Casada Con Mi Jefe. Saga: New York City N° 1

Capítulo 19

La música comenzó a sonar y con ella la ceremonia dio inicio, los novios estaban nerviosos; pero esos nervios no eran tanto por la boda, si no por los sentimientos no definidos que sienten el uno por el otro.

Las damas ingresaron a la carpa primero. El lugar era gigante, albergaba a cientos los de invitados; cuando fue el turno de la novia todos se quedaron sorprendidos por la belleza de esta, la elegancia que denotaba era increíble. Pero ella no se fijaba en la mirada de los invitados sino en el hombre que tenía frente a ella.

Alexander se veía increíble con una traje blanco marfil, y una corbata dorada, era el hombre más guapo para ella.

Él siempre ha pensado que ella es linda pero al verla… se quedó idiotizado por su belleza. Decir que estaba hermosa no le hacía justicia a la mujer que se dirigía hacia él.

Ambos se estaban observando como si los invitados no existieran y solo fueran ellos en ese lugar.

Al llegar Jason le dio la mano de su hermana y le dijo.

—Te llevas una gran Joya, valórala.

—Lo hare— aseguro Alexander tomando la mano de Paige y ayudándola a colocarse a su lado.

—te vez hermosa— le susurro con una sonrisa.

—Gracias— acepto ella nerviosa.

La ceremonia pasó sin interrupciones.

Algunos fotógrafos no perdían la oportunidad para tomas fotos del evento. Cuando ya estaban a punto de llegar a lo último, los novios estaban muy nerviosos.

—William Alexander Ambrosetti. ¿Aceptas a Madeleine Paige Evans como tu legítima esposa?

—Acepto— dijo Alexander seguro de su decisión.

—Y tu; Madeleine Paige Evans. ¿Aceptas a William Alexander Ambrosetti cono tu legítimo esposo?

—Yo...— y se quedó en silencio un momento. Giro su rostro y observo rápidamente a su jefe. “Todo sea por Mely, Paige” repetía para ganar valor— Acepto.

—Si no hay ninguna objeción; los declaro Marido y Mujer; puede besar a la novia.

Alexander la tomo de la cintura y la miro a los ojos, esos ojos que en este momento se encontraban cristalizados, no sabía si de emoción o de tristeza pero verla en ese estado fue como sentir una apuñalada en el estómago. No quería verla así. Coloco su mano izquierda sobre su mejilla y la beso de forma dulce, tratando de darle consuelo.

“Estaban juntos en eso”

Cuando los labios de Alexander se posaron sobre los de ella. Le invadieron mil sensaciones, tristeza, anhelo, ansiedad y deseo por el hombre que la estaba besando como si tratara de hacerla olvidar toda su tristeza en un solo beso.

Lo peor de todo es que funciono, ese beso despertó en ella ese sentimiento de felicidad y esperanza que últimamente trataba de quedarse en ella.

Cuando se separaron; Martha se aproximó para entregarle a la pequeña Mely, la cual cargo inmediatamente.

Alexander al ver a su mujer y a su hija se sintió completo, tomó a Paige y beso a su hija en la cabeza. Gesto que fascino a los presentes.

—Les presento a la Familia Ambrosetti.

Todos aplaudieron felices por la boda, en ese momento empezaron la felicitaciones a la feliz pareja.

Fueron pasando al área de banquete, se ubicaron por orden de mesa; Alexander cargaba en este momento a la bebé y Paige estaba a su lado sintiéndose feliz.

Al final; todo se resumía a ese sentimiento.

—Yo también quiero felicitar al nuevo matrimonio— y al escuchar esa voz se perdió la felicidad de ambos.

— ¿Qué haces aquí?— le pregunto Alexander enojado, él no la había invitado.

—Soy amiga de la familia, querido; no necesitó invitación— respondió Alisson con una sonrisa maliciosa.

Paige estaba sorprendida por ver a Alexander tratarla así.

—Vete, hoy no eres bienvenida en mi casa...

—La casa de tus padres querido, recuérdalo— se giró y se encamino hacía una de las mesas.

—Paige. Te juro que no la invite, no sé qué hace aquí...

—Alexander cálmate— le dijo Paige tranquilizándolo tomando su mejilla—sé que no la invitaste, yo revise la lista de invitados ¿sí?, sé que no es tu culpa.

Alexander se sentía mal, justo ahora tenía que aparecer Alisson; él no quería que nada le arruinara el día a Paige. La tomo de la mano y con la bebé en brazos se encaminaron a la fiesta.

Edith Baxter había realizado un trabajo sensacional con la organización del evento.

—Señores Ambrosetti, ¿Me permiten una fotografía como familia?— les pregunto uno de los fotógrafos contratados para el evento.

—Claro— respondió Alexander, Paige tomo a la pequeña Mely y se colocaron de frente dejando a la bebé en el centro, el fotógrafo empezó a tomar diversas fotografías, hasta que les dijo.

—Sé que es atrevido, pero ¿cree que puede darle un beso a su esposa señor?—dijo el fotógrafo con temor a la reacción del implacable Alexander Ambrosetti, pero este solo sonrió y beso a su mujer; el camarógrafo capturo la escena y se retiró agradecido de haber obtenido la mejor fotografía de la boda.



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En el texto hay: matrimonio, romance, amor

Editado: 10.01.2020

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