿charca azul...? La he visto en peliculas y si no me equivoco un par de hoteles a los que hemos ido las tienen pero nunca he entrado a una, es más, me atrevo a decir que es lo más lejos que he llegado a estar de una.




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