- ¿Cómo que nos vamos? - pregunto algo enfadada -. Tengo otras cosas que hacer.
- Tienes un contrato a seguir.
- Uno en el que se expresaba explícitamente que se me debe contactar personalmente.
- Bueno, en ese caso - se pasa una mano por el pelo y me la extiende-, soy personalmente. Enchanté.
- No me vengas con tonterías y sigue el acuerdo.
- El acuerdo indica que debes presentarte sin dudarlo al lugar donde se te cita.
- También dice que nada de aparatos electrónicos y terceros - defiendo.
- No soy un tercero - comenta algo enfadado a la vez que teclea algo en su móvil logrando que pare de salir agua.
- No estabas en la reunión - digo mientras salgo del cubículo y trato de escurrir el agua de la ropa -. Para mí lo eres.
Él imita mi gesto quitándose, además, los zapatos.
Es complicado caminar con los pies mojados y más si se tienen zapatillas, pero prefiero la incomodidad a que, cuando salga, algún profesor me diga cualquier cosa por estar incumpliendo el reglamento del instituto.
El pelo, por otra parte, es un desastre: está tan empapado que moja mi camisa, consiguiendo que me ponga a estornudar de vez en cuando. Al tenerlo largo no se va a secar fácilmente, razón por la que me lo recojo en un moño mal hecho que se perfectamente que caerá dentro de poco.
No tengo pensado ir con Anderson a algún lado, por lo que salgo del baño una vez he terminado de arreglarme para estar presentable.
Al abrir la puerta observo que el piso está seco, a excepción de unas huellas poco marcadas de los chicos que salieron antes corriendo.
Me detengo abruptamente al no notar el peso de la mochila a mi espalda, intentando recordar dónde la dejé.
- ¿Buscas esto? - pregunta Aaron a mi espalda.
Me giro y lo veo sujetando con una mano el asa de mi mochila, mientras tiene la suya puesta. Ambas están mojadas y, muy probablemente, tendré que pasarme la tarde - si es que llego - con un secador para arreglar el desastre que se hace llamar libros.
- ¿Tan necesitado de atención estás que tienes que coger cosas de los demás para que te noten?
-¿Por qué tan verbalmente agresiva?
- ¿Por qué tan interesado a saber de mí? - pregunto realmente curiosa.
No se que podrá responder pero solo la forma en la que habla me hace sospechar. Y sí, quizá me pase la mitad de mi vida sospechando pero es necesario. No se puede ir de inocente por el mundo porque te comerán vivo. Por otra parte, tampoco se puede ir desconfiando de los demás, pues las personas sacarán en conclusión que eres insoportable.
- Somos compañeros de trabajo. Es lo mínimo que debería saber de ti.
O puede que te cierren la boca de repente, sin previo aviso, sin esperarlo, como acaba de hacer Anderson. Lo que más me asusta es que se que no es ser compañeros de un proyecto del colegio o cualquier cosa trivial.
Se refiere a la resolución de crímenes.
¡¿Nadie se leyó el contrato?!
Para algo se redactó, creo yo. Muchas de las cosas que dije, como que cada vez que llegase a la escena del crimen me trajeran chocolate caliente es algo ilógico, pero lo de querer trabajar sola no.
No me gustan las personas. Terminan traicionándote cuando les surge otra opción mejor, y depende de cómo sea tu vida, duele más físicamente o psicológicamente.
Tristemente, en mi caso es ambas.
Pero no nos desviemos del tema. Volvamos al chico que sujeta mi mochila y que tiene planeado tocarme las narices hasta el día de mi muerte.
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Editado: 05.04.2019