•Maratón•
~1/10~
•Tú papá ¿¡Qué!?•
•A L E J A N D R A •
Caos. Así se definiría mi últimos días, y no por mi matrimonio con Jonathan sino por el entorno que lo rodeaba, las cosas cambiaron drásticamente para nosotros al alejarnos de ambas familias.
Nos mudamos, dejamos de depender de nuestros padres y ahora estábamos solos, a eso sumarle la presión que Rubén nos había impuesto al exigir un nieto, no queríamos uno. Los dos tenemos en claro lo que queremos en nuestro futuro, y realmente no estoy segura si tener un hijo ahora ayudaría a nuestro plan, tanto Jonathan cómo yo estábamos más que enterados del asunto, en nuestros planes no formaba parte aún un mini-Jonathan o una mini-Alejandra. Y que no queramos un niño ahora no significa que no quiera tenerlo algún día pero.. Tengo 20 años, mi meta en estos momentos no es criar a un niño o niña y tirar estos años de sacrificios a la borda, quiero ser independiente, valerme por mi misma, y lo más importante, estar junto a Jonathan.
Mis pensamientos cambian de rumbo al darme cuenta de que no soy la única asustada en todo esto, mi pequeña Mía debe de estar igual, o peor que yo, y eso me carcome durante los siguientes minutos al nivel de necesitar ir por ella, verla.
En medio de los nervios Jonathan me cuenta que tanto Mía como Christopher ahora están viviendo juntos y mis miedos van en aumento, Jonathan trata de calmarme diciéndome que me tranquilice, hablo con mamá y me dice que no ve a Mía hace dos días y que ella ya formó su familia ¡descarada! Estaba por insultarla cuando Jonathan me tiende su celular para decirme que hable con mi pequeña hermanita, dejo mi ira de lado, cuelgo con mamá para luego tomar esa llamada.
—Hasta que te dignas a hablarme, ¿acaso sabes cómo estoy? ¡Papá quiere un nieto! Me lo dijo al día siguiente de la boda, por Dios en la mesa, ¡cuando desayubabamos joder!
—¡¿Qué tu papá les pidió qué?!, Quiero creer que te negaste, ¿verdad Christopher?
Nada. Absolutamente nada. Rayos.
—¡Christopher!
—Mierda, creí que eras mi hermano, ¿me podrías pasar con el?, por favor.
—Christopher, dime que le dijiste a tu papá.
El miedo me carcomia, Mía era una pequeña, toda esta mierda era culpa mía Dios, ¿porqué?
—¡Oye!, ¿qué clase de enfermo me crees?
—Te negaste.. No pude evitarlo y solté un largo suspiro.
—Obviamente. No se que clase de hombre me crees.
—Christopher yo.. lo siento. Me aterraba la idea de que alguien toque a mi hermanita, no quiero que le hagan daño, no más del que yo ya le hice.
—No sé que te hace creer que yo la lastimaria. Estoy dando todo de mi por esa pequeña, lo que menos me interesa en estos momentos es arruinar su vida más de lo que ya está. Y yo que creí que llegaríamos a llevarnos bien.
—No tenemos por qué llevarnos mal Christopher.
—Entonces debes de entender que no lastimaria a la pequeña.
—Perdón, lo siento ¿si? Sólo me asustó que aceptaras lo que tu padre quería, pero me equivoqué contigo, lo siento. Perdón si llegué a ofenderte.
—Eres su hermana, es clara tu preocupación, está todo bien con respecto a nosotros, pero debes de hablar con ella.
—Era exactamente eso lo que quería.
—Vale, sólo sé sutil, no ha tenido un buen día y lo que menos necesita es que la bombardees de preguntas.
—Lo prometo Christopher.
–¿Ale?