—¿Y si decimos que estamos enfermos y nos quedamos en la cama toda la tarde? — dijo Alexander mirando como su esposa se colocaba un vestido.
Él se encontraba acostado en la cama, no quería levantarse; esa noche era su segunda despedida de soltero pero no tenía ni el más mínimo deseo de ir.
A pesar que les dijo a sus amigos que no era necesario ellos no le hicieron caso y han planeado una fiesta para él.
Pero eso no era lo peor para el empresario.
Su hermana. Amanda, se había encargado de hacerle nuevamente una a Paige, cosa con la que él no estaba de acuerdo. No quería imaginarse a su mujer rodeada de bailarines y camareros.
El llevaba puesto únicamente un chándal deportivo, tenía tiempo para alistarse en cambio Paige se iría más temprano. Acababa de salir del baño y mientras la observaba cambiarse mil y un ideas pasaban por su mente.
Ver su vientre un poco abultado, hacía que su cavernícola interior saltara de alegría. Su futura hija se encontraba ahí esperando para salir.
—A pesar que su propuesta es llamativa debo declinar su invitación— dijo Paige caminando hacia la cama, su pelo se encontraba suelto y no llevaba zapatos. Se subió a la cama y lanzo una de sus piernas alrededor del torso de su esposo.
De esa forma estaba a horcajadas sobre él.
—Tu hermana a planeado una fiesta para mí y le prometí no faltar— dijo Paige acariciándole el pecho.
—¿Por qué tenían que hacer fiestas? Ya estamos casados.
—Tienes razón. Pero la fiesta también es para olvidarnos un poco del estrés de la boda— Se inclinó y le dio un pequeño beso en sus labios.
—No quiero que vayas. Amanda es capaz de contratar un stripper solo para ti.
Paige lanzo una carcajada. Nunca le había confesado a Alexander que en su primera fiesta su hermana ya había contratado a un bailarín.
—Es enserio — dijo Alex tomándola de las caderas— no te quiero cerca de otros hombres.
—Y ya empezamos con la posesividad— dijo Paige antes de besarlo— si no quieres que me acerque a ningún bailarín señor Ambrosetti. Tú también tienes totalmente prohibidas a las bailarinas.
Alex sonrió. Le encantaba cada vez que Paige le regresaba una de las suyas.
—está bien, amor. Nada de bailares por esta noche. Además— Alexander giro rápidamente dejándola debajo de su cuerpo— en este momento tengo todo lo que necesito.
Y ahora fue el quien la beso. Metió una de sus manos en el cabello de ella y le sostuvo la cabeza para besarla como a él le gusta.
Paige enrollo sus manos en el cabello de él y lo sostuvo contra su rostro. Una de las manos de Alexander comenzó a acariciarle las piernas y se adentró bajo la falda del vestido.
Tomo una de sus piernas y la enrollo en sus caderas para presionarse contra ella haciéndola soltar un suspiro.
De forma automática Paige enrollo su otra pierna apresando las caderas de Alex.
—Sabes que se nos hará tarde ¿Cierto? — dijo Paige acariciándole las mejillas.
—Que esperen. Ahora te quiero solo para mí— movió sus manos y las coloco en los senos de ella antes de besarlos sobre el vestido.
—Alex espera... — jadeo Paige. Desde hace semanas se encuentra demasiado sensibles debido al embarazo y sus senos son uno de sus puntos débiles. Pero claro... su esposo lo sabe y lo ocupa en su contra.
El la ignoro y siguió besando y acariciando hasta que Paige no lo soporto mas y tomo su cabeza para volver a besarlo.
Alexander la abrazo a su cuerpo disfrutando de sentir como su esposa pierde la compostura.
—Hola chic...! AH POR DIOS¡ —Grito Amanda cerrando la puerta de golpe.
Paige y Alexander se separaron rápidamente al escuchar el grito de Amanda. Giraron a ver la puerta pero esta ya estaba cerrada.
—La voy a matar— dijo Alex entre dientes haciendo reír a Paige.
—Debes aceptar que tu hermana tiene talento natural para encontrarnos en una situación comprometedora.
—Querrás decir para arruinar nuestros momentos. ¿Por qué no toca la estúpida puerta? No es tan difícil.
—¡Si ustedes controlaran su calentura yo no tendría problemas! — grito Amanda desde afuera al escuchar a su hermano.
Ella había llegado a recoger a Paige y a ver a su sobrina la cual llevaba en brazos. No podía creer todavía el talento que tenía para encontrarlos siempre a punto de quitarse la ropa. Ella no estaba segura si era ella la que siempre los encontraba así...o eran ellos los que solo pasaban de esa forma.
Unos segundos después la puerta fue abierta por Paige y la invito a pasar al interior de la habitación.
—Ustedes son increíbles. Mely apenas tiene un año y ya la quieren traumar— dijo abrazando a la pequeña.
—¿ita? — dijo la pequeña confundida. Mely estaba aprendiendo hablar, podía decir ya varias palabras. A veces lograba hacer oraciones cortas.
—Nada cariño. Solo que tus padres planean traumarte a temprana edad con la conversación de la abejita y la polinización— Alex abrió los ojos sorprendido y se puso en pie.