Maldición es una palabra tabú por aquí. Se dice que quien la repite con frecuencia en un tiempo muere por una tragedia atroz. Hay una historia que por aquí la recuerdan con frecuencia, en la cual el bueno del señor F. no estaba en buenas condiciones debido a su vejez, y no paraba de repetir que su pueblo de toda la vida estaba maldito por el diablo. A causa de este alboroto que más adelante provocaría en el pueblo, su hija M.F. la cual cuidaba del pobre viejo, le abandonó, dejándole solo y sin recursos. Su mujer había muerto hacía unos meses antes de la pérdida de su propio ser, esta trágica historia dice que podría haber sido una causa por la cual el viejo loco del pueblo quedó marcado de por vida. Su hija nos confirma que estaba perdidamente enamorado de su madre, tanto que se le llamaba el "loco del amor". El hombre murió, como rumorean en el pueblo, por pena, aunque los médicos diagnosticaron desnutrición y poca higiene. Pero lo que realmente sorprendió a la población fue que ya muerto apareció en su casa sin ojos. El forense se quedó perplejo ante tal situación y llamaron a nuestra comisaría para investigar lo ocurrido. Al no tener pruebas suficientes el caso quedó cerrado y no se volvió a oír del tipo aquel.
Esta mañana, sobre las 9 o así, llamaron con una urgencia inesperada: el cura del pueblo había muerto y no tenía ojos.
En un principio no caímos en que podría tener relación con el caso del loco hasta que A. buscó información acerca de ese pueblo y nos dimos cuenta de que aquél no era el único caso. Solo vimos que la semejanza que se le encontraba a los dos casos era la ausencia de globos oculares. Vecinos confirman que el párroco Don J. repetía en todas sus misas y varias veces la palabra maldición.