Me siento mal mandando a seguir a Damir cuando se ha portado tan bien como un buen esposo, amigo y confidente. Solo que esos mensajes se han intensificado a tal punto de mandar todo a la mierda.
Hace algunos días hice los papeles del divorcio, no me siento feliz con esto sin consultarlo con Damir, al menos, debo darle la oportunidad de explicarse, de decirme toda la verdad. La duda me consume por completo y he perdido la confianza en mi esposo y es algo que me ahoga por completo.
Tal vez Romí tenga razón y deba hablarlo con él.
No le he comentado a Tania, mi otra mejor amiga de esto, no por falta de confianza, sino que Nolan es su prometido y mejor amigo de Damir. Quiero evitarme rumores, también que se entere de mala manera de mis sospechas.
Creo que me volveré loca con esto cuando puedo hablarlo con el mismo Damir.
Tomo valor para encarar a mi esposo.
— Cariño, podemos hablar un segundo — Digo con algo de molestia. Solo pensar en un engaño se me estruja el corazón y hace que me enoje mucho — Debo resolver algo muy importante contigo. Tengo una duda y quiero obtener respuestas.
Lo veo revisar su móvil
— Debo salir osita, lo hablamos luego cuando regrese. — Dice — Te amo.
— Pero es domingo, Damir. Debo hablar esto contigo... Es importante.
— Debo irme, adiós, cariño.
Han pasado algunos meses desde la muerte de mi madre, empiezo a sentir a Damir ausente, no es ese hombre que suele ser, no es el mismo de siempre, es como si tuviera a mi lado otro hombre que no es mi esposo.
Al principio de lo sucedido con mi madre todo fue maravilloso, no se apartaba de mi lado, al igual, que mis amigos que solían venir a menudo a verme.
Ha retomado sus huidas a diario, suele llegar a tardes horas de la madrugada, algo insólito, llega tarde a su trabajo, algo que jamás había pasado antes, es uno de los hombres más puntuales. Todo ha disminuido entre los dos, hasta la intimidad se ha ido al carajo, por no decir que nos tocamos dos veces al mes. Es como si mi piel lo quemara, como si le diera asco estar a mi lado, todo es tan confuso.
Debo resolver este asunto, no puedo aguantar más con esto que me carcome.
Esta noche he dormido sola, mi esposo no llego a casa, es algo más extraño, jamás se ha quedado fuera un día desde que estamos juntos.
Esto no me da buena señal, no es bueno.
Me levanto temprano agendando una cita con mi investigador privado, es hora que me dé una vez por todas resultados de la investigación. Quiero saber de una vez con quien me engaña mi esposo.
Mi abuela sospecha que tramo algo, aun así, no se atrevió a preguntarme por el tema.
— Hola, cariño. — Dice mi abuela recién levantada — Buenos días, Maciel.
— Hola, abue, que tengas un buen día.
— ¿Te pasa algo?
— No, nada, solo asuntos del trabajo. — Miento con descaro — Te veo en la noche, recuerda que te quiero.
— Yo igual, mi niña.
Salgo de casa dejando un beso en sus mejillas.
Me concentro en el bello día soleado que hace hoy, veo pasar una madre con su hijo al colegio y sonrió amargamente que eso tal vez no lo pueda vivir, no con Damir. Un cuarto de hora más, estoy en mi despacho revisando algunos casos.
— Jefa, su café matutino de las mañanas — Dice mi asistente — El señor Jonas la está esperando en la entrada, lo hago pasar.
— Gracias, Marcela. Sí, por favor — Respondo quitando la vista de unos documentos para centrar mi mirada en la morena — No quiero interrupciones, por favor. Es algo muy importante, ¿le has brindado algo de tomar?
— Si jefa, ya lo hago pasar.
— Buenos días, señora Yankow. — Saluda el hombre — Seré breve, aquí tiene toda la información que me ha pedido. Su esposo no la engaña. — Me afirma — Siempre se la pasa en su oficina o de fiesta con sus amigos sin incluir chicas.
—¿Seguro? — Suelto — Estoy pagando por su trabajo.
— No le miento, señora Yankow. Si desconfía de los resultados, contrate otra persona.
— Lo siento. Mi secretaria le dará su cheque de pago, que tenga un buen día, señor Jonas.
Me siento una tonta, una mierda completa al desconfiar de mi esposo.
No quiero ser de esas esposas obsesivas que ven fantasmas donde no los hay, todo debe tener una clara explicación. El trabajo nos consume a ambos por completos, en especial, a mí.
Después de los últimos casos que he enfrentado, mi popularidad en los tribunales ha aumentado. No he perdido un caso en los últimos tres meses.
Al contrario de los resultados que me han arrojado que es inocente de mis pensamientos locos, he decidido hablarlo con Damir y arreglar todo este malentendido. Es algo que no puedo dejar pasar, es hora de terminar con esto.
4 de julio
Los abogados somos como los médicos, no tenemos descanso alguno, sin embargo, ayudamos a las personas con nuestra labor y es algo gratificante para uno. Así nos toque trabajar un día festivo. Mañana es 4 de julio y tenía programado mi día para darme una escapada con Damir, al contrario de muchos, a mí me toca laborarlo.
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Editado: 19.01.2021