Casada Con Un Inmortal [ Libro 1 ]

Capítulo 10 - Geovanni.

- Debiste saber que me echaría atrás, Geo. - Me dijo Nicolás que cogió de la mesa de mi despacho su taza de café.

 

- No me sorprendió. - Respondí serio, puede que hasta molesto con él. Nicolás evitó beber con la mirada clavada en la mía.

 

- Lo lamento, hijo. - Ofreció sus disculpas y volvió a soltar la taza en la mesa. - No me parecía la mejor forma de presentarme ante ella. No con Regina por allí.

 

- Está bien. - Acepté. Me acomodé en mi asiento y Nicolás sonrió.

 

- Sigues molesto. - Se rascó la nuca con una expresión de no saber que hacer. - ¿Me disculpas? - Preguntó. Asentí y lo vi respirar aliviado. Nicolás era la mejor persona que había conocido en toda mi vida, no tenía maldad y rehuía las discusiones. Él había otorgado a mi familia una segunda oportunidad, nos brindó su hogar la isla Luna, como hogar para mis padres, mis hermanos y para mi. 

 

- Seguiré insistiendo hasta que conozcas a mi esposa. - Le respondí. 

 

- Acepto eso y créeme que deseo conocerla a ella y a mi nieta. - Nicolás sonrió y esta vez tomó su taza bebiendo de ella. Eran numerosas las noches en las que Ashley y yo habíamos platicado sobre su padre, ella deseaba saber de él, su nombre, quien era, si vivía pero sobre todo deseaba saber porque la abandonó... Regina egoistamente nunca le contó nada y aun ahora se negaba a hacerlo. En una ocasión Regina me había exigido de forma discreta que nunca revelase a Ashley quien era su padre, a lo que yo le dejé claro que haría lo mejor para Ashley.

 

 

Por la tarde a mi llegada a la mansión fui recibido por mi esposa. No importaba que tal ocupada estuviera, a mi llegada siempre me recibía y yo me había acostumbrado, tal vez demasiado, a ese pequeño detalle. Besé sus labios y Ashley me sonrió después.

 

- ¿Todo bien?. - Me preguntó con las manos en mi pecho.

 

- Todo bien... - Respondí colocando mi mano en su cabeza y acercándola a mi, para besarla en la frente. - ¿Y Elisabeth?. - Le pregunté.

 

- Mi madre la tiene en la sala. - Respondió Ashley. - Vamos a ir a comprarle su vestido para la boda de mi madre y don Esteban. - Asentí. En incontables ocasiones don Esteban me había pedido la mano de Regina y al final ella había acabado aceptando. En tres meses la boda se celebraría en la isla Luna, Regina así lo había querido y para mi fue un placer complacerla. 

 

- Me parece bien.

 

- ¿Quieres acompañarnos?. - Preguntó Ashley con una risa divertida mientras pasó sus brazos sobre mis hombros. - Ir de compras con Regina es de las cosas mas divertidas. 

 

- Creo que rechazaré la oferta. - Respondí con una sonrisa.

 

- Ojalá yo también pudiera rechazar la oferta. - Habló Ashley mas seria entonces. - Estela a quedado en encontrarse con mi madre allí, tienen que ultimar los últimos detalles para el enlace. - Me explicó y en el tono que usó noté la poca gracia que eso le hacía. 

 

- Cuando te canses ordena a Jaime que te traiga y que luego vuelva a recoger a Regina. - Era consciente de la poca estima que Ashley y Estela Caldo se procesaban, yo mismo prefería que cuanto menos tiempo pasaran juntas, mejor. 

 

- Ya. - Ashley bajó sus brazos y antes de poder decir nada mas, los dos oímos la voz de Elisabeth.

 

- ¡Papi!. - Nuestra pequeña se acercó abrazándose a mis piernas.

 

- Geo. - Regina apareció detrás de Elisabeth. Cargué con mi hija y miré a Regina, la conocía desde hacía varios años y sabía que clase de mujer era, sabía lo que debía o no confiar en ella pero desde que Elisabeth había nacido, unido aque pronto se convertiría en la señora Caldo, estaba más vulnerable. 

 

- Buenas tardes, Regina. - La saludé. Regina sonrió observándonos a Ashley, Elisabeth y a mi.

 

- Hacen tan bonita familia.

 

- Gracias, mamá. - Le agradeció Ashley y me miró descubriendo mi mirada posada en ella. Ashley sonrió, con esa sonrisa que me había enamorado en nuestra noche de bodas, aún cuando lo que nos unía era un contrato. No habíamos vuelto a hablar sobre todo lo ocurrido, no después de que ella me confesara todo aquella noche, no después de perdonarla yo. A nuestro regreso de la isla Luna nos citamos con mi abogado y rompimos el contrato.

 

 

Cuando Ashley con nuestra hija y Regina se marcharon de la mansión, yo ya me encontraba encerrado en mi despacho como solía hacer a menudo tras llegar de la oficina y ese día no fue distinto. 

 

Dos suaves toques en la puerta me hicieron levantar la vista de los documentos que revisaba, y la puerta se abrió sin que la persona al otro lado de ella esperara respuesta alguna. 

 

- ¿Puedo pasar? - Preguntó Estela Caldo y me sorprendió su presencia allí. Me levanté del asiento y asentí. Años atrás, recién llegado a la ciudad empecé hacer negocios y entablar amistad con don Esteban Caldo, así fue como conocí a Estela quien al igual que su hermana Candela no era mas que una niña. Ya de mayor fueron varias las ocasiones en la que Estela me hizo saber de su interés romántico por mi y del mismo modo yo le hice saber que mis intenciones para con ella nunca sobrepasaría la de una amistad, era una hermosa chica pero a mis ojos siempre sería una niña pues así la conocí. 

Besé la mano de Estela y la invité a tomar asiento. Los dos nos acomodamos en un sofá y mi pregunta no se hizo desear.

 

- ¿No debías estar con Regina y Ashley?. - Estela cruzó sus piernas y apoyó en sus rodillas sus manos. 

 

- ¿Te molesta mi visita?. - Sonreí y tomé la palabra.

 

- Siempre es grata su visita, Estela. - Estela sonrió a mis palabras y me distraje en su sonrisa, sensual y llena de esa picardía que caracterizaba a la hija mayor de Esteban. Supe al momento que mis palabras no habían sido las adecuadas.



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En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 25.01.2021

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