Cásate conmigo

Capítulo 36

Narra Logan

Observó la habitación mientras espero a que ella salga del baño. 

Creía que sería de esas típicas habitaciones con cosas de niñas ricas, sin embargo su cuarto se ve que es de una persona que de hace mucho dejó de jugar a ser la princesa del castillo y se transformó en una mujer seria y madura o tal vez siempre fue seria y jamás le interesó el ser la princesa a la que todos deben ir corriendo a buscar lo que se le antoje.

Me encuentro ahora mirando su estante de libros, los cuales me sorprende decirlo son los mismos que me gustan a mí, muchos de los que tiene ya los he leído y otros que no, me llama la atención el hecho de que son contados los libros que son de Romance y amor, la mayoría son de ciencia ficción y tiene absolutamente todos los libros de Harry Potter y de el señor de los anillos

Decido husmear más tarde u otro día su estante, por lo que me enderezo y me giro para mirar donde suele descansar. 

Que es una cama matrimonial con respaldo color plomo. 

Caminando, lo toco. 

Sintiendo que es blando y suave. La mía no era así, pero me gusta esta, su cobertor es plomo pero más claro al igual que los gigantescos cojines y almohadas muy bien ordenados y puedo observar el color de las sabanas las cuales son blancas con diseños de flores pero también blancas.

Me siento sobre la cama y miro hacia adelante, encontrando una puerta que está al otro lado de los sofás que están en el centro de la habitación, ahí fue en donde se metió Sol. 

Miro desde donde estoy en donde hay una puerta por ambos lados de la cama, el que supongo debe ser el cuarto de ropa. 

—Ya estoy — dice la voz de Sol junto con el sonido de la puerta siendo cerrada. 

—Supongo que a partir de ahora dormiré aquí, ¿No? — le pregunto desde la cama mirando como se torna de un rojizo sus mejillas, haciendo que sonría por lo tierna que se ve. 

—Eso creo — susurra mirando hacia afuera en donde hay dos ventanales grandes — Como puedes ver por donde salí es el baño y ambas puertas junto a la cama van hacia el vestidor y tras estas puertas de vidrio hay un balcón — dice ella apuntando hacia los grandes ventanales pero mirándome.  

—Es cómoda — le digo mirando la cama para luego mirarla. 

—Sí. Es mía, por eso es cómoda — dice ella mirando su cama como si estuviera invadiendo su territorio.

—Lamento recordarte pero ahora también será mía. Igual que — recalcó bajándome de la cama y arreglándome enseguida el traje. 

—Sigue siendo mía. Tú solo eres un inquilino que luego se debe de ir — me corrige ignorando lo último que dije, por lo que caminó hacia ella.

—Dije que no solo la cama será mía… Sí no que tú también lo serás pronto — le digo quedando frente a ella mirándola para contemplar su hermoso rostro y sus rubios y liso cabello que terminan en ondas. 

—Lamento informarte que yo no soy de nadie. En tal caso.. Aún no nos casamos. Por lo que no soy tuya y no lo seré tampoco — dice ella retrocediendo unos pasos para luego caminar hacia mi izquierda que es en donde está la puerta. 

—Ya lo veremos — susurró observando toda la habitación. 

—¿Qué has dicho? — pregunta girándose al abrir la puerta.  

—Nada — le digo viendo como achina sus ojos por lo que solo le sonrió y caminó hacia ella — Te deben estar esperando — le digo cerca de su cara y viendo como nuevamente su mejillas toma un color rojizo — Pareces un tomatito tanto que te sonrojas — le digo pasando por su lado sonriendo y saliendo del cuarto siendo seguido por ella. 

—De qué hablas. Yo no me he sonrojado y menos por ti — dice ella llegando a mi lado mientras caminamos por el pasillo en línea recta. 

—Solo digo lo que veo — le digo mirándola unos segundos para volver mi vista hacia el frente y comenzar a bajar las escaleras. 

—Eso quiere decir que eres daltónico — dice soltando una pequeña risa. 

—No lo creo — le contradigo invadiendo su espacio al tomar su mano con firmeza. 

—¡Qué haces! — exclama en un susurro cuando enredó sus dedos con los míos. 

—Eres mi novia. Eso es lo que hacen los novios si no lo sabías — le respondo encogiéndome de hombros mientras seguíamos bajando las escaleras. yo bien tranquilo y ella bien tensa. 

—¿Es necesario aquí? — pregunta cuando bajamos el último peldaño para continuar nuestro camino al comedor en donde soy guiado por ella.

—Así es — le digo dándole un leve apretón en su mano haciendo que se sobresalte por lo que solo niego con gracia. 

—Odio las muestras de afecto, sabes — me dice mientras seguimos caminando. 

—Me he percatado de eso — le digo pasando al comedor junto a ella siendo recibidos por cuatro pares de ojos sorprendidos, más los otros cuatro que me presento Sol, los cuales si mal no lo recuerdo eran Colin, Oliver y los hermanos que olvide sus nombres, siento que Sol aprieta repetidas veces mi mano, por lo que la miro con el entrecejo fruncido y dejó de caminar al igual que ella — ¿Que pasa? — le susurró.




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