Aitor
Cuento hasta diez para iniciar el juego de las escondidas junto a mis amigos, Romina, Roxana, Serguéi, Michele y Alan. Sé que las que mejor se esconden son las chicas.
Suelto una carcajada al encontrar al rubio detrás del árbol haciendo un puchero por ser el siguiente en hacer el conteo.
No dudo en mirar al tejado cerca del arbusto para ver al pelinegro tomando una rama para no caer, mientras mi mejor amigo se esconde tras el carro del director.
Sigo buscando en todos lados las chicas, hasta que me he quedado en una sola pieza al verlas escondidas junto a la fuente besándose en un beso inocente.
Las dos al verme se sorprenden mucho.
— No debes decirle a nadie, Aitor, es nuestro secreto, por favor — Balbucea Romí a punto de estallar en llanto. La miro aún sorprendido por lo que vi cerrando mis ojos, creyendo que fue una visión de lo que he visto — Te lo ruego, Aitor.
— Su secreto está a salvo conmigo. — Esboce con calma abrazándolas. — Lo prometo.
— ¿Cuál secreto? ¿Qué no debemos saber? — Preguntan los chicos con interrogación viéndonos fijos a los tres. Observo las chicas quienes niegan — Nos dirán.
— No es nada, solo que Romí no le harán su fiesta de cumpleaños y le da miedo decirles y me pidió que guarde el secreto, aunque ya no lo es.
— Eso era. No seas tonta, Romí, nosotros te haremos una… ¡Cierto, Aitor!
— Claro, chicos.
— Gracias — Me susurran las chicas abrazadas a mi cuerpo regresando a nuestra aula para tomar las últimas horas de clase.
No sé cómo actuar ante lo que he visto hoy.
Me remuevo algo incómodo en mi habitación repasando una y otra vez la imagen de mis dos amigas dándose un beso en los labios, es algo nuevo para mí. No sé cómo debo actuar de ahora en adelante con ellas, como le digo a Serguéi que Roxana no le gustan los chicos, sino las chicas.
El toque en mi puerta me hace espantar un poco abriendo la puerta para encontrarme con el rostro de mi padre que me ve con interrogación, preguntándome si me encuentro bien.
Me niego varias veces mentalmente a decir su secreto, pero debo hacerlo para no actuar de una forma indebida con ellas.
Le confieso todo a mi padre omitiendo que se trata de mis amigas, solo le he comentado que he visto dos chicas dándose un beso, que como debo actuar ante una situación así, ya que veo clase con ellas.
Aunque mi padre insiste que le diga los nombres de las chicas, me niego hacerlo desistiendo que me pregunte más aconsejándome que debo actuar normal con ellas para no hacerlas sentir mal. Dice que debo aceptar los gustos de ellas y no verlas diferentes por tener diferentes afinidades, ante todo debo respetarlas y apoyarlas en todo.
Al soltar algo así me siento más liviano, con menos complejos por lo que vi.
Desde que tengo uso de razón, ellas dos son mis mejores amigas estando a mi lado desde que comencé a caminar. Con ellas he estado en kínder, preescolar, y ahora la escuela. Su secreto está a salvo conmigo. Solo no podré con esto al saber que mi mejor amigo muere por mi mejor amiga, es algo difícil.
La verdad no fue fácil ni bien recibida por los demás chicos cuando se enteraron de que eran pareja, la cara de Serguéi no fue de asco, sino más que todo de decepción por ocultarlo sabiendo que él gustaba de ella.
No fue agradable estar en medio, pero al fin, todos las aceptaron y volvió nuestra amistad hacer igual.
Meditar en todas las contadas veces que he compartido con Romí a su lado me saca una sonrisa de labios. Gracias a ella he conocido la chica más maravillosa, una Minions que se coló en mi vida como una pulga jodidamente hermosa.
Pensar en ella me alegra mis días.
Reviso mi móvil viendo cada una de nuestras fotografías juntos y en cada uno tengo una inmensa sonrisa que nadie puede robarme en estos momentos.
Felicidad.
Felicidad es lo que ella me brinda.
La Minions es una bocanada de aire fresco a mi vida, es mi calma en mis días tormentosos y tortuosos cuando no puedo estar a su lado.
Mi padre se burla de mi cara de enamorado, y ni decir de mi madre que muere por conocer en persona esa chica que le está robando el amor de su hijo y lo tiene más juicioso en casa, haciendo menos fiestas privadas o llegar en la madrugada cada fin de semana.
Por mi chica me he reformado un poco.
Suspiro al recordar nuestra primera vez juntos.
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Editado: 19.01.2021