Casada Con Un Inmortal [ Libro 1 ]

Capítulo 9 - Ashley.

Tras romper Geovanni el contrato los meses trascurrieron veloces. Yo había dado a luz, lo pasé mal pero me reconfortó tener a mi esposo junto a mi. Ver a Geovanni cargar con la pequeña bebé que había nacido de mi, hizo que olvidara todo lo demás. Cuando Geovanni me la entregó pude comprobar que nuestra pequeña no podía ser mas bonita. Me emocionó ver que hasta mi madre derramó unas lágrimas al conocer a su nieta, ella que tan orgullosa era y que nunca parecía llorar por mi... lloraba por la llegada de mi hija, su nieta. Mi madre se enorgullecía diciendo que sería hermosa y que muchos hombres pedirían su mano. A Geovanni eso le molestaba y mi madre aprendió a no decir esas cosas delante del orgulloso padre, incapaz de creer que aquella personita que solo lloraba y dormía... Crecería, sería tan feliz como estuviera en nuestras manos y que un día conocería a un muchacho que la amaría. 

La llenaría de tanta dicha y desdicha como él me había llenado a mi.

 

 

Y así llegó el día de mi veinte cumpleaños y aunque yo prefería no celebrar nada, mi madre se las había apañado para organizar una pequeña cena. Solo serían algunos invitados mas allegados.

 

- ¿Elisabeth ya duerme?. - Me preguntó mi madre mientras me arreglaba el cabello. Ella ya estaba lista para la cena, bella y deslumbrante como siempre. Yo en cambio aun estaba en bata mientras mi esposo se vestía en la otra estancia del dormitorio.

 

- No, su nana está con ella. - Respondí y la miré a través del cristal. - ¿Has invitado a don Esteban?.

 

- A él y a sus hijas. - Contestó mi madre.

 

- ¿También a Estela?. - Pregunté molesta.

 

- Estela y yo tenemos muchas cosas de las que hablar. - Fue su respuesta. Me miró en el espejo y sonrió. - Estás hermosa, Geo caerá a tus pies.

 

- Hace tiempo que caí, Regina. - Oímos la voz de Geovanni que apareció mientras se anudaba el nudo de la corbata. Yo sonreí con falsa modestia, me encantaba saber que Geovanni estaba ya rendido a mis pies... del mismo modo que yo estaba rendida a los suyos. 

 

- Lo se, Geo. - Mi madre caminó hasta él ofreciéndose a ayudarlo y Geovanni se lo permitió. Parecía increíble pero al final mi madre había acabado aceptando la propuesta de matrimonio de don Esteban, y en el plazo de tres meses dejaría de ser la señora Regina Santos, para ser oficialmente la señora Regina Caldo. Estaba convencida de que físicamente don Esteban no era su tipo, pero le atraía la idea de ser la señora de un caballero del estatus de Don Esteban. - Aun me preocupa casarme y dejaros solos. - Habló mi madre mientras anudaba la corbata de Geovanni. Sus dudas eran chistosas, ella no era de dudas, ni de pudor, mucho menos de modestia pero sabía fingirlas muy bien.

 

- Ashley, Elisabeth y yo estaremos bien. Además, las puertas de nuestra casa estarán siempre abiertas para ti. - Respondió Geovanni que veía conveniente ese matrimonio. Mi madre sonrió orgullosa y yo me pregunté si Don Esteban satisfaría a mi madre en todo, si ella sería dichosa con él. 

 

 

Los invitados comenzaron a llegar puntuales, y como era de imaginar Elisabeth se volvió el centro de las miradas y de la atención de todos.

 

- Es tan bonita y achuchable. - Candela sonrió abrazando a mi hija. Siempre que Candela la veía no dudaba en tratarla como una muñeca.

 

- Vas a ahogar a la niña. - Saltó Estela a su lado, igual de altanera que siempre. Candela la miró y sus mejillas se prendieron al escuchar la pregunta que Toby Osmo, soltó al acercarse.

 

- ¿Cuando te animas a tener una muñequita como Elisabeth?. - Yo sonreí y al mismo tiempo oímos como Estela soltó una risa burlona.

 

- Primero tendrá que buscarse un marido y eso ya está difícil. - Los tres la miramos y Estela se defendió diciendo. - No he dicho nada que no sea cierto. Hasta padre teme que se quede solterona. - La víbora escupió su veneno mirando por encima del hombro a su propia hermana. Candela me entregó a Elisabeth y se marchó rápidamente de allí.

 

- ¿Siempre tienes que ser tan cruel con ella?. - Preguntó un molesto Toby a su hermana prestada. Estela se encogió de hombros y se alejó como si nada en dirección a Geovanni, don Esteban y mi madre.

 

- Un día se muerde y muere envenenada. - Dije entonces yo y Toby sonrió por mi comentario.

 

- Buscare a Candela. - Asentí y lo vi alejarse rumbo hacia donde habíamos visto ir a Candela. Miré a mi pequeña Elisabeth y le sonreí con gracia.

 

- Ni se te ocurra ser de mayor, una víbora como Estela. - Elisabeth sonrió con una risa que enamoraba y se abrazó a mi. 

 

 

Mas tarde, después de degustar de deliciosos tentempiés pasamos al comedor. La nana de Elisabeth me hizo el favor de llevársela a dormir mientras yo me senté a la mesa para disfrutar de la cena y de los invitados. Como era de esperar el tema principal de conversación durante la cena fue la futura boda de mi madre y don Esteban, y como marchaban los preparativos de esta. Durante toda la cena Candela casi no habló y no era de extrañar después del comentario recibido por su propia hermana, no fui la única en darme cuenta de lo incómoda qué se sintió allí pues su hermano prestado Toby, se la pasó pendiente de ella y no fue hasta entonces que me di cuenta de que a Candela le gustaba Toby. 

 

Tras la cena pasamos a la biblioteca, a excepción de don Esteban que se retiró nada mas acabar la cena. Toby me retó a una partida de cartas y acepté mas que encantada, ya que le había ganado en numerosas ocasiones y se había vuelto costumbre que me retara a una partida de cartas. Siempre se me había dado bien aquel juego y Geovanni en nuestras partidas nocturnas, me había ayudado a mejorar. Me atrevía a garantizar que mi esposo disfrutaba viéndome ganar a su buen amigo Toby, pero me percaté de que esa noche no fue así... Estaba ausente y pensativo.



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En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 25.01.2021

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