Caso 00 (doble cero)

48hrs antes del juicio

—¡Lira! Vamos que vas a llegar tarde a la entrega de reconocimientos.

—¡Ya voy mamá! ¡Estoy terminando de arreglarme!

—Apresúrate que tenemos que pasar por Dani todavía.

—¡Salgo en cinco!

—Te espero en el carro.

Mi nombre es Lira, tengo dieciocho años y hoy es la entrega de reconocimientos en mi instituto. Es una tradición para el colegio premiar a sus estudiantes sobresalientes, pero hoy, cuando mencionen mi nombre, también dirán mi más reciente éxito: la publicación de un ensayo que escribí acerca del funcionamiento perverso del cerebro humano; o más específicamente: cómo funciona para traicionar y salirse con la suya. 

El hecho de que se vaya a publicar, se lo debo a mi maestra para quien lo escribí; todo empezó como un trabajo escolar, sin embargo, como casi todos mis proyectos, lo convertí en algo que me llamara la atención. Mi padre no está muy entusiasmado con la idea de que se publicara, ni siquiera con el hecho de que lo hubiese escrito, pues dice que demuestra la capacidad de mi cerebro para enredar ideas y confundir a las personas, teme que mi voz se parezca demasiado a la de las personas de las cuales habla mi escrito; el problema con esto: mi texto no es ficticio, y creo que mi padre podría tener razón. 

—¡Lira!

—¡Ya voy papá!

—¡Tu madre y yo ya estamos en el coche!

—¡Estoy bajando!

—Avísale a Dani que vamos saliendo.

—Sí, ya lo hice.

Subimos al coche, recogimos a mi mejor amiga y llegamos al instituto. Al entrar al auditorio, me despedí de mis padres y mi mejor amiga, que sólo había ido a apoyarme, y me dirigí a donde me esperaba mi mejor amigo: Hugo. 

—Hola guapa, ¿emocionada?

—Algo, ¿tú?

—Ya, que va, si yo no soy quien recibe un reconocimiento especial.

—¿Cómo no? Si tú eres el genio matemático del estado. 

—Intento no presumirlo. Por cierto ¿no has notado algo raro?

—No, acabo de llegar, ¿qué pasa?

—No nada, es que siento que la profesora Mayte está actuando medio raro. Hace rato la vi hablando con Santiago.

—Vamos Hugo, Mayte siempre intenta ayudarnos a todos. Mírame, van a publicar un ensayo gracias a ella. Aparte, de seguro sólo lo está intentado calmar, sabes que por más brillante que sea, no le agradan tantas personas juntas.

—Tienes razón, olvida que dije algo. 

—Sólo relájate. 

El director tomó su lugar como maestro de ceremonias, y el evento comenzó, todos tomamos asiento y después de varios discursos por parte de los maestros e invitados en el presídium, nuestros nombres y éxitos comenzaron a ser nombrados. 

Ya pasaron los promedios académicos, donde todos los presentes recibimos un reconocimiento. Empezaron a ser llamadas las áreas de teatro, arte, música. Continuaron con biología, física, química y matemáticas; donde cabe decir que Hugo se llevó la mayoría de los reconocimientos. Y al final, me nombraron por mi ensayo:

—Y, por último, pero no por ello, menos importante, nos gustaría reconocer la capacidad literaria de nuestra alumna Lira Gopin, quien pronto tendrá su ensayo titulado "El funcionamiento detrás de la traición" publicado por el diario The New York Times. Felicitamos gratamente el éxito de nuestra alumna y motivamos a que cont...

¡PUM! Un disparo sonó y una mancha roja comenzó a cubrir la camisa de mi director. A los pocos segundos, su cuerpo sin vida azotó contra el piso y fue entonces cuando el miedo sucumbió a los presentes. ¡PUM, PUM, ¡PUM!Cuerpos caían a mi alrededor, y rojo empezaba a cubrir el suelo. ¡PUM!

Alguien me avienta al piso. Hugo, quien ahora se encontraba junto a mi, me jala hasta encontrarnos debajo del escenario. ¡PUM! Hugo me abraza a su pecho mientras me tapo los oídos. ¡PUM! ¡PUM! ¡PUM!

Pasan alrededor de tres hasta que por fin cesan los disparos, pero no decidimos salir hasta quince minutos después. 

—¿Hugo?

—¿Qué pasa?

—Mis padres estaban entre el público, también Dani.

—¿Tienes tu teléfono? Intenta rastrearlos, no les marques, puede que los que dispararon sigan aquí. 

—Sólo me aparece el celular de Dani. 

—¿Dónde? ¿Puedes ubicarla?

Observo mi teléfono y al activar la brújula, comienzo a caminar hacia la ubicación de mi amiga; no pasa mucho tiempo antes de encontrarla. Cubierto en su propia sangre, el cuerpo de mi amiga yace en el suelo junto con el de la mitad de los presentes. Esto no pudo haber pasado. Mi mejor amiga muerta. Dani muerta. No sé cómo reaccionar, la situación en la que me encuentro es demasiado familiar y todavía no sé por qué. Nos quedamos parados frente al cuerpo de mi amiga hasta que escuchamos una voz lo suficientemente fuerte como para no poder ignorarla. La profesora Mayte se dirige a nosotros con preocupación.

—Niños, que gusto ver que se encuentran bien. ¿Había alguien más con ustedes?  

—No. 

Esa simple palabra fue lo único que mi cerebro pudo formular. Porque después de todo, estaba tratando de comprender qué había pasado y por qué reconocía la situación. La profesora nos dirigió hacia la salida de emergencia que llevaba al estacionamiento del sótano, y justo antes de salir, volteé a ver una última vez la pesadilla que yacía en el auditorio. Observé los cuerpos sin vida y el líquido rojo que se esparcía por los suelos. Sólo pude concluir en algo: no había sido un golpe oportunista, sino un evento planeado y las víctimas previamente seleccionadas. Si estaba en lo correcto, tenía la certeza de que mis padres estaban vivos y que yo sería la principal sospechosa. 

Cuando entramos al estacionamiento, escuchamos unos ruidos provenientes de algún lugar del aparcamiento, unos señores discutiendo y pronto un nuevo disparo ¡PUM! la profesora se sobresalto ante el ruido y pronto le tendió unas llaves a Hugo. 




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